En un post anterior me refería a Radio Prat, que marcó historia en su rubro, más allá de la connotación de su nombre.
Cabe recordar que esa emisora trajo al charro Jorge Negrete a Chile, por allá en 1945.
Allí hizo sus primeras armas en Santiago, tras sus inicios en el sur y un rápido paso por Cooperativa Vitalicia, Raúl Matas, y se efectuaban ya a mediados de la década de los años 50 interesantes espectáculos tipo show cada noche, en un auditorio situado junto a sus estudios y oficinas, en ese entonces en calle Santa Lucía de la capital, frente al cerro.
Durante meses, recuerdo, las estrellas principales eran Silvia Infantas y los Baqueanos.
Lo que quiero contar ahora data de fines de los años 50.
Yo me había iniciado casi simultáneamente en la actividad, en Radio Continental y en Radio Prat.
Por 1954 participaba en Así Marcha el Deporte, con Raimundo Loézar Moreno y su equipo.
Lo notable del caso, también impensable hoy en día, es que terminado el programa a las 20 horas, nos ibamos caminando TODOS quienes lo habíamos hecho, por Moneda hasta la calle Nueva York, donde estaban los estudios de Radio La Americana. Y allí, a las 20. 30 horas repetíamos lo mismo que habíamos dicho en la Prat, con otra característica musical-eso sí- y bajo el nombre de Sinopsis del Deporte.
Eran distintos los auspiciadores y don Raimundo, que hacía de empresario, arrendaba las dos medias horas de lunes a viernes, tanto en Prat como en La Americana. Pero el fútbol lo transmitíamos en Radio Prat, haciéndole la competencia- entre otras- a...La Americana, donde campeaba el equipo dirigido por Héctor "Pituto" González y su sobrino, Luis Vicentini, hijo del exitoso boxeador chileno del mismo nombre.
En Radio Prat eran animadores y locutores, entre otras voces, Mario Barahona, desde hace décadas trabajando en emisoras de idioma español en los Estados Unidos y un joven y promisorio...Enrique Maluenda.
Ahora doy un salto en el tiempo, para referir una inolvidable experiencia personal.
En la misma Radio Prat, ya ubicada en calle Mac Iver, el director de deportes de la emisora por 1958, Nicanor Molinare de la Plaza, pensó con razón que había que hacer algo para transmitir la parte final del Mundial de Fútbol en Suecia.
Pónganse, eso sí, en la realidad de la época. Por cierto no había televisión. En Chile recién se estaba haciendo TV experimentalmente casi, en Valparaíso y en el Canal de la Universidad de Chile, ubicado en la Escuela de Ingeniería en calle Beaucheff. Tampoco nadie transmitía por radio desde Estocolmo y las demás ciudades de esa nación. Desde luego, Chile había quedado eliminado y no participaba del Mundial. Los argentinos, tras una horrible campaña, se habían ido en la primera vuelta en canchas suecas...y con ello sus poderosas radios en onda corta, también.
La solución era Brasil. Jugarían la semifinal los amarillos contra Francia.
Entonces sintonizamos un gigantesco receptor de onda corta, conocido como Halicrafter o algo por el estilo.
Pero Nicanor, hombre de consolidado prestigio en la época no quiso arriesgar su fama con razón y se arrepintió de hacer lo que tenía planeado. Tampoco se atrevió Abraham Dueñas, de modo que el que se tiró a los leones fue quién escribe, imbuido con toda la vitalidad y el atrevimiento de sus entonces 22 años.
Con unos enormes fonos, yo escuchaba a duras penas una transmisión brasileña, que llegaba llena de interferencias por onda corta y además, lógico, en idioma portugués. Como simultáneamente debía relatar, se me perdía más "el original". Ante las dificultades, total ya estábamos lanzados y había que "echarle pa'lante", Nicanor instaló una especie de mapa sobre la mesa, con los nombres de los jugadores y debido a que él escuchaba mejor por el hecho que no debía hablar al mismo tiempo, me indicaba con sus dedos los supuestos desplazamientos de los futbolistas en la lejana Suecia. Yo me basaba como "fuente informativa" en lo poco que alcanzaba a oír y en las diestras manos de Nicanor.
Una aclaración. En todo momento dijimos lo que estábamos haciendo. No pretendíamos transmitir desde Estocolmo y revelábamos que la narración tenía como orígen una estación brasileña.
Fue tal el éxito que nos atrevimos a más.
Era un miercoles y la final Brasil- Suecia iba a ser el domingo siguiente.
Nos preparamos con esmero. Repetimos todo. El "mapa" con los jugadores estaba mucho más elaborado. Y me lancé en esa espectacular final en que Garrincha y Pelé hicieron de las suyas.
Chile- o Santiago y en provincias hasta donde alcanzara la onda, para ser precisos- vibró con esa final que terminó 5 a 2 para la "verdeamarela".
Lo único malo es que con tanta interferencia no reparé en el último gol de los brasileños, que fue sobre la hora, y en Radio Prat sólo ganó Brasil por... 4 a 2. No obstante el mapa y los dedos de Nicanor.
Claramente, eran otros tiempos.