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- Desde siempre se nos conmina a vivir deportivamente y sin excesos alimentarios si es que aspiramos a una larga vida. Pero la siguiente crónica publicada en el diario La Nación de Santiago (no confundir con el de Buenos Aires) y que presenta como fuente a Der Spiegel de Alemania, nos deja perplejos.
- Juzguen ustedes mismos.
Cómo vivir más de un siglo
Martes 28 de septiembre de 2010 | Vida Hoy
La Nación
Helen tiene 108 años. Odia las ensaladas, levantarse temprano y casi todo lo que tiene que ver con un estilo de vida saludable. Le gustan las hamburguesas, el chocolate, los tragos y la vida nocturna de Nueva York. Por supuesto, también le gusta fumar: “He fumado por más de 80 años, todo el día, todos los días”, admite Helen, a quien han llamado Happy desde su infancia.
Helen Faith Keane Reichert, nacida el 11 de noviembre de 1901 en Manhattan de padres judíos inmigrantes de Polonia, es sicóloga, experta en modas, ex presentadora de TV y profesora emeritus de la Universidad de Nueva York. Se casó con un cardiólogo y no tiene hijos. Cuando su marido murió hace 25 años a los 88 años de edad, ella tenía 84 y decidió viajar por el mundo.
Happy, la mujer indestructible, ha atraído la atención de los científicos, junto a sus hermanos Irving (104 años) y Peter (100) y su hermana Lee, quien murió en 2005 a los 102 años. El cuarteto presumiblemente más viejos del mundo se ha prestado a muestras de sangre y a horas de entrevistas con gerontólogos de Boston y Nueva York. Estos estudios apuntan a resolver preguntas que se han hecho cada vez más apremiantes para las envejecidas sociedades de los países industrializados: ¿cómo logran algunos afortunados vivir 100 y más años y mantenerse tan increíblemente saludables y activos?
Los demógrafos han calculado que la expectativa de vida de las personas en el mundo desarrollado ha subido en los últimos 170 años en un promedio de tres meses por año y no hay un final a la vista en esta tendencia. ¿Cuál es su receta?
En Estados Unidos, hay unas 50 mil personas de más de 100 años. Una de cada siete millones vive incluso hasta los 110 años y más, y hasta hay una palabra para estas antigüedades vivientes: súper centenarios. Equipos de investigadores buscan en todo el mundo centenarios y súper centenarios para indagar explicaciones en sus genes, sus fichas médicas y las historias de sus vidas. El médico israelí Nir Barzilai y su equipo del Institute for Aging Research del Albert Einstein Collage of Medicine de Nueva York han formulado cientos de preguntas a cientos de centenarios, incluyendo detalles de sus vida, nutrición, consumo de alcohol, hábitos de fumar, actividad física, sueño, educación, estatus y espiritualidad, todo ellos con la esperanza de encontrar rasgos comunes. Los resultados son desconcertantes. “No hay un patrón”, dice Barzilai. Los centenarios son una clase aparte”. Extiende una hoja y lee en voz alta: “A los 70 años de edad, un total de 37% de nuestros sujetos tenían, según sus propias declaraciones, sobrepeso; y 8% eran obesos; 37% fumaban en promedio desde hacía 31 años; 44% dijeron que sólo hacían ejercicios moderadamente; 20% nunca hacía ejercicios”. Pero Barzilai se apresura en señalar que la gente no debiera empezar a cuestionar la importancia de un estilo de vida saludable, la que “contribuye a que alguien muera a los 85 o a los 75 años”. Pero, dice el investigador, para llegar a los 100 años de edad se necesita una configuración genética especial.
Besar a una sola mujer
Las entrevistas han revelado que no hay una fórmula mágica para cómo debiéramos vivir, comer y comportarnos para alcanzar una edad tan avanzada. “Ninguno de los centenarios mantuvo una dieta de algas”, observa Barzilai. Pero dice que ha notado una cosa que tienen en común: “Muchos de ellos han besado a una sola mujer en sus vidas”, y ríe. “¿Es esa, quizás, la esencia de por qué alguien llega a los 100 años?”
Sin embargo, “hemos encontrado unos pocos rasgos de personalidad interesantes”, dice Tom Perls, de la Universidad de Boston, quien dirige el mayor proyecto mundial de investigación sobre centenarios, con unos 2.600 participantes. “Nuestros sujetos son por lo general extrovertidos y gregarios y tienen una red social estable”. Dice, además, que no son neuróticos, no se abruman por las dificultades; son maestros en el arte de dejar que las cosas fluyan.
¿Es posible prolongar nuestras vidas con buenos ánimos y optimismo? ¿O están los centenarios inherentemente bendecidos con una disposición alegre que los hace menos susceptibles al estrés y las enfermedades? “No sabemos cuánto está genéticamente determinado”, dice Perls. “Pero nos enseña lo útil que es salir de nuestra caparazón”.
“Honestamente, no tengo idea por qué he llegado a ser tan viejo”, dice Peter, 100 años de edad, la “guagua” de la familia Kahn. Dice que vivió “con absoluta normalidad”, nunca prestó demasiada atención a su salud y nunca pensó mucho en su edad.
Un hito en la investigación
Hace pocas semanas, el grupo de investigador de Perls en Boston provocó una conmoción mundial: en la revista Science, informaron que habían descubierto las 150 variantes genéticas en el genoma de los centenarios. Dijeron que podrían usar estos genes para predecir la longevidad de una persona con una exactitud de 77%. En el artículo, escribieron que las variantes estaban agrupadas en 19 firmas genéticas típicas. Perls explica que los centenarios disfrutan sólo de un riesgo insignificantemente menor de desarrollar condiciones relacionadas con la edad como la diabetes y presión sanguínea alta, pero tienen mecanismos de protección genéticamente determinados que postergan la manifestación de estos desórdenes e incentivan una vida más larga.
En Nueva York, Barzilai está pensando incluso en ir un paso más allá. “Antes que nada, necesitamos entender cómo protegen de las enfermedades estas 150 variantes a sus dueños”, dice, “para que así podamos desarrollar enfoques terapéuticos”. Barzilai dice que espera que esto permitirá a los médicos controlar muchas enfermedades relacionadas con la edad.