lunes, marzo 25, 2019

No soy un robot

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El colega bloguero Ernesto del blog cayado de sándalo, puso el grito en el cielo. No es deseable, consideraba, que nos sometan a la obligación de acreditar que no somos robots, cada vez que publicamos en nuestros blogs.
Hasta entonces  hasta me parecía inclusive sin mayor trascendencia la necesidad de acatar las disposiciones mínimas de un sistema que gratuitamente nos da tantas satisfacciones y nos permite contactar con todo el mundo.
Claro que el asunto cambia al tener que superar esas otras pruebas en que antes de lanzar "al aire" nuestros comentarios, se nos conmina a decir cuantos coches se ven en los diferentes imágenes que nos aportan en el acto. O cuantos pasos de peatón hay. 

Muchas veces nos demoramos más de la cuenta al no haber observado algún detalle, el que hace modificar nuestros totales.
¿Qué cantidad de buses hay? Generalmente la balanza la desequilibra un parachoques apenas visible de uno de esos vehículos, en una apacible  imagen de una calle desolada.

No, no querida maquinita. Eres muy caprichosa, porque a veces ocupamos un tiempo precioso para solucionar los problemas que nos planteas. Bueno... en verdad no son más que segundos, pero dan ganas de decirte...¡hasta cuando!

Aún así sigues siendo un compendio de sabiduría al que echaríamos mucho de menos si no lo tuviéramos. Pero, en todo caso, prefiero no ser un robot.





lunes, marzo 11, 2019

El desliz del camarógrafo


Resultado de imagen para celulares que nos incomunican
Lo había advertido el director técnico del popular Colo Colo, el club con más partidarios en el fútbol chileno. "Si quieren mantener una relación con este cuerpo técnico en un marco de cordialidad y mutuo respeto, les pido que durante mis conferencias de prensa desconecten el celular". Celular se le llama en Chile al teléfono personal.  Con las palabras descritas les había hablado a los comunicadores Mario Salas el día de su presentación. "Dejo en claro que cuando alguien desobedezca esta norma de sana convivencia, daré por terminada la rueda de prensa y me retiraré" agregó esa vez.


Al estilo de los adultos que reconocen no saber de un hecho histórico importante aduciendo que "el día que enseñaron eso parece que falté a clases", un camarógrafo asistente a la convocatoria no debe haber estado al tanto de la "amenaza" del DT y en medio de la charla de Salas al sonar su teléfono en otra sesión con los periodistas hace unos días, contestó el aparato. En ese mismo momento el entrenador dijo que iba a responder una pregunta ya hecha y luego suspendería la reunión de prensa.


La drástica pero comprensible posición de Mario Salas generó todo tipo de reacciones, la mayoría de acuerdo con la medida punitiva, aunque  con razón hubo reporteros que aducían su nula culpabilidad en el hecho, como para quedarse por culpa de otro sin información de Colo Colo. 


La situación descrita reaviva un tema que tiene ramificaciones amplias. Son comunes las imágenes de adolescentes y no tan adolescentes siquiera, quienes sentados a centímetros de sus congéneres denotan un grado de total incomunicación entre ellos al encontrarse todos "whatsapeando" o inmersos en otra red social.


El asunto cobra peligro extremo en las calles y avenidas con conductores quienes pese a anuncios de sanciones pecuniarias de alto costo cometen la irresponsabilidad de conducir sus coches más pendientes del teléfono que está en sus manos que del volante, con el agravante que existe el sistema de  "manos libres" pero pareciera que no para ellos.


Es claro. El mundo en poco tiempo ha experimentado avances prodigiosos inimaginables hasta para nuestros abuelos, siempre que entre ellos no se hubiera encontrado Julio Verne, pero a la vez al utilizar muchas de esas maravillas nos hemos convertido en una especie de esclavos cibernéticos.