Arturo Vidal jugando por el Barcelona.
Ante Perú por Chile fue una sombra.
Si antes de la Copa América nos hubieran asegurado que Chile sería tercero o cuarto hubiéramos pensado que se trataría de un buen resultado, dados los malos aprontes y las dudas y contradicciones de nuestro DT Reinaldo Rueda desde su toma de posesión. No obstante el llamado equipo de todos goleó a Japón, venció ajustadamente a Ecuador, perdió con Uruguay pero jugando muy bien y doblegó por penales a una excelente Colombia, mientras que los peruanos encontraban serios obstáculos para clasificar.
El equipo de Gareca apenas empató con Venezuela, ganó al débil cuadro de Bolivia y fue goleado 0-5 por Brasil, para luego dejar fuera por penales a Uruguay a quién le anularon (con justicia) 3 goles. Si algo parecía claro es que Chile debería jugar la final el próximo domingo en el Maracaná, pero había que contemplar la otra cara de la medalla, lo imprevisible que es el fútbol.
También se dijo que arbitrando el colombiano Wilmer Roldán, Perú gana siempre. Esta vez volvió a pasar lo mismo, pero simplemente porque dirigió con distinción y porque estadísticas como aquella no son más que anécdotas. Pasa que Perú en esta ocasión triunfó en todo.
¿Quién supo leer mejor el partido, Gareca o Rueda?
Ciertamente el entrenador argentino quién creó un sistema de marcación que inmovilizó a nuestros pilares, adiestró a los suyos para esperar y contraatacar a ratos, pero a la vez salir de súbito en ofensiva amplia lo que desmoronó a nuestra retaguardia.
¿Quién fue mejor portero, Arias o Gallese?
El peruano se alzó en figura, incluso atajando un penal sancionado por el VAR en los descuentos, lanzado por Eduardo Vargas, mientras que el portero nuestro por una precipitada salida regaló el segundo gol, pese a no ser demasiado exigido en toda la jornada.
No hay rubro en la noche de Porto Alegre en que la roja superase a los peruanos. Ni a nivel defensivo como ofensivo, ni cubriendo el medio campo. Ni en aplicación ni en sangre fría, porque en minutos en que hacía falta atención total al juego, jugadores como Alexis Sánchez, Jean Beausejour o Mauricio Isla perdían concentración y energía en discutir con el juez por cobros en que el árbitro estaba en la razón.
En suma fue una noche nefasta para el cuadro chileno. Para colmo Arturo Vidal volvió a arremeter contra la prensa después que durante la semana había reimplantado ya la vieja y socorrida frase "les tapamos la boca". Aunque hubiésemos ganado la Copa nadie de los nuestros tapó ninguna boca de momento que no obstante la categoría de la selección, Chile no fue al pasado Mundial de Rusia estando a las puertas de asistir, por despreocupación y exceso de confianza, hecho reconocido incluso por varios de sus futbolistas.
Para la historia de la Copa América queda que Flores a los 20 minutos marcó el 0-1, que Yotún a los 39 hizo el 0-2 y que al final del partido Paolo Guerrero le puso la guinda a la torta limeña con un gol en que le faltó poco para entrar caminando al arco mismo.
La noche del sur brasileño causó el natural jolgorio en las ciudades peruanas al clasificar la selección blanquirroja para disputarle el título a Brasil, vencedor de Argentina 2-0 en un partido en que el VAR sorprendentemente "no vió" dos claros penales a favor del cuadro de Messi. El árbitro Zambrano del Ecuador tampoco.
Ahora nos queda la disputa del tercer lugar frente a otra selección entristecida, Argentina, pero mayor desánimo produce escuchar a Vidal decir que "es un partido que no tiene ninguna importancia".
Los chilenos estamos desencantados a decir verdad. Es incomprensible que un equipo capaz de vencer a Colombia en una noche electrizante sin fallas, a los pocos días se haya olvidado de jugar al fútbol.