lunes, agosto 28, 2006

Cervantes y Moraga

Mi amigo Rodolfo Herrera cree que hay un vacío en cuánto a la historia de la radiodifusión chilena. Dice que se han hecho intentos de recopilarla, pero sin mayor éxito. A raíz de un post mío anterior, Rodolfo piensa que se debería hablar o escribir en profundidad de los viejos y notables radioteatros, de otras radios desaparecidas como la Cervantes y de las transmisiones de automovilismo deportivo cuyas figuras señeras fueron Pancho Rueda y Octavio Sufán. En verdad hay mucho que decir de cientos de hitos diversos de la Radio en Chile. Habrá que ir de a poco.

En mis tiempos de locutor en radio Cruz del Sur, me correspondió conducir simultáneamente en radio Cervantes un programa de música española castiza, junto a dos mujeres hispanas avencindadas en Chile que marcaron época: Dolores y Paloma. Era todavía la década de los años 50. Recuerdo que el horario anterior al nuestro, lo animaba el mismísimo Chito Faró, su nombre artístico, autor de un verdadero himno nacional alternativo como lo es Si vas para Chile. La Cervantes era de las llamadas radios chicas, pero resistió dignamente el paso del tiempo hasta los años 70, estando sus últimos estudios en un departamento situado en la esquina de 21 de Mayo con Santo Domingo.

Otra radio de las llamadas chicas que competía con las más pintadas presentando largos bloques de radioteatro fue la O'Higgins, ubicada en calle Alonso Ovalle, la que tenía una particularidad hoy impensable. Cada día a las 18 horas cesaba sus transmisiones, para dar paso hasta las 20 horas a otra emisora, Radio Moraga, situada en la esquina de la Alameda con San Diego, en los altos de la Casa Moraga de artículos electrónicos, ambas empresas la tienda y la radioemisora de propiedad por supuesto del mismo dueño. Al finalizar Radio O'Higgins su primera transmisión de cada día, surgía entonces en el mismo punto del dial Radio Moraga y a las 20 horas paraba su programación, para iniciar en CB 146, en la AM, entonces conocida como onda larga, la segunda transmisión del día de Radio O'Higgins. A comienzos de los años 50 la Moraga se independizó, logró situarse en el dial al lado de la O'Higgins para transmitir todo el día y cambió de nombre llamándose Continental.

En radio Continental hice mis primeras armas en este mundo apasionante de las comunicaciones, por lo que doy fe en el sentido que ya por esa lejana época estaba allí como programador musical, técnico en sonido y hombre múltiple como siempre lo ha sido, quien hasta hoy sigue ligado exitosamente al medio: Gustavo Varas. En ese entonces, en que todavía no nacían los departamentos de prensa de las radios, los noticiarios se leían desde los diarios, con el natural cuidado de no meter bulla con el cambio de hoja y de no decir distraidamente que en la foto se observa... tal cosa. Desde niño me acostumbré a leer El Mercurio, tratando de hacerlo simultáneamente con Andrés Moreno, quien presentaba las noticias en Radio Cooperativa.

Era entretenido descubrir qué noticia iba a leer don Andrés como la siguiente y desde qué página. Con esa escuela adquirida en la infancia, como simple auditor, no me resultó difícil dar las noticias en la Continental, con la ventaja de que no sólo las sacaba desde El Mercurio, sino también desde El Diario Ilustrado o de La Nación, lo que hacía mucho más fácil y rápida la lectura, cuidando de no repetir la misma información, si es que aparecía en los dos diarios. Ni ese tipo de "programa periodístico" ni el hecho que existiesen dos radios distintas en el mismo punto del dial, es algo imaginable en nuestros tiempos.

martes, agosto 22, 2006

Las instituciones pasan...los hombres quedan.

El viejo dicho asegura que los hombres pasan, pero las instituciones quedan. Voy a demostrar que, en muchos casos, son las instituciones las que pasan y los hombres los que quedan. En mi largo recorrido por los medios de comunicación, me ha tocado asistir a la distancia, porque ya no trabajaba en esas emisoras, salvo en una, al funeral de mis queridas radios Prat, Presidente Balmaceda, Cruz del Sur y las más renombradas, Minería y Chilena. En el caso de Minería, sí estaba de cuerpo presente cuando nos comunicaron que "no va más". Y al cabo de algunos meses moría una parte importante de la radiodifusión chilena. La radio que hizo de los shows en el viejo auditorio de la calle Moneda, una época inolvidable en el corazón de miles de chilenos. No había artista internacional de categoría que no llegase a Minería, antes del advenimiento de la televisión por cierto. Tiempos de radioteatros en lugar de telenovelas, tiempos de Mireya Latorre y de Emilio Gaete. En ese entonces yo era solamente auditor de Minería. Auditor de Raúl Matas y Oscar Fock, de La Melodía Misteriosa Phillips, del Colmao Llodrá. Al cabo de décadas llegué a esa radio señera, ya en tiempos en que el movimiento noticioso copaba gran parte de la programación. Eran claramente ciclos nuevos y distintos, en que había que ganarle el quién vive a la Tele. Y en ese ámbito, el Correo de Minería fue amo y señor por muchos años. Pero, súbita e inexplicablemente, Minería murió. Con toda su red nacional de emisoras. Y tiempo después murió también Radio Chilena, la que supo cautivar a sus auditores en la década de los años 60, con una programación paralela a la incipiente televisión que ya causaba estragos en el dial. Mientras la pantalla chica ganaba adeptos a diario y las casas comerciales vendían más y más televisores, la Chilena en que me tocó en suerte estar, conquistaba la primera sintonía nacional en el aproblemado espectro radial, con inolvidables programas y unas cuántas voces identificatorias: Juan La Rivera, César Antonio Sántis, Pablo Aguilera, Hernán Pereira, Miguel Davagnino, Poncho Pérez, Juan Carlos Gil, Freddy Hube, Miguel Angel San Martín, María Pilar Larraín y quien escribe. Antes, mucho antes, ya habían desaparecido radios Balmaceda y Prat. La que llevaba el nombre del héroe del 21 de mayo, fue en la década de los 40 sensación de sensaciones trayendo a Chile el máximo ídolo mejicano de aquellos tiempos, el Charro Jorge Negrete. Fue el trampolín, además, del entonces muy joven Raúl Matas y de otros caudillos de la radiodifusión nacional, como Carlos Alberto Palma. Tuve el honor de llegar a Radio Prat en la década siguiente, relatando los partidos del Colo Colo de los hermanos Robledo y la fulgurante aparición del "Ballet Azul" de la "U".Tampoco existe ya radio Presidente Balmaceda, donde Renato Deformes efectuaba los mismos concursos que luego aparecieron como si hubieran sido invento de la televisión. En Balmaceda me correspondió narrar el Mundial de 1962, teniendo de comentarista a quien usaba como seudónimo Juan Carlos Franco y que en verdad era aquel ciudadano que con el tiempo iba a ser Ministro de Minería, Benjamín Teplizky, ya fallecido. Cierta vez, se nos dijo que el Radioteatro Yarur, tradición de los años 60, no se podía interrumpir "aunque se muriese el Papa o el Presidente Kennedy". Y por esas cosas del destino, pese a la advertencia, decidí interrumpir el Radioteatro Yarur, cuando los teletipos golpeaban desesperadamente con la noticia de que el Presidente de los Estados Unidos estaba herido tras un atentado. Faltaba poco para las 3 de la tarde en Chile, y sobre la base de ese simple anuncio de teletipos, mantuve en alto la noticia mientras llegaban complementos y luego la confirmación de que el mandatario norteamericano ya estaba muerto. ¡Y eso que no se podía interrumpir el Radioteatro Yarur, "aunque se muera Kennedy"!.

jueves, agosto 17, 2006

Asombro

Estoy asombrado al leer la columna de hoy de Juvenal Olmos en La Tercera. Ya no se trata solamente de pontificar sobre lo humano y lo divino del fútbol como si nada, después de haber sido el principal protagonista de la eliminación de Chile para el Mundial de Alemania. Lo que me deja diciendo Plop es que Olmos propone a David Pizarro como integrante indispensable de la selección nacional, en circunstancias que durante el mandato del ex DT del "equipo de todos" lo minimizó habitualmente, entregándole roles distintos a aquellos en que Pizarro podía desempeñarse mejor, con el agregado que en un partido lo sacó abrupta e inexplicablemente del cuadro durante el cotejo, lo que desató la ira del porteño.
También estoy asombrado porque Rafael Olarra en una de las primeras jugadas del encuentro de anoche ante Colombia, al no poder frenar a un rival, protestó airada y destempladamente al juez de línea por el no cobro de un fuera de juego que, en realidad, no existió y que bien le pudo haber costado una amarilla gratuita al actual jugador de Maccabi Haifa.
Estoy asombrado porque en la misma noche en que el arquero Claudio Bravo se comió el segundo gol colombiano con una falla inexcusable, de principiante, otro portero tuvo un error similar en una final sudamericana. Rogerio Ceni, ídolo y baluarte de Sao Paulo, perdió una pelota parecida a la de Bravo, ante Internacional de Porto Alegre, en este caso en la final de la Copa Libertadores, solo minutos después de la chambonada del ex colocolino en el Nacional y el gol que generó con su error fue decisivo en la derrota de los paulistas.
Igualmente estoy asombrado porque en el marco de los líos faranduleros de algunos futbolistas de la roja, un programa de televisión especializado no encontró nada mejor que decir que estaban haciendo todos los esfuerzos para conseguir que Jorge Valdivia contestara unas versiones, el mismo día en que el jugador se encontraba concentrado con sus compañeros esperando el partido del atardecer ante los colombianos, en que obviamente merecía la mayor tranquilidad. . No sé si a la larga se produjo el contacto porque no tuve aguante como teleespectador de hacerme cómplice de una situación tan abominable, por lo que cambie de canal.
Finalmente mi asombro tiene que ver con una columna en El Mercurio de homenaje al recientemente fallecido ex futbolista Rubén Marcos. Ahí se destaca una anécdota en que el deportista en sus años de éxito, golpea a un arquero juvenil de la época "pa' que sepai quién manda en la "U". (Es una interpretación libre del diálogo expuesto en aquella nota). Por supuesto que una actitud matonesca como aquella, no ayuda al mejor recuerdo del extinto. Pero tal vez nos ayude a pensar que las personas no por muertas, hayan carecido de defectos graves.

miércoles, agosto 09, 2006

Inconscientes

Mi amigo y familiar político, Jorge Bravo,-político en todos los sentidos, un verdadero "animal" político en el mejor sentido de la palabra- me ha comentado que no le gusta que yo escriba en este blog casi exclusivamente de deportes. Al ser incapaz de hacerlo en forma de cuento o ensayo como él sí lo hace y de manera brillante-ver lineadeflotación.blogspot.com para comprobarlo,- me limitaré a exponer dos pensamientos esta vez, que son ajenos a la contingencia de la llamada cultura física, pero que desde hace un par de semanas me producen irritación y vergüenza ajena. En su momento, la prensa en todas sus esferas, propaló la respectiva noticia con todos sus matices, pero sin una pizca de condenación. No es aceptable que cada vez que decenas de chilenos viajen a Mendoza en época de invierno, corriendo el riesgo de cierre de la cordillera, luego se lamenten de "su desgracia" y lleguen a pedir como algunos lo hicieron en la ocasión "un avión de la FACH, para que nos recoja, qué le cuesta señora Bachelet". El climax del absurdo, lo dio una pareja de edad lo suficientemente avanzada como para pensar en el peligro de los rigores del invierno en suelo extranjero y sin medios, que solicitaba un rápido despliegue para que la señora pudiera estar en Santiago dentro de 2 días, porque tenía fecha para una intervención quirúrgica. Pensamos que en esas condiciones, que m...digo, que diablos fueron a hacer a Mendoza en una época de habitual corte de camino en la montaña. Si a esto agregamos que hace muy poco también, un muchacho escalador, que fue buscado ante la desesperación de su familia por cielo, mar y tierra con gasto para el erario nacional y el consiguiente despliegue en tiempo y material de una de las entidades dedicadas al socorro andino, aparte del de carabineros, no encontró otras palabras una vez a buen resguardo que decir que lo volvería a hacer, "porque me encanta trepar a la montaña con lluvia", solo cabe un pensamiento: mientras tengamos a compatriotas, jóvenes o veteranos, tan tremendamente inconscientes, seguiremos viendo año tras año a chilenos en Mendoza solicitando apoyo al cónsul, y a indolentes andinistas seguir con sus aventuras patéticas.

martes, agosto 01, 2006

UC


Socios e hinchas del club deportivo de la Universidad Católica, acaban de designar en votación, el mejor equipo de esa entidad al través de los tiempos. Se nota, sin embargo, que la mayoría de los votantes no peinan canas. Porque aparece sólo una constelación de figuras actuales o de las últimas décadas. Esos partidarios de la UC no deben tener idea de lo que fue Manuel Alvarez, notable zaguero derecho y seleccionado nacional al Mundial 1950, apodado " el relojito", por su regularidad. De ahí que se incluya en esa lista de honor a Andrés Romero, como mejor lateral derecho de la historia del club. Pese a su prestigio, la verdad... la verdad... para quién los vimos a los dos, es que hay una diferencia abismal en favor del "relojito". Y sigamos hurgando: ¿Es Buljubasic mejor de lo que fue Livingstone?. Además, faltan nombres ilustres en ese equipo ideal, siendo el más remarcable de los ausentes, José Manuel Moreno, campeón en 1949, después de haber sido astro de astros en River Plate, en una delantera apodada "La máquina", conformada por Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Lostou. En ese entonces los atacantes se contabilizaban por quintetos. Y las nuevas generaciones de hinchas de Católica, tampoco conocieron de las bondades y categoría de los Andrés Prieto, Raimundo Infante, Fernando Riera, Rodolfo Almeyda, recientemente fallecido, y unos cuántos más... muchos más... quienes tal vez no hubiesen desplazado a los de las últimas décadas, aunque creo que alguno sí lo habría hecho, en las preferencias de los votantes. Pero al menos habrían luchado palmo a palmo por tan alto honor. Y, a la distancia, la ausencia del "Charro" Moreno de la nómina, me parece un sacrilegio, porque no hace falta haber visto a Napoleón o a Carlomagno, para saber de ellos. Pero para qué me meto yo que ni siquiera soy hincha de Católica, aunque a la distancia las proezas de José Manuel Moreno, Andrés Prieto, Manuel Mayanes o Fernando Roldán, llenan mis mejores recuerdos de la infancia y la adolescencia.