Mi amigo Rodolfo Herrera cree que hay un vacío en cuánto a la historia de la radiodifusión chilena. Dice que se han hecho intentos de recopilarla, pero sin mayor éxito. A raíz de un post mío anterior, Rodolfo piensa que se debería hablar o escribir en profundidad de los viejos y notables radioteatros, de otras radios desaparecidas como la Cervantes y de las transmisiones de automovilismo deportivo cuyas figuras señeras fueron Pancho Rueda y Octavio Sufán. En verdad hay mucho que decir de cientos de hitos diversos de la Radio en Chile. Habrá que ir de a poco.
En mis tiempos de locutor en radio Cruz del Sur, me correspondió conducir simultáneamente en radio Cervantes un programa de música española castiza, junto a dos mujeres hispanas avencindadas en Chile que marcaron época: Dolores y Paloma. Era todavía la década de los años 50. Recuerdo que el horario anterior al nuestro, lo animaba el mismísimo Chito Faró, su nombre artístico, autor de un verdadero himno nacional alternativo como lo es Si vas para Chile. La Cervantes era de las llamadas radios chicas, pero resistió dignamente el paso del tiempo hasta los años 70, estando sus últimos estudios en un departamento situado en la esquina de 21 de Mayo con Santo Domingo.
Otra radio de las llamadas chicas que competía con las más pintadas presentando largos bloques de radioteatro fue la O'Higgins, ubicada en calle Alonso Ovalle, la que tenía una particularidad hoy impensable. Cada día a las 18 horas cesaba sus transmisiones, para dar paso hasta las 20 horas a otra emisora, Radio Moraga, situada en la esquina de la Alameda con San Diego, en los altos de la Casa Moraga de artículos electrónicos, ambas empresas la tienda y la radioemisora de propiedad por supuesto del mismo dueño. Al finalizar Radio O'Higgins su primera transmisión de cada día, surgía entonces en el mismo punto del dial Radio Moraga y a las 20 horas paraba su programación, para iniciar en CB 146, en la AM, entonces conocida como onda larga, la segunda transmisión del día de Radio O'Higgins. A comienzos de los años 50 la Moraga se independizó, logró situarse en el dial al lado de la O'Higgins para transmitir todo el día y cambió de nombre llamándose Continental.
En radio Continental hice mis primeras armas en este mundo apasionante de las comunicaciones, por lo que doy fe en el sentido que ya por esa lejana época estaba allí como programador musical, técnico en sonido y hombre múltiple como siempre lo ha sido, quien hasta hoy sigue ligado exitosamente al medio: Gustavo Varas. En ese entonces, en que todavía no nacían los departamentos de prensa de las radios, los noticiarios se leían desde los diarios, con el natural cuidado de no meter bulla con el cambio de hoja y de no decir distraidamente que en la foto se observa... tal cosa. Desde niño me acostumbré a leer El Mercurio, tratando de hacerlo simultáneamente con Andrés Moreno, quien presentaba las noticias en Radio Cooperativa.
Era entretenido descubrir qué noticia iba a leer don Andrés como la siguiente y desde qué página. Con esa escuela adquirida en la infancia, como simple auditor, no me resultó difícil dar las noticias en la Continental, con la ventaja de que no sólo las sacaba desde El Mercurio, sino también desde El Diario Ilustrado o de La Nación, lo que hacía mucho más fácil y rápida la lectura, cuidando de no repetir la misma información, si es que aparecía en los dos diarios. Ni ese tipo de "programa periodístico" ni el hecho que existiesen dos radios distintas en el mismo punto del dial, es algo imaginable en nuestros tiempos.