En mi país al menos, es muy usado aquello de "no comulgar con ruedas de carreta" en referencia a una situación absurda o imposible. En el caso del actual Director Técnico de la Selección Chilena de Fútbol, Reinaldo Rueda, calza plenamente ese decir.
Cuando él asumió como nuevo DT de los nuestros hubo beneplácito general. El calificado entrenador colombiano se ha desempeñado eficientemente en clubes de prestigio y en elencos representativos de diversos países, incluyendo el propio. Ha sido campeón de la Copa Libertadores y subcampeón de la Copa Sudamericana. Su actuación al frente del equipo nacional de Honduras le valió en su momento la nacionalización por gracia, una distinción poco común.
Al hacerse cargo de nuestro " equipo de todos" hubo casi unanimidad para considerar la elección como correcta y prometedora. Rueda desde muy temprano en su nuevo cargo las cantó claritas. Si queríamos mirar hacia la Copa América de 2019 y el Mundial de 2022 había que ir renovando el plantel. Paredes, ahora de 38 años; Valdivia, algo menor y otros, deberían ir dando paso a un importante recambio. En consecuencia, por ese motivo además de lesiones importantes, el adiestrador caribeño ha incorporado a una serie de futbolistas más jóvenes quienes en los partidos internacionales ya disputados bajo su mando, han tenido de dulce y agraz, algo propio en este tipo de procesos largos.
Sin embargo con el paso del tiempo (poco tiempo) don Reinaldo ha caído en contradicciones inexplicables, las cuales en las ruedas de prensa no se siente en la obligación de aclarar. Es así como debido a partidos amistosos en la llamada fecha Fifa de los próximos días ante Costa Rica y Honduras, sin ninguna razón valedera y contradiciendo sus propias premisas, llamó al mismísimo Esteban Paredes.
Lo más sorprendente es que lo convocó en un pésimo momento en que jugando por su club, Colo Colo, el artillero no se ha reencontrado con su especialidad, el gol, desde hace mucho, aparte de estar constantemente acosado por lesiones y, lo que no es menor, no ha podido lidiar con su vieja costumbre de insultar groseramente a los árbitros, lo que le significa una actual suspensión después de ser expulsado en un reciente partido de su institución.
No es válido tampoco entonces el argumento de Rueda en el sentido que llamaría a "los veteranos" (el término es nuestro), cuando las circunstancia lo ameriten. Se interpretó como necesidades puntuales o gran momento de los jugadores.
Igualmente en este marco de "renovación" no era pensable que Rueda hiciera lo siguiente:
Convoca cada vez a Junior Fernandes, quién por muy hijo de brasileño que sea, juega cada vez peor; acaba de llamar a dos futbolistas quienes han sido solo suplentes en su club Universidad Católica y que recién han vuelto a ser citados en la UC, sin que sus actuaciones allí denoten que hubiera una razón de peso para ello; es habitual que convoque también a Ángelo Sagal, quién pese a su aceptable nivel en el fútbol mexicano, en la selección chilena no ha convencido; llamó a Yerko Urra, portero de Huachipato, justo después que el jugador tuviera una falla de espanto actuando por su club, que le costó un gol determinante. Suma y sigue.
Claro, está en su derecho. El verá por qué lo hace. Siempre la convocatoria a selecciones nacionales despierta controversias y no tiene obligación de reseñar a los periodistas el motivo de por qué "este sí y este no" aunque sería ideal que la afición pudiera informarse sobre el particular también.
Pero donde nadie entiende nada es en el caso de "los mayores", siendo la situación de Esteban Paredes la más asombrosa de todas.