Claudio Borghi había hablado por última vez antes de ser despedido como entrenador de nuestra Selección Nacional de Fútbol hace ya mucho tiempo. Sin ningún poder de autocritica, el técnico disparó esa vez a diestra y siniestra culpando incluso a la prensa de una supuesta persecución en su contra, pero agregando que quienes estarían en esa campaña no lo lograrían, porque se trataba de "perros chicos", de raza chihuahua.
Para Borghi las reiteradas derrotas consecutivas en la disputa de un cupo mundialista, en que se mostraba partido tras partido un enorme retroceso, sin claridad táctica, con jugadores que son estrellas en sus clubes europeos, pero que por Chile actuaban pésimo y con irrefrenables brotes de indisciplina que significaban expulsiones, eran de responsabilidad ajena y nunca asumió su ostensible falta de manejo de grupo.
La situación hizo crisis durante un amistoso preparatorio fuera de nuestras fronteras frente a Serbia, en que no solamente perdimos, jugamos aún peor que antes y en que una de nuestras máximas estrellas, Arturo Vidal, se hizo expulsar cometiendo una descalificadora infracción, similar a otra que también le significó tarjeta roja en el partido de clasificatorias contra Ecuador.
Quedaba meridianamente en claro que con una selección tan mal encabezada, o seguíamos cuesta abajo en la redada o se producía un golpe de timón.
Este se generó sin siquiera esperar el regreso de la delegación al país, en una determinación poco elegante en la forma, pero absolutamente esperable, en el peor de los casos un par de días después.
Con nueva dirección técnica, Chile repuntó ostensiblemente y aún cuando perdió con Perú a minutos del final, luego obtuvo una esforzada victoria ante Uruguay, retomando sus posibilidad con miras a estar presente en Brasil 2014.
Lo principal es que nuestro equipo demostró en ambos partidos categoría táctica y una entrega que se había extraviado.
Todo bien hasta hoy, a pocos días de los decisivos partidos frente a Paraguay de visita y con Bolivia de local.
Tras haber sido imposible sacar alguna palabra de Borghi en 5 meses, "El Bichi" no encontró nada mejor, en entrevista con el diario El Mercurio, que arremeter contra los jugadores de su ex equipo, su sucesor Jorge Sampaoli, aparte de otras víctimas de sus dardos envenenados.
Claro. Es cierto. Todos tenemos libertad de expresar libremente nuestros puntos de vista. Borghi también.
Pero si no lo había hecho nunca tras su no reconocido fracaso al frente del equipo que une a millones de chilenos, no era este el momento.
Perfectamente pudo haberse excusado, postergando sus diatribas y descalificaciones para después del los encuentros del 7 y 14 de junio.
Su actitud solamente trae como consecuencia un ruido innecesario y distractivo que saca a la Selección Nacional del fútbol chileno de lo que debe ser su único afán actual, jugar al máximo posible ante guaraníes y altiplánicos.