Campamento minero El Salvador, situado sobre los 2.300 metros de altitud en el norte chileno
La historia de David y Goliat se ha repetido en pleno, con una diferencia, el que esta vez Goliat eran varios, entre ellos los poderosos Universidad Católica y Colo Colo. La remuneración mensual de uno de los futbolistas de Colo Colo, alcanzaría para pagar por sus servicios en 30 días, a TODO el plantel de Cobresal, incluidos titulares, suplentes y cuerpo técnico.
Mis amables lectores desde tantas latitudes se podrán preguntar con razón ¿que es Cobresal?
Se trata de un esforzado club del fútbol chileno, cuya sede está situada en pleno Desierto de Atacama, en el campamento minero El Salvador, cuyos habitantes, en su gran mayoría trabajadores del cobre, no son actualmente más de siete mil.
Se trata de un esforzado club del fútbol chileno, cuya sede está situada en pleno Desierto de Atacama, en el campamento minero El Salvador, cuyos habitantes, en su gran mayoría trabajadores del cobre, no son actualmente más de siete mil.
Sucede que en medio de una campaña brillante, el equipo que estaba necesitado de puntos para evitar el fantasma del descenso a la división inmediatamente menor, terminó haciendo una campaña gigantesca que incluyó victorias a domicilio frente al mismo Colo Colo y a la propia Católica, amén de otros triunfos no menores, también en calidad de forastero, como ante Cobreloa, que es su "hermano" minero.
Pero el título del torneo de Clausura 2015, lo logró Cobresal el pasado domingo en casa, al derrotar en drámatico encuentro a Barnechea por 3-2, luego de ir en desventaja en dos ocasiones. A la misma hora en Santiago y en su estadio, Universidad Católica quién le ganaba a Iquique por tres-cero al final del primer tiempo, terminó resignando una igualdad tres a tres, con lo que el cuadro del mineral, entrenado por el argentino Dalcio Giovagnoli, consiguió asombrosamente su primera estrella en el fútbol rentado chileno.
El pasado de Cobresal, entidad nacida recién a fines de la década de los 70, tiene como hito especial el que ahí inició su gran carrera Iván Zamorano, quién con el correr de los años fue goleador en Real Madrid. Otro ídolo fue Franklin Lobos, especialista en tiros de distancia, quién fue al paso del tiempo uno de los 33 mineros sobrevivientes tras un derrumbe, en un hecho que tuvo repercusión mundial.
Lo más llamativo de su historial, es que en la década de los 80 los del Salvador clasificaron al más importante torneo de clubes del continente, la Copa Libertadores de América.
Para participar en ese campeonato, la Confederación Sudamericana de Fútbol exige estadios aptos de incorporar a un mínimo de 20 mil espectadores. Ya el campo deportivo aquel era desproporcionadamente grande, pues vivían en la ciudad solamente unos 18 mil habitantes, de modo que podrían haber asistido todos, incluyendo niños, ancianos y enfermos dejando vacío el pueblo, lo que por cierto nunca sucedió a tal nivel.
No obstante, los "genios" del fútbol sudamericano, igual exigieron a Cobresal que el estadio tuviera esa capacidad para 20 mil asistentes, si querían jugar allí de locales la Libertadores.
Pues bien, con el apoyo intensivo de los propios trabajadores mineros, se aumentó la capacidad del estadio en dos mil butacas más y de ese modo se convirtió en el estadio "más grande del mundo". Una localidad de 18 mil personas tenía un estadio ¡para 20 mil!
Con los años, el paulatino ocaso de la mina, significó que los habitantes de El Salvador fueran mermando lentamente. Es así como en la actualidad no son más que siete mil, pero en su entorno hay un estadio para 20 mil almas.
Durante las últimas fechas del actual campeonato, la desgracia cayó sobre la zona. Los terribles episodios de la naturaleza conocidos mundialmente, dejaron bajo el agua y en un marco de desolación a varias ciudades vecinas a El Salvador, aunque en grado menor las calamidades afectaron también al campamento minero. Los futbolistas, al no contar ni con agua tras sus entrenamientos (qué contrasentido), viajaron junto a su DT y colaboradores a Santiago, muchos acompañados de sus familiares más directos, para seguir en condiciones de disputar el campeonato, con el alma y la mente en aquel trozo del norte chileno envuelto en tragedia.
En esas condiciones tan sorprendentes, el grupo volvió a sus lares el pasado sábado, para reaparecer ante su público el domingo y terminar dueño de la hazaña: COBRESAL CAMPEÓN.
Hace dos semanas, el equipo había tenido incluso que jugar un partido de local ... en Santiago.
El pasado lunes, horas después del gran logro, el plantel fue a la vecina localidad de Diego de Almagro, para mostrar la copa obtenida y ofrecerla a quienes los recibieron con júbilo, en medio de sus casas destruidas y sus calles todavía afectadas gravemente por los aluviones.
La visita de los jugadores y su cuerpo técnico fue fundamentalmente una colaboración excelente para levantar el espíritu de quienes luchan para que la vida en ese agreste sector chileno vuelva a ser medianamente posible, mientras se procede a la reconstrucción de casas, escuelas y servicios asistenciales.
Al final de cuentas, Cobresal conquistó la gloria, en un momento en que la provincia de Atacama necesitaba el mayor apoyo, no solamente material, sino obviamente espiritual.
La singular actuación de las huestes cobresalinas, hicieron ese enorme aporte.
Junto a la obtención de este torneo, surge no obstante una inquietante amenaza contra la estabilidad del nuevo campeón: la mina misma se desangra en el agotamiento y sus años de supervivencia están acotados. Codelco, matriz del cobre chileno, ya ha anunciado que paulatinamente disminuirá los aportes a los clubes Cobreloa y Cobresal, los que siempre han tenido un sentido social y no económico. De modo que entre los emocionados abrazos por el triunfo, se alza ahora la incertidumbre y el temor.
El pasado de Cobresal, entidad nacida recién a fines de la década de los 70, tiene como hito especial el que ahí inició su gran carrera Iván Zamorano, quién con el correr de los años fue goleador en Real Madrid. Otro ídolo fue Franklin Lobos, especialista en tiros de distancia, quién fue al paso del tiempo uno de los 33 mineros sobrevivientes tras un derrumbe, en un hecho que tuvo repercusión mundial.
Lo más llamativo de su historial, es que en la década de los 80 los del Salvador clasificaron al más importante torneo de clubes del continente, la Copa Libertadores de América.
Para participar en ese campeonato, la Confederación Sudamericana de Fútbol exige estadios aptos de incorporar a un mínimo de 20 mil espectadores. Ya el campo deportivo aquel era desproporcionadamente grande, pues vivían en la ciudad solamente unos 18 mil habitantes, de modo que podrían haber asistido todos, incluyendo niños, ancianos y enfermos dejando vacío el pueblo, lo que por cierto nunca sucedió a tal nivel.
No obstante, los "genios" del fútbol sudamericano, igual exigieron a Cobresal que el estadio tuviera esa capacidad para 20 mil asistentes, si querían jugar allí de locales la Libertadores.
Pues bien, con el apoyo intensivo de los propios trabajadores mineros, se aumentó la capacidad del estadio en dos mil butacas más y de ese modo se convirtió en el estadio "más grande del mundo". Una localidad de 18 mil personas tenía un estadio ¡para 20 mil!
Con los años, el paulatino ocaso de la mina, significó que los habitantes de El Salvador fueran mermando lentamente. Es así como en la actualidad no son más que siete mil, pero en su entorno hay un estadio para 20 mil almas.
Durante las últimas fechas del actual campeonato, la desgracia cayó sobre la zona. Los terribles episodios de la naturaleza conocidos mundialmente, dejaron bajo el agua y en un marco de desolación a varias ciudades vecinas a El Salvador, aunque en grado menor las calamidades afectaron también al campamento minero. Los futbolistas, al no contar ni con agua tras sus entrenamientos (qué contrasentido), viajaron junto a su DT y colaboradores a Santiago, muchos acompañados de sus familiares más directos, para seguir en condiciones de disputar el campeonato, con el alma y la mente en aquel trozo del norte chileno envuelto en tragedia.
En esas condiciones tan sorprendentes, el grupo volvió a sus lares el pasado sábado, para reaparecer ante su público el domingo y terminar dueño de la hazaña: COBRESAL CAMPEÓN.
Hace dos semanas, el equipo había tenido incluso que jugar un partido de local ... en Santiago.
El pasado lunes, horas después del gran logro, el plantel fue a la vecina localidad de Diego de Almagro, para mostrar la copa obtenida y ofrecerla a quienes los recibieron con júbilo, en medio de sus casas destruidas y sus calles todavía afectadas gravemente por los aluviones.
La visita de los jugadores y su cuerpo técnico fue fundamentalmente una colaboración excelente para levantar el espíritu de quienes luchan para que la vida en ese agreste sector chileno vuelva a ser medianamente posible, mientras se procede a la reconstrucción de casas, escuelas y servicios asistenciales.
Al final de cuentas, Cobresal conquistó la gloria, en un momento en que la provincia de Atacama necesitaba el mayor apoyo, no solamente material, sino obviamente espiritual.
La singular actuación de las huestes cobresalinas, hicieron ese enorme aporte.
Junto a la obtención de este torneo, surge no obstante una inquietante amenaza contra la estabilidad del nuevo campeón: la mina misma se desangra en el agotamiento y sus años de supervivencia están acotados. Codelco, matriz del cobre chileno, ya ha anunciado que paulatinamente disminuirá los aportes a los clubes Cobreloa y Cobresal, los que siempre han tenido un sentido social y no económico. De modo que entre los emocionados abrazos por el triunfo, se alza ahora la incertidumbre y el temor.