Amables lectores me dicen que insista con recuerdos de la radiodifusión, aportando vivencias tanto propias como ajenas.
En los cerca de 13 años de este blog he colocado muchas, pero hay algunas que por su significado en cuanto a demostrar cuán distinto fue todo "en el pasado", creo que podrían ser reproducidas, para que las lean también aquellos que no veían estas páginas antes. Con este propósito, publico ahora un post del ya lejano 2 de noviembre de 2007:
CRISTÓBAL me dice que escriba de la radiodifusión en tiempos anteriores a la TV, en lo que respecta a transmisiones deportivas.
Recuerdo la década de los años 40. Como muchos niños del barrio, íbamos cada domingo a la matiné a ver seriales al cine. Al héroe estaban a punto de matarlo y... se terminaba el capítulo. Había que volver dentro de una semana.
Luego daban una película larga, especial para espectadores pequeños, pero a mi me aburría por lo general, de modo que me devolvía a mi casa para escuchar a Darío Verdugo o a Tito Martínez, quienes eran los únicos narradores deportivos del dial santiaguino en la época. Tuve el honor, años después, de trabajar tanto con Darío como con Tito, nacido en Argentina, quién había sido también uno de los primeros que transmitió fútbol en Buenos Aires.
Me entretenía más oír un partido de Colo Colo con Green Cross que ver alguna película de vaqueros en los cines cercanos, el Rialto, el Ñuñoa o el Hollywood en la comuna de Ñuñoa.
También era más entretenido poner la onda corta y escuchar a Fioravanti relatando en Argentina un River-Boca o un San Lorenzo-Racing.
Darío Verdugo tenía en Radio Cooperativa como comentarista a Juan Emilio Pacull, el destacado periodista nacido en Uruguay, quién hizo huesos viejos entre nosotros y que fue fundador en la década siguiente del Colegio de Periodistas de Chile, ya derivado Pacull a un quehacer distinto en la actividad, lejos del ámbito deportivo. En Radio Agricultura, Tito Martínez no tenía comentarista y durante los 15 minutos de pausa entre tiempo y tiempo se daba paso a los estudios para que pusieran música.
En la última parte de los años 40, ya varias radios más transmitían los partidos, lo que llevó a la entonces Asociación Central de Fútbol a licitar los derechos, ganándolos Nuevo Mundo.
Cuentan que antes de todo esto, en los últimos años de la década de los 30 “Piti” Moreno narraba fútbol desde un balcón de un piso superior, frente a los Campos de Sport de Ñuñoa, desde donde veía un solo arco. “Piti” si había algún gol en el arco contrario, esperaba que un amigo le pusiera un papel en el hocico a su perro, el que corría desaforado donde su amo, quién de ese modo se imponía del nombre del autor del gol, para relatarlo a la audiencia por teléfono. Pero también cuentan que uno de los goles quedó sin autor, porque el can se comió el papel.
Pero volvamos a la licitación que ganó Nuevo Mundo a fines de los años 40.
El asunto levantó tal polvareda y resistencia, porque se decía que se estaba conculcando la libertad de informar, que tras dos semanas en que solamente los cotejos se escuchaban por Nuevo Mundo con relatos de León Gajardo y Juan Donoso, la ACF echó pié atrás y se volvió a la liberación de los derechos de transmisión.
Eran narraciones solo desde caseta, porque las entrevistas de camarines y los puestos de cancha nacerían mucho más tarde.
Me pregunta Cristóbal de cómo era la transmisión de los partidos sin la televisión, de qué manera eran abordados por la radio y si la llegada de la TV fue un problema para las personas del mundo radial.
Pienso que en ese sentido se preparaba la transmisión con el mismo entusiasmo de tiempos posteriores, porque incluso con el advenimiento de la pantalla chica, la radio no perdió fuerza y hasta el día de hoy tiene su nicho, aun cuando sea muchas veces un complemento de lo que trae la tele. Pero la gente se acostumbró al ritmo radial, de ahí que las narraciones televisivas de nuestros tiempos, para tener éxito deben mantener mucho de ese esquema, pese a que por lo general se exagera con detalles, diciéndole al televidente que el tipo cabecea, que corre, que se cae, cosa que obviamente el espectador está viendo.
La televisión deportiva nació en Chile con el Mundial de Fútbol de 1962 y era un privilegio ver los cotejos en directo, porque aún sin la aparición del satélite los partidos para el extranjero eran filmados y las películas llevadas en helicóptero al aeropuerto de Los Cerrillos, donde luego un avión las transportaba, por ejemplo, a Alemania, país en que se veían los encuentros dos días después.
Entretanto la radiodifusión chilena vestida de gala, narraba el Mundial en plenitud, con relatos en Radio Agricultura de Julio Martínez y Hernán Solís; en Cooperativa con Darío Verdugo y Sergio Silva; en Nuevo Mundo con Nicanor Molinare; en Radio Prat con Abraham Dueñas; en Portales con Nelson Bustos; en Minería con Carlos González Márquez y Sergio Planells; en Radio Carrera con Máximo Clavería y en Balmaceda con Esteban Lob, el mismo que unos 16 años antes corría desde la matiné inconclusa del cine, tras ver la serial, para ir a escuchar los goles gritados por Darío Verdugo o Tito Martínez.
Nota en 2019:
Me produce escalofríos pero es una realidad. De todos quienes tuvimos el privilegio de narrar el Mundial de 1962 por radio, mencionados más arriba, solo sobrevivimos tres: Nelson Bustos, Máximo Clavería y quién escribe. Si agregamos los de la transmisión por TV, solamente Patricio Bañados.