viernes, julio 14, 2006

Zinedine Zamorano o Iván Zidane


Mucho de común tienen las despedidas del fútbol de Zinedine Zidane y de Iván Zamorano. El francés lo hizo en una final y el nuestro en otra, guardando las distancias, claro. Zinedine en un campeonato del mundo e Iván en un torneo chileno de clausura. Pero el hecho es que ambos terminaron sus brillantes carreras, enlodados por la pasión irracional e irrefrenable.

Por mucho que el italiano Materazzi hubiera invocado a la madre y (o) a la hermana del ídolo galo, o se hubiera referido en apretada síntesis a la condición musulmana del capitán de la selección francesa, su cabezazo contra el defensa de la "azurra", puso un epílogo triste a una carrera brillante.

Cuando hace algunas temporadas Iván Zamorano terminaba su exitoso ciclo, en Calama y ante Cobreloa, disputando por Colo Colo el título chileno, también perdió los estribos y entre empujones y puntapiés contra el árbitro y unos cuantos saludos a la señora madre de Carlos Chandía, fue expulsado con toda lógica y luego castigado por largo tiempo por el Tribunal de Penalidades de la ANFP. Pero como ya estaba retirado, el castigo resultó solamente un saludo a la bandera. Tal como sucederá si es que a Zidane la FIFA ahora lo condenase a cumplir cinco, quince o trecientos cincuenta partidos sin poder vestir la casaca francesa. Da lo mismo. El astro ya se retiró. Pésima manera de hacerlo, tanto en el caso del galo como en el del chileno. Con una ventaja para Zidane. El reaccionó de mala forma tras las provocaciones verbales de un pájaro de cuentas como Materazzi. En cambio, el nuestro arremetió contra Chandía sin otra provocación que la que su imaginación le indicaba, acerca de una supuesta serie de errores del juez contra Colo Colo en un partido decisivo.

Puede que en alguno de esos fallos discutibles, el árbitro se hubiese equivocado, como se equivocó Zamorano muchas veces estando solo frente al arco rival. Es algo propio de la condición humana, por cierto. Pero lo inaceptable y que desmerece la notable actuación de Zamorano en canchas de diversas latitudes por tanto tiempo, es que días después de sucedido el episodio del norte seguía estimando que la suya fue una reacción legítima y que el árbitro era un "saquero".

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