Se acerca una nueva jornada de partidos clasificatorios para el Mundial de Fútbol Brasil 2014. Este viernes 6, entre otras confrontaciones por el grupo sudamericano, Chile y Venezuela jugarán en Santiago un partido determinante en calidad de rivales directos a una plaza.
Por ello me permito, una vez más, imaginar lo que dirá la prensa chilena en la madrugada del día siguiente y (o) como es habitual en esta época internética, a minutos de terminado el encuentro.
SI GANA CHILE
Todas las loas para Sampaoli. El entrenador argentino de nuestra selección, nos devolvió la alegría que es la de 17 millones de chilenos. Con una campaña soberbia tanto en partidos oficiales como amistosos, tan solo empañada por una derrota la noche en que Perú nos ganó sobre la hora en Lima, ya nos tiene prácticamente instalados en Brasil 2014.
Frente a Venezuela, Chile tuvo un arquero brillante en Bravo, una defensa impasable, agregada a la rutilante figura de Vidal en el medio terreno y un ataque que tejió sus malabares presentando a Alexis en estado de gracia y a Humberto Suazo, cuán hijo pródigo. A su regreso al "equipo de todos", Chupete rubricó con dos goles de película su faena personal, pese a no haber entrado como titular.
Pero no corresponde ser injusto con los demás jugadores, porque ciertamente la selección nacional rayó a inmensa altura, minimizando el esfuerzo indudable y la calidad creciente de los venezolanos, quienes al término del encuentro reconocieron hidalgamente que perdieron ante un rival que los superó en todos los aspectos del juego.
Los pasajes para la cita máxima del año venidero están casi adquiridos y con honores.
SI CHILE EMPATA
Triste empate. Nunca más que ahora, la selección de Sampaoli DEBÍA vencer a Venezuela. Porque era local, porque históricamente hemos sido mejores, porque el público se comprometió más que nunca con la causa y jamás dejo de alentar, porque ya a los 5 minutos ganábamos con el golazo de Aránguiz, porque en los 90 minutos amarramos el juego de la Vinotinto y porque la fiesta en Plaza Italia ya estaba empezando.
Pero vino el infortunio. Una pelota despejada por nuestro portero, Claudio Bravo, fue recogido mediante cabezazo por Vizcarrondo y enviada de vuelta por Rincón desde 40 metros. El portero nacional recién regresado a su zona tras el rechazo, no alcanzó más que a manotear débilmente el balón. Faltaban tres minutos para el final y Chile dejaba escapar dos puntos vitales. La algarabía en las huestes caraqueñas era comprensible. Su sueño mundialista permanece en pie y el de Chile se ve asediado por antiguos fantasmas. Fue sin duda una igualdad con sabor a derrota. A tremenda derrota.
SI CHILE PIERDE
Millones de compatriotas no lo pueden creer. Todo estaba a favor para acercarnos casi de manera inalcanzable al Mundial Brasil 2014. Estadio lleno con un público entusiasta y participativo. Un equipo estelar con Vidal de la Juve, Pizarro de la Fiorentina, Alexis de Barcelona, Suazo de Monterrey, Bravo de la Real Sociedad, Marcelo Díaz del Basilea, Mena de Santos, más la categoría de futbolistas del medio local que pasan por un momento excepcional, como Aránguiz. Pero el equipo venezolano demostró nuevamente el enorme progreso del fútbol de aquel país como para aspirar legitimamente a un cupo mundialista que, tal como van las cosas, posiblemente lo logre a costa de Chile.
Fueron noventa minutos intensos, con peligros de gol constantes en ambos arcos, pero con la precisión absoluta en el remate de Arango en 30 minutos del segundo tiempo, el que a la larga significó el único gol del partido, la alegría inacabable de los Vinotinto y la desolación total de los muchachos de Sampaoli.
El público esta vez no reaccionó negativamente en contra de los perdedores, porque lo habían entregado todo, hasta el alma. La gente se fue en silencio y cabizbaja desde el estadio y en cientos de miles de hogares el desencanto solamente era atenuado por algunos optimistas que aseguraban éxitos en las jornadas próximas ante colombianos de visita y ecuatorianos como local, los que en el peor de los casos, si no se consiguiera la clasificación directa, nos podrían dejar en el repechaje entre el quinto de Sudamérica y un aspirante asiático.
AGREGADO EN LUNES 2 DE SEPTIEMBRE:
El infortunio de Humberto Suazo hace imposible su participación en el partido. Apenas llegado a Chile, en el primer entrenamiento con nuestra selección, El Chupete se lesionó. Es una baja importante para lo que era su reaparición con la roja. Por ende esa parte de mi ficción, lamentablemente carece ahora de realismo. Ya no podrá convertirse en verdad. Lo siento por el fútbol nacional y por el propio jugador del Monterrey de México. Es una pena.
Frente a Venezuela, Chile tuvo un arquero brillante en Bravo, una defensa impasable, agregada a la rutilante figura de Vidal en el medio terreno y un ataque que tejió sus malabares presentando a Alexis en estado de gracia y a Humberto Suazo, cuán hijo pródigo. A su regreso al "equipo de todos", Chupete rubricó con dos goles de película su faena personal, pese a no haber entrado como titular.
Pero no corresponde ser injusto con los demás jugadores, porque ciertamente la selección nacional rayó a inmensa altura, minimizando el esfuerzo indudable y la calidad creciente de los venezolanos, quienes al término del encuentro reconocieron hidalgamente que perdieron ante un rival que los superó en todos los aspectos del juego.
Los pasajes para la cita máxima del año venidero están casi adquiridos y con honores.
SI CHILE EMPATA
Triste empate. Nunca más que ahora, la selección de Sampaoli DEBÍA vencer a Venezuela. Porque era local, porque históricamente hemos sido mejores, porque el público se comprometió más que nunca con la causa y jamás dejo de alentar, porque ya a los 5 minutos ganábamos con el golazo de Aránguiz, porque en los 90 minutos amarramos el juego de la Vinotinto y porque la fiesta en Plaza Italia ya estaba empezando.
Pero vino el infortunio. Una pelota despejada por nuestro portero, Claudio Bravo, fue recogido mediante cabezazo por Vizcarrondo y enviada de vuelta por Rincón desde 40 metros. El portero nacional recién regresado a su zona tras el rechazo, no alcanzó más que a manotear débilmente el balón. Faltaban tres minutos para el final y Chile dejaba escapar dos puntos vitales. La algarabía en las huestes caraqueñas era comprensible. Su sueño mundialista permanece en pie y el de Chile se ve asediado por antiguos fantasmas. Fue sin duda una igualdad con sabor a derrota. A tremenda derrota.
SI CHILE PIERDE
Millones de compatriotas no lo pueden creer. Todo estaba a favor para acercarnos casi de manera inalcanzable al Mundial Brasil 2014. Estadio lleno con un público entusiasta y participativo. Un equipo estelar con Vidal de la Juve, Pizarro de la Fiorentina, Alexis de Barcelona, Suazo de Monterrey, Bravo de la Real Sociedad, Marcelo Díaz del Basilea, Mena de Santos, más la categoría de futbolistas del medio local que pasan por un momento excepcional, como Aránguiz. Pero el equipo venezolano demostró nuevamente el enorme progreso del fútbol de aquel país como para aspirar legitimamente a un cupo mundialista que, tal como van las cosas, posiblemente lo logre a costa de Chile.
Fueron noventa minutos intensos, con peligros de gol constantes en ambos arcos, pero con la precisión absoluta en el remate de Arango en 30 minutos del segundo tiempo, el que a la larga significó el único gol del partido, la alegría inacabable de los Vinotinto y la desolación total de los muchachos de Sampaoli.
El público esta vez no reaccionó negativamente en contra de los perdedores, porque lo habían entregado todo, hasta el alma. La gente se fue en silencio y cabizbaja desde el estadio y en cientos de miles de hogares el desencanto solamente era atenuado por algunos optimistas que aseguraban éxitos en las jornadas próximas ante colombianos de visita y ecuatorianos como local, los que en el peor de los casos, si no se consiguiera la clasificación directa, nos podrían dejar en el repechaje entre el quinto de Sudamérica y un aspirante asiático.
AGREGADO EN LUNES 2 DE SEPTIEMBRE:
El infortunio de Humberto Suazo hace imposible su participación en el partido. Apenas llegado a Chile, en el primer entrenamiento con nuestra selección, El Chupete se lesionó. Es una baja importante para lo que era su reaparición con la roja. Por ende esa parte de mi ficción, lamentablemente carece ahora de realismo. Ya no podrá convertirse en verdad. Lo siento por el fútbol nacional y por el propio jugador del Monterrey de México. Es una pena.