El Loto más grande

Me causa sorpresa cuando se acumula el pozo.

Cada vez que los sorteos conocidos en el mundo como Loto y que dependiendo de la empresa que los realiza en Chile también pueden ser Kino, Lotería, Polla Chilena, entre otras marcas, juntan cantidades como para alimentar a multitudes por décadas, se produce una fiebre de compras.

La gente se aglomera en las agencias de ventas como si el mundo se fuera a acabar, suponiendo que podría no alcanzar a comprar el boleto de la suerte. Por aquello de la diferencia de valores en cada país, no voy a dar cifras y para qué hacer la conversión en divisa norteamericana o europea.Se  trata en verdad de cantidades monstruosas.

Hace poco, antes de uno de esos inquietantes sorteos para los chilenos, una compradora de boletos dijo en la tele que ella tenía mucha fe en que se ganaría el premio mayor y ya había decidido qué hacer con el dinero, solucionar problemas de su familia, adquirir propiedades, viajar y el resto ponerlo  en un banco para vivir tranquila el resto de su vida, quedando por cierto plata suficiente para que sus descendientes pudieran gozar de sus respectivas existencias sin zozobra alguna, minimizando la posibilidad de acoso de "pedigüeños" inevitables, si es que no mantuviera en cierto silencio  su eventual logro.

Pero lo que llama la atención es que esta locura colectiva se produce  en caso de cantidades astronómicas en juego, en circunstancias que en los sorteos habituales las sumas a disposición son lo suficientemente atrayentes como para "endulzar" la vida de cualquiera. 

Es como decir "consigo el derecho a una vida plena por largas generaciones  familiares...o nada. Menos no me interesa". Da para un análisis psicológico de todos nosotros, humildes mortales.