Charles Aránguiz, mediocampista nacional
Con los goles que tuvo Chile a su merced, pudimos haber logrado en el Estadio Monumental esta noche una diferencia de goles decisiva, en caso de resolución aritmética al final de las eliminatorias. Fue un despilfarro asombroso, que opaca minutos notables del equipo de Pizzi.
Un partido de contrastes y de situaciones insólitas fue el con Venezuela. A ratos, sobre todo en el primer tiempo, Chile dominaba jugando a gran nivel, marcando tres goles de alcurnia. Alexis ya a los 4' de tiro libre convirtió su conquista número 37 jugando por la selección, lo que le significó consagrarse en empate con Marcelo Salas como máximo goleador histórico de Chile. Luego Esteban Paredes, hoy titular a sus 36 años, respondió a su estirpe aumentando el marcador muy pronto a los 6 y a los 22 minutos, por el simple expediente de tocar la pelota tras enormes jugadas colectivas. Chile encantaba, gustaba a rabiar y goleaba.
Un punto de quiebre se produjo a los 10 minutos del segundo tiempo. Entre aplausos abandonó la cancha Paredes y entró el Mago Valdivia, quién hizo honor a su apodo con algunos pases magistrales de su sello, pero su incorporación coincidió y no necesariamente por su culpa con una seguidilla asombrosa de fallas y tantos perdidos por los nuestros, en que Vidal principalmente pudo haber generado una goleada histórica y desacostumbrada en el fútbol de gran competencia.
El descuento mediante gran golpe de cabeza de Salomón Rondón a los 62 puso las alarmas en las huestes locales, debido a que ya Chile había hecho honor al viejo decir en el fútbol, porque efectivamente esta vez era más fácil meterla que desviarla, en unas 7 ocasiones al menos.
Esa angustia que empezaba a experimentar el público se vio agravada con un tiro venezolano, servido por Rincón que picó ostensiblemente dentro del arco de Bravo sin que el juez uruguayo Andrés Cunha se percatara. Pudo haber sido la segunda gran falla del juez. La primera pareció ser el cobro del tiro libre que terminó en el gol de Alexis, en que el defensa despeja primero la pelota antes de chocar su pierna con la humanidad de Arturo Vidal. Otro reclamo de las huestes llaneras insinuaba un penal a su favor casi al término del partido, alegando una mano nuestra en el área.
En suma Chile ganó bien, Alexis Sánchez estuvo brillante pese a haber malogrado un penal cuando ganábamos 3-1, el capitán Bravo respondió estupendamente en momentos decisivos e incluso reaccionó en forma felina para evitar un autogol de Jara. Vidal cumplió como siempre no obstante sus goles desperdiciados y en los minutos favorables Chile pareció una máquina, pero lo inquietante es que fácilmente perdemos la brújula, como hoy ante un promisorio equipo venezolano, muy renovado pero colista absoluto. El 3-1 definitivo pudo haber finalizado en bochorno, pese a que estuvimos mucho más cerca de golear.