Hace tiempo que no he vuelto a referirme a mis vivencias en los medios, tras los recuerdos en otros post, de historias experimentadas en, o con relación a radios Prat, Chronos, Balmaceda, Chilena y Minería.
(Esos post son ubicables más abajo, o en archivo 2006).
Esta vez voy a contar la insólita situación de septiembre de 1958 en radio Cruz del Sur, cuyos estudios estaban ubicados en el séptimo piso de Nataniel 47, en los altos del entonces Cine Continental.
Era un día de ajetreo mayor, porque se realizaba la elección de Presidente de la República, cuyo resultado favoreció a Jorge Alessandri, por sobre Eduardo Frei y Salvador Allende.
En el curso de la tarde violentos temblores sacudieron a gran parte de la zona central del país, en lo que se conoció como el terremoto de Las Melosas en el Cajón del Maipo.
En el séptimo piso de Nataniel 47, cada movimiento telúrico era atroz. La intensa labor informativa fue alterada constantemente por rostros de espanto e impotencia, mientras nos tratábamos de sujetar entre todos ante cada vaivén de la tierra.
Entonces, el director de la radio, quién movía los hilos desde el micrófono central, llamó a la población a la calma, diciendo:
"Señores, en momentos así tenemos que ser fuertes. Los movimientos de tierra no nos deben intimidar. Pido a la sala de sonidos, que nos haga escuchar la canción nacional, para que impregnados de patriotismo en un día de tanta significación en que los chilenos concurren a cumplir con su deber ciudadano en las urnas, mantengamos la calma ante los temblores".
Mientras el Himno Patrio empezaba a sonar con todo vigor por las ondas de CB 138, quién dijo la arenga, presa del mayor de los pánicos, dejó el micrófono y salió corriendo escaleras abajo los 7 pisos, afortunadamente sin consecuencias negativas para su físico.
Aquel terror que el director de Cruz del Sur, fallecido hace ya muchos años no pudo dominar, no desmerece su notable carrera en radios de Chile y el exterior, pero el suceso para los que eramos jóvenes en ese entonces, nos dejo un recuerdo lógicamente imborrable.