Ahora dicen que 15 minutos de ejercicio diarios, prolongan la vida en 3 años.
¡Fantástico!
Nunca pensé que yo podía llegar, en una de esas, a los 100 años de vida, pero como hago cada día ejercicios en bicicleta fija, o simplemente trotando (a velocidad moderada, se podrán imaginar), ya obtendría una sobrevida de otros tres años. Si es tan simple, pues aumentaré la gimnasia matinal a 60 minutos y, entonces, dependiendo de cuando me tocase morir sin ejercicios, invocaría mi derecho a premio.
Desconozco sí, a quién deberé cobrarle ese premio, si es que el estado de mi salud se tornase inquietante. Por lo demás, va a ser muy difícil determinar, en todos los casos, la veracidad de “la oferta”. Hasta donde llega la vida "asignada" y desde donde empieza el beneficio generado por el ejercicio diario.
Esto me trae a la memoria la habitual promoción de sugerencias:
No coma tal cosa porque produce cáncer…coma tal otra porque es saludable, conforme a confiables estimaciones.
Y es un bombardeo constante en que a veces no sabemos como actuar, debido a que algunas recomendaciones chocan con otras que descalifican ciertos estudios.
Al final, capaz que pase lo de mi suegra, la que se dio el gusto de comer sin culpa todo lo que supuestamente no debía ingerir y que siempre escuchamos que hace mal, empezando con alimentos ricos en grasa. Ella, no obstante, murió de 93 años, mientras iban quedando en el camino familiares, amigos y conocidos de edad muy inferior, adictos a cuidarse del colesterol alto, de la diabetes, de…de… de.
Recurro nuevamente a un dicho campesino chileno, ya expresado en este blog en otro contexto:
“Lo bailao y lo tomao, no nos lo quita naiden”.
En todo caso, es indiscutible la importancia del ejercicio en nuestras vidas, pero dificulto que haya un rango seguro acerca de cuántos años de sobrevida nos significa.
Imagen de: alvarogalan.blogspot.com