En Chile, en época de mi infancia, a Santa Claus se le conocía como el Viejito Pascual.
Con los años, derivó en el Viejito Pascuero.
Ese viejito, es el que trae regalos a los niños cada 24 de diciembre, los que son esperados con gran ilusión por todos los pequeños de cada familia, quienes por supuesto no dudan de la existencia del personaje.
Los mayores entre esos chicos, puede que ya no crean, pero por lo general no lo reconocen para estar libres del riesgo de quedarse sin regalos.
Mi nieto mayor tiene 8 años y dudo que todavía crea, pero tiene buen cuidado en no manifestar alguna avería en su fe.
En todo caso, estoy seguro que ni él ni mis otros 5 nietos leen este blog (el más pequeño apenas tiene 2 meses de edad), de modo que puedo darme el lujo de explicar la foto que contiene el presente post.
Quién aparece como Viejito Pascuero es en realidad una ... Viejita Pascuera.
Se trata de mi esposa, María Teresa, cargada de regalos para todos los nietos propios y para los sobrinos-nietos, en presencia de gran parte de la familia más directa, que integran sus siete hermanos, con sus respectivos cónyuges, en medio de la habitual curiosidad de mis suegros en esta fecha, ambos de más de 90 primaveras y que observan con cierto grado de perplejidad a sus bisnietos.
Cuenta mi señora que la tradición de la llegada del Viejito Pascuero en su familia, se ha traspasado de generación en generación.
Al cabo del tiempo, ella ha tomado el relevo, la indumentaria, la barba y los modos de precedentes viejitos pascueros, para solaz de grandes y chicos. De quienes todavía creen... y de quienes alguna vez creyeron.