Por supuesto nada asegura que Colo Colo clasifique finalmente en Copa Libertadores o que Boca quede fuera, pero la notable victoria de los chilenos anoche en el Monumental de Santiago por 2 a 0 es motivo de análisis.
No compartimos voces trasandinas, entiéndase Fernando Niembro, que privilegiaron el vaso medio vacío como causa fundamental de la derrota oro y cielo: "Hace mucho tiempo que Boca no jugaba tan mal". Miramos el mismo vaso medio lleno, al pensar que hace tiempo al actual campeón de la Libertadores no le jugaban tan aplicadamente y le anulaban estupendamente sus piezas claves como Riquelme y Palermo, entre otras virtudes.
Fue un partido atípico, porque en esta clase de torneos con dientes apretados es raro abrir el marcador ya a los 2 minutos, lo que sucedió con un gol de gran factura del juvenil Jorquera, en que Colo Colo tocó y tocó previamente desde su zona posterior, rubricado con otra conquista estupenda del uruguayo Biscaizacú, de cabeza.
Y tan atípico fue, que pese a sufrir muchísimo en largos pasajes en que al menos el descuento parecía cercano, al final los nacionales pudieron terminar arriba 4-0 si Fierro no hubiera perdido un penal inexistente, producto de un error referil, y si Moya de cara al arco en solitario no hubiera fallado.
En un marco parejo de figuras en Colo Colo, destacaron nuevamente Sanhueza y Mena, este último generalmente menospreciado por la crítica, pero que rinde cada día más. Otro punto altísimo fue el portero Muñoz.
La lamentable lesión de Riquelme, sin mediar acción adversaria, no pone ni quita Rey porque se produjo bien avanzado el cotejo, mientras que el arbitraje de la terna uruguaya fue deficiente para ambos lados. Sancionó ese penal que no fue, favorable a los chilenos, expulsó a un jugador por lado, Barrios de Colo Colo y Morel de Boca, en una acción que daba para amarilla para los dos y, en cambio, dejó en la cancha al comienzo del segundo tiempo al boquense Ledesma, quién cortó una acción, teniendo ya amarilla, atacando la pelota y desviándola con el brazo extendido, lo que ameritaba su expulsión por segunda tarjeta.
También el árbitro asistente Rial impidió por supuesto fuera de juego que no había, otro probable gol de Biscaizacú.
Para quienes creemos que el fútbol es una fiesta y no campo propicio de gente resentida, fue reconfortante ver abrazos entre los entrenadores Borghi e Ischia y entre los jugadores Riquelme y Muñoz, lo que denota el respeto pleno y el afecto entre quienes dirigen desde la banca a ambos cuadros y el recuerdo de los años en que fueron compañeros, entre el astro de Boca y el arquero de Colo Colo.
Deplorable resultaron los cánticos anti-argentinos de la barra brava de Colo Colo. Por mucho que se estile y que no sorprenda, cabe recordarle a la Garra Blanca que en el equipo nuestro también juegan los trasandinos Barrios y Muñoz, cuyas madres merecen igualmente respeto.
Por mucho que dentro de una semana la barra de Boca rinda también "homenaje" a las madres de los futbolistas colocolinos, la diferencia está en que no hay chilenos en el elenco del popular barrio bonaerense.