martes, febrero 26, 2019

Antes, periodistas o locutores. Hoy periodistas o futbolistas.


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Durante muchos años en Chile, el dilema era si los programas de noticias en radio y luego en TV, debían ser presentados por periodistas o locutores. Fue una larga pugna en que cada gremio partía de la base que "su derecho" excluía el del contrario. Extrañaba la actitud hostil de ambas partes siendo que la solución era clara como el agua. Quienes debían actuar ante los micrófonos y las cámaras en ese tipo de actividad eran simplemente los más capacitados. Periodistas brillantes, de gran llegada ante televidentes y auditores, de estupendo manejo del idioma y otras virtudes ciertamente lo iban a hacer mejor que algunos locutores de voces afectadas y falsas y de poco conocimiento de la actualidad. Sin embargo, había otros casos. El de extraordinarios locutores, de notable capacidad para manejar sus voces en forma grata y absolutos conocedores de las noticias, quienes sin duda lo harían mejor que algunos periodistas de voces mal dotadas y con poco dominio de la exposición pública.

Al cabo del tiempo ha surgido otra faceta de la vieja controversia. Son decenas los exjugadores de fútbol que inundan las salas de prensa, los set de televisión y los estudios radiales para ¿compartir? con periodistas deportivos, en programas y transmisiones desde los estadios, pero con el paso del tiempo a muchos los ha vencido la soberbia. 

Hace algunos días en un destacado programa de opinión deportiva en la televisión chilena, un exfutbolista se atrevió a desafiar a uno de sus compañeros periodistas diciendo que este y sus colegas tenían el  derecho de ostentar sus conocimientos de historia del fútbol. No obstante, para hablar de elementos netamente de la especialidad SOLAMENTE podía hacerlo un futbolista o exfutbolista, porque quién no lo era o no lo fue carecería de autoridad, agregando que sería lo mismo que en situaciones de enfermedad un paciente concurriera donde cualquiera y no donde algún médico. 
Esa terminante interpretación sería, el agregado es mío, como que solamente estuvieran en condiciones para opinar de lírica los intérpretes o antiguos cantantes de ópera.

Ante la insólita afirmación del exfutbolista, el director del debate quién es periodista, le dijo irónicamente al deportista retirado "pero Dante, estamos hablando de fútbol, no de medicina nuclear".
En eso intervino otro de los ex futbolistas, apodado el Bichi, para decir que la misma situación se producía en la antigua pugna acerca de si alguien que no hubiera jugado al fútbol podía ser entrenador, agregando que "cómo le va a enseñar a un jugador a tocar debidamente la pelota, alguien que nunca jugó activamente".

Vuelvo entonces al viejo concepto, pero a mi entender irrefutable. Como otrora en la disputa de si debían ser periodistas o locutores quienes presentaran los informativos, también en este caso vale aquello de que se trata que sean  amenos, creíbles e informados, y con conocimientos amplios, más allá de si son o fueron futbolistas.  

La guinda de la torta la puso en días recientes otro exfutbolista, quién tras todos sus años en la cancha, parece no haberse dado cuenta todavía que el fútbol es impredecible y con gran bombo se atrevió a asegurar que era imposible que el club chileno Unión La Calera eliminara a los brasileños de Chapecoense en la Copa Sudamericana. Lo sorprendente es que tras pasar lo contrario y haberse clasificado el equipo compatriota del ex futbolista y ahora comentarista, este sigue tan campante como pontífice deportivo, después de haber dicho ante su fracaso como pitoniso, ¿bah, acaso uno no puede opinar? No, Luka. Como comunicador que por su pasado podría generar credibilidad, de ese modo irresponsable no puede hacerlo. 

miércoles, febrero 13, 2019

Una película solo para ancianos


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Esta pareja y yo, podríamos haber visto el film pese a la restricción.

Ya alguna vez he publicado esta anécdota de mis primeros años en radio. Como debe ser una de las más sabrosas de toda la historia de los medios de comunicación en Chile, me permito recordarla nuevamente al venir a mi memoria en el aniversario de la muerte de su protagonista principal, uno de los más notables narradores de los antiguos radioteatros, precursores de las actuales y multifacéticas telenovelas. Tuve el honor de ser compañero de Hugo de Arteagabeitia en los primeros estudios de Radio Portales, situados entonces en pleno centro de Santiago.

Hugo unía su gran voz a la facilidad de darle inflexiones sorprendentes muy a tono con su especialidad. 
Además a comienzos de la década de los 60 del pasado siglo, conducía un programa que explicaba los temas de las películas que se daban en Chile agregando su correspondiente autorización  ya sea para todo público, para mayores de 18 años o para mayores de 14.

Sucede que Hugo era muy distraído y aquel programa se transmitía en directo.
Al propalar el calificativo de uno de los films descritos, no se percató que el libretista había alterado por descuido las cifras en una de las películas consideradas para mayores de 18 años, de modo que anunció que aquella cinta estaba apta para mayores de...OCHENTA Y UN AÑOS.

¡Si la hubieran exhibido en nuestros días,  hasta yo hubiera podido verla!