Escucho generalmente un programa deportivo radial excelente, pero que se ve desmerecido por la tendencia de varios de sus integrantes de expresar constantemente, una muletilla enfermante: ¡¡¡¡¡¡Digamos qué¡¡¡¡¡¡
Por ello me permito repetir un post antiguo de este blog, que viene plenamente al caso:
Hay algo peor todavía que escuchar constantemente, incluso a nivel de abogados, periodistas y parlamentarios, la horrenda reafirmación de que algo pasó hace años... atrás.
Salvo que alguien me demuestre que determinada situación se produjo hace dos, cuatro o venticinco años adelante, ello suena escalofriante.
Pero hay algo peor.
Peor aún que la expresión tan en boga entre mis colegas relatores deportivos en cuanto a que tal jugador avanza a grandes zancadas... como si fuera posible avanzar a pequeñas zancadas.
Abundan los anuncios del tipo: fulano hablará dentro de 5 minutos más... como si pudiera hacerlo dentro de 5 minutos menos.¡¡
Cierta vez escuché la barbaridad de las barbaridades. Para que terminara un partido de fútbol se dijo que faltaba menos de un minuto más. Tal vez en alguna ocasión faltó menos de un minuto menos¡¡¡¡ Capaz. En una de esas.
Pero hay una muletilla que se ha hecho ya parte del folklore radial y que es peor, mucho peor que todo lo demás junto. ¡¡¡¡¡¡¡¡Digamos qué¡¡¡¡¡¡
Es un anuncio a toda voz, una advertencia suprema en el sentido que vamos a decir... lo que vamos a decir. Para que no haya lugar a dudas. Para que nadie pretenda después que no dijimos lo que claramente advertimos que ibamos a decir.
Es, pensamos, la redundancia más inconcebible y el despilfarro de palabras más elocuente. Y ha creado escuela.
Ahora muchos anuncian pomposamente el "digamos qué" antes de expresar efectivamente lo que se inicia con esa abominable amenaza.
Para terminar, evocaré un famoso programa radial de antaño, llamado La Familia Chilena, en que uno de los personajes, asombrado por situaciones delicadas que sucedían en el libreto, clamaba "Señor, dame tu fortaleza".
Entre los "hace años atrás", los "dentro de 5 minutos más", los "falta menos de un minuto más", y los "digamos qué", yo también clamo con espanto:
¡Señor, dame tu fortaleza!