martes, febrero 28, 2017

Clientes "trabajando" para los supermercados

Resultado de imagen para Supermercados

Hemos llegado a extremos en esto de la automatización. Para mis estimados lectores de Europa pienso que no es novedad, pero aquí en Chile estamos recién en la etapa en que acaban de despedir a mi "colega" de la tercera edad que pesaba las frutas en el supermercado y a otros funcionarios humanos, para instalar no robots, pero si máquinas destinadas a ser usadas por los propios compradores del local. De este modo en vez de que nos pesen el pan, las cebollas o los duraznos, somos los clientes quienes debemos asumir la tarea de los infortunados ciudadanos despedidos por "necesidades de la empresa". 

Como si fuera poco, por supuesto que no nos podemos equivocar al expresar el tipo de tomates que hemos seleccionado,  porque hay varias categorías de ese producto y no debemos errar ni a favor ni en contra. 

Estoy consciente que el progreso del mundo resulta estremecedor. Mis padres Q.E.P.D. si resucitaran en ésta época no entenderían como se puede conversar con algún familiar o amigo que está en Alaska o en la China usando el sistema Skype y que ni siquiera se deba pagar por el servicio, aunque la plática llegase a durar una hora. Recuerdo en mi adolescencia cuando al tratar de contactar por teléfono con alguien que estaba aunque no fuera más que en el sur de mi propio país, me decían amablemente desde la compañía telefónica que había una espera de tres horas.

Sin duda que el mundo en términos de tecnología y en muchos otros aspectos ha tenido un desarrollo explosivo y notable en pocas décadas, pero a la vez  ese progreso admite situaciones como las que expongo que me parecen abusivas. En el caso que menciono, aparte de pesar y etiquetar, de a poco están acostumbrando a los clientes a pagar haciendo uno tanto de comprador como de cajero si usa tarjeta de crédito. Me dice mi hija que no debo extrañarme, porque en su barrio ya es así desde hace mucho tiempo.

Me digo que es la actual realidad mundial y que me conviene acostumbrarme a los nuevos ciclos, dándome por contento por ser cliente y no empleado del lugar, porque a medida que llegan estos adelantos, aumenta la opción de cesantía.

Además me asombra que sin ninguna ganancia para mí, el supermercado elimine costos y que los compradores debamos hacer las labores de pesadores, etiquetadores, cajeros y dentro de poco capaz que también de aseadores del local. Vendré de otras épocas, pero esta realidad tan ultramoderna no me calza.

jueves, febrero 16, 2017

Recordando a Lao


Mi foto

El 17 de mayo de 2016, Lao inició uno de sus habituales escritos  simples y poéticos con estas palabras:
" POR UNOS DÍAS VAMOS AL MAR, LOS DOS IREMOS A DESCANSAR".

Lamentablemente esos "pocos días" nos han llevado a este febrero de 2017, en que el destacado bloguero argentino, de escritos cálidos y profundos, dentro de la sencillez de su estilo, no ha podido regresar a su  querida página. Nos cuenta su hija Magui en la zona de comentarios de ese mismo artículo, que un percance lo afectó lo mismo que a su esposa.

Afortunadamente, nos ha seguido contando Magui, su mamá ya está restablecida y su papá se encuentra también de vuelta en casa.Ella pide comprensión por no abundar en más detalles por respeto a la privacidad de su padre.

Con Lao mantenemos por años un cordial y afectuoso encuentro al pie de nuestros respectivos artículos, en el marco de esas amistades llenas de matices de humanidad que producen los blog, aunque en la mayoría de los casos los interlocutores no se conozcan personalmente.

Estoy al tanto que muchos de mis estimados lectores lo son también de Lao, pero a los que no conocen la categoría de sus escritos les extiendo una invitación a incursionar en su página inmovilizada por el momento, a excepción de quienes le manifestamos constantemente nuestro apoyo al pie de su anuncio de ausencia "por pocos días".

Desde este blog amigo, apreciado Lao, hoy igualmente te saludo con la esperanza de una pronta recuperación, en el marco lleno de amor de tu señora y familia. Qué esos "pocos días" de ausencia que nos anunciaste en el ya lejano mes de mayo de 2016, ahora sí se conviertan en un rápido regreso a este mundo mágico de las comunicaciones modernas.

BLOG DE LAO:
laoescribe.blogspot.cl

martes, febrero 07, 2017

Nombres propios desafortunados


Los nombres que desatinados padres ponen a sus hijos, ya ha sido tema en este blog.
Sucede en todo el mundo y Chile no es la excepción.
Hace algunos años a un pobre bebé lo inscribieron como Camaleón y hoy en día existen desafortunados recién nacidos degradados a tan corta edad, con nombres como Koraparenga, Exekihel, Emarlishaina, Michelanda, Hesteisy y otras joyitas del mismo estilo.

Si la vida de por si es dura para cualquier mortal de nombre común, llamarse Koraparenga supone un camino adicional cuesta arriba, en el colegio, en el barrio y en la vida laboral futura.

Inclusive algunos progenitores muy imaginativos, según información de nuestro Registro Civil e Identificación, le han endilgado a sus hijos nombres de marcas y otros de origen inexplicable. Ya imagino  a una de las víctimas dentro de algunos años en un centro médico esperando turno y que por los altavoces se diga Ashelé Pérez, consulta 4...o bien BrainsPaul- quila González, consulta 10... o tal vez Days Cárcamo, consulta 7...e incluso Safer Venegas, consulta 5. Los  apellidos los agregué como ejemplo, pero los nombres son auténticos de  última generación.

Los funcionarios del Registro Civil chileno tienen la facultad de no inscribir a niños con nombres raros. Si los papás insisten, el proceso se deriva a un juzgado civil. En todo caso presiento que en las dos instancias " pasaron la prueba" porque esos nombres quedaron establecidos oficialmente.

Pero como consuelo, cabe recordar que en México a una indefensa mortal le pusieron Disney Landia, así separadito.


Como dato adicional, los nombres más utilizados en mi país en los últimos 2 años son Sofía y Agustín.

No faltan los Mustafá y Scheherazade, por la influencia de exitosas telenovelas turcas, ni nombres de futbolistas de la selección de Chile, como Alexis y Gary.

Credencial de un niño llamado Shakespeare