No se trata de personajes de "monitos animados" como decimos en Chile, sino de dos afamados entrenadores de fútbol, diferenciados en que el primero aparte de su innegable capacidad, se permite encolerizar al más tranquilo con sus aspavientos y alardes de prepotencia.
El otro, siempre ponderado y tranquilo, al cabo del tiempo ha terminado por demostrar que los logros en la cancha no necesariamente deben ir aparejados con declaraciones rimbombantes ni descalificaciones gratuitas.
Recordemos que "Mou", en este caso el portugués José Mourinho, cuando sucedió a "Pelle", el chileno Manuel Pellegrini en la banca del Madrid y consultado al cabo de algunos meses acerca de en qué se diferenciaba de su antecesor, dijo muy suelto de cuerpo y lleno de vanidad, que el día que a él lo echasen de Real Madrid se iría a un grande de Italia o de Inglaterra y no al Málaga, en alusión a la entidad que empezaba a dirigir el sudamericano.
Asediado por la prensa por una respuesta, Pellegrini solamente expresó algo así como "quién dice todo lo que piensa, debiera mejor pensar todo lo que dice".
Para hacer el cuento corto, tras varias temporadas a Mou le ha tocado bailar con la fea. El club que dirige está 16 puntos detrás del puntero Barcelona en la Liga hispana y como una especie de justicia divina el Málaga, tan mirado en menos por el estratego luso, le ganó a los madrileños en la más reciente fecha del fútbol español por 3 a 2.
Manuel Pellegrini al hacerse cargo del Málaga asumió un compromiso cuesta arriba. Se trata de un club de los llamados chicos, alejado históricamente de primeros puestos y de copas europeas. Sin embargo, tal como antes lo había hecho con otro outsider, Villarreal, a quién llevó a semifinales de la Champions, la campaña de sus actuales dirigidos ha sido fenomenal.
En su primera temporada allí, evitó el descenso, pese a que cuando asumió, ese era un escenario muy probable para Málaga.
Luego colocó al club entre los primeros en la competencia local y se ganó el derecho a participar en el máximo torneo de clubes del viejo continente. Pero cuando todo era alegría en una ciudad sacudida por sus inesperables éxitos deportivos, vino una tremenda complicación.
Sucede que el Jeque, "mecenas" principal de la entidad, cesó sus pagos y quedó la debacle. Málaga tuvo que transferir de urgencia a sus principales figuras, mientras todos se preguntaban si en esas condiciones el chileno quisiera seguir al mando.
Contrariamente a lo imaginado, "Pelle" afrontó la nueva difícil situación, aleonó a sus huestes y ante el estupor general se mantiene en un expectante cuarto lugar local, mientras que en la Champions League ganó la fase de grupos con holgura y en calidad de invicto.
A todo esto, la puñalada mayor estaba aún por venir. La entidad rectora del fútbol europeo, determinó que por pagos pendientes de diversa índole, Málaga no podrá participar en próximas competencias internacionales, lo que significa que una vez completada su participación en la presente Champions, se acabaría todo estímulo. Incluso, ejemplo extremo, de ser campeón de España le sería impedido el acceso a las competencias bajo la tutela de la UEFA.
Aunque suene justificado que "si no pagas, no participas", ha habido muchos casos de clubes de mayor prosapia, quienes recibieron en su momento sanciones enormemente más leves, en condiciones similares. Otra cosa hubiera sido poner fecha tope con la amenaza latente, pero el ultimátum revelado se refiere al aumento de esas ya pesadas penas.
Es muy posible que haya lectores para quienes el relato de estos hechos no constituya novedad, pero he querido hacer el resumen para aquellos otros, creo que la mayoría de quienes siguen este blog, para quienes el fútbol no constituye factor esencial en su vida. (No es mi caso por cierto, jajaja).