MARTES, OCTUBRE 05, 2010
Deporte en sentido contrario del tránsito
En mi larga trayectoria radial, me identifiqué claramente con Radio Minería, en la que trabajé durante 21 años en total. Pero hubo un período intermedio, durante 1977 y 1987, tiempo en el cual laboré en Radios Agricultura, Nacional de Chile, Nuevo Mundo y Carrera.
La anécdota que revelo ahora es de esos años y tiene relación con la transmisión de la entonces famosa Vuelta Ciclista de Chile, con participación de connotados especialistas tanto chilenos como internacionales.
En esa circunstancia Radio Minería era nuestra competencia y había que restarle sintonía. Esa emisora tenía sí una ventaja. Narraba año tras año la Vuelta Ciclista completa. Nosotros, en Radio Nacional, simplemente transmitiríamos la última etapa, la de la llegada a Santiago.
Esa jornada final de 1996, o sea un año antes de mi retorno a Minería, la iba a acometer partiendo en un Móvil (camioneta habilitada con elementos para transmisiones radiales), desde la localidad de San Bernardo, a 20 kilómetros de Santiago, siguiendo a los competidores hasta el Estadio Nacional. Pero sucedió un hecho no contemplado por cierto. Aquella jornada deportiva se inició con una hora de anticipación.
Cuando lo supimos, no me quedó más que subirnos con el conductor del Móvil al vehículo, que se encontraba en el centro de nuestra ciudad-capital. Entonces me puse los fonos (auriculares) escuchando Radio Minería y repitiendo en la medida de lo posible lo que ellos narraban siguiendo a los pedaleros metro a metro de la ruta, mientras que nosotros recién partíamos al encuentro de la caravana.
El inconveniente era que nuestro vehículo iba en busca de los deportistas en contra de la dirección de la carrera. Los ciclistas de sur a norte. Nosotros de norte a sur y a considerable distancia.
Pero, en fin: no había alternativa.
Todo iba relativamente bien hasta que nuestro Móvil llegó a una plaza de peaje, entonces situada entre Santiago y San Bernardo, en que necesariamente había que detenerse, pagar y luego de abierta la barrera... seguir.
Nunca olvidaré el rostro del cajero, quién veía estupefacto mientras mi compañero chofer le entregaba los billetes y recibía el comprobante de recibo, como un tipo (yo) al parecer enajenado, relataba la carrera en contra de la dirección que ella llevaba y sin que ni de cerca ni de lejos se viera algún ciclista.
La anécdota que revelo ahora es de esos años y tiene relación con la transmisión de la entonces famosa Vuelta Ciclista de Chile, con participación de connotados especialistas tanto chilenos como internacionales.
En esa circunstancia Radio Minería era nuestra competencia y había que restarle sintonía. Esa emisora tenía sí una ventaja. Narraba año tras año la Vuelta Ciclista completa. Nosotros, en Radio Nacional, simplemente transmitiríamos la última etapa, la de la llegada a Santiago.
Esa jornada final de 1996, o sea un año antes de mi retorno a Minería, la iba a acometer partiendo en un Móvil (camioneta habilitada con elementos para transmisiones radiales), desde la localidad de San Bernardo, a 20 kilómetros de Santiago, siguiendo a los competidores hasta el Estadio Nacional. Pero sucedió un hecho no contemplado por cierto. Aquella jornada deportiva se inició con una hora de anticipación.
Cuando lo supimos, no me quedó más que subirnos con el conductor del Móvil al vehículo, que se encontraba en el centro de nuestra ciudad-capital. Entonces me puse los fonos (auriculares) escuchando Radio Minería y repitiendo en la medida de lo posible lo que ellos narraban siguiendo a los pedaleros metro a metro de la ruta, mientras que nosotros recién partíamos al encuentro de la caravana.
El inconveniente era que nuestro vehículo iba en busca de los deportistas en contra de la dirección de la carrera. Los ciclistas de sur a norte. Nosotros de norte a sur y a considerable distancia.
Pero, en fin: no había alternativa.
Todo iba relativamente bien hasta que nuestro Móvil llegó a una plaza de peaje, entonces situada entre Santiago y San Bernardo, en que necesariamente había que detenerse, pagar y luego de abierta la barrera... seguir.
Nunca olvidaré el rostro del cajero, quién veía estupefacto mientras mi compañero chofer le entregaba los billetes y recibía el comprobante de recibo, como un tipo (yo) al parecer enajenado, relataba la carrera en contra de la dirección que ella llevaba y sin que ni de cerca ni de lejos se viera algún ciclista.
25 comentarios:
Amigo Essteban essa sua crônica diz bem do seu gosto e dedicação pelo Rádio. Uma carreira longa, de sucesso e de boas lembranças, como essas competições entre ciclistas, com sua narração pela Rádio Mining, uma das emissoras nas quais você emprestou o seu talento.
Uma boa semana, Essteban.
Um abraço.
Pedro
Hay que poner los medios siempre para solucionar cualquier percance, buenos recuerdos.
Un abrazo.
Ja,ja,ja....no te imaginas lo que me he reído con tu anécdota...es buenísima.
Me gustaría saber -si tu lo quieres contar-, si alguien más, además del cajero, se dio cuenta del fiasco que sufristeis, y si esta anécdota no la hiciste pública, hasta catorce años después.
A grandes males, grandes remedios.
Un fuerte abrazo, amigo.
PEDRO:
Muchas gracias "por la comprensión" y el apoyo.Dicen que a grandes males, grandes remedios.También vale para transmisiones deportivas.
MARI:
Te agradezco. Felizmente más adelante nos enganchamos en la caravana.
Retribuyo abrazo.
MANUEL:
El cajero debe haberle contado a su familia al menos, pero algunos más deben haberse dado cuenta también.El caso no lo propalé pero tampoco lo oculté. Estaba dentro del rango de aceptable en el mundo de las comunicaciones.Como le digo a Mari-Pi-R, el hecho que nos engancháramos en la caravana y llegáramos al estadio con los ciclistas, atenuó "la falta".
Qué gracioso... ¿Te imaginas lo que habrá contado ese hombre al llegar a su casa? Es lo que yo llamo "historia incompleta".
rsssss, daria para chamar essa sua hilária história de 'contratempo'? Sim, uma situação inesperada, acontecimento imprevisto que eu não queria estar no seu lugar naquele evento!!
Mas são histórias assim que dão tempero à vida!
Amigo Esteban, aqui eu e Pedro somos bastante viciados em Rádio! Aliás, minhas insônias se dão por culpa do rádio! rss
Beijo, querido amigo. Uma boa semana.
GABRIELA:
Yo pensaba lo mismo entonces, de cómo lo habrá contado en su casa y con sus amigos. Pero no me causaba remordimiento. Yo me sentía cumpliendo mi trabajo lo mejor posible.
TAIS:
En efecto. Son situaciones en el mundo de las comunicaciones, más comunes de lo que pareciera.
Acerca de tu gusto por la radio, lo mismo que en el caso de tu marido, lo comprendo. Yo mismo he seguido con agrado las transmisiones radiales en todas las etapas de mi vida, más allá de mi participación en las mismas.
Un beso.
Me has sacado unas buenas risas Esteban. El pobre hombr os miraría alucinando. Al menos terminasteis bien. Conozco b el mundo de la bici. Mi hijo pequeño es un forofo de ella. Tanto que las quiere más que a su pareja :))y para colmo trabaja en la multinacional Trek. Hizo dos vueltas a España con el sponsor publicitario.
Te deseo un buen jueves.
Un abrazo.
Sea como sea me arreglaste la mañana, Esteban, mi carcajada se escuchó por todo el vecindario.
Un abrazo.
Jaja LAURA. Me miraba como diciendo "está loco ese tipo, o el loco soy yo".
Qué bien lo de tu hijo. El ciclismo es una pasión tan plausible como la del fútbol.
Gracias por tus buenos deseos. A estas alturas los retribuyo y espero tengas un buen viernes.
Abrazo.
Me alegro RAFAEL que mi anécdota te haya arreglado la mañana.
Abrazo.
Jajaja, el fin justifica los medios, muy ingenioso de cómo salir de la situación, buen relato, un abrazo.
Saludos Bienaventurada. Gracias.
Retribuyo abrazo.
Gracias, querido Maestro y amigo Esteban.
Me acordaste de las transmisiones por radio de la vuelta a Colombia en bicicleta por los sesenta.
Un fuerte abrazo.
Mira que tienes anécdotas curiosas, pero ésta supera toda lógica. Eso es lo bueno de un gran comentarista. Imagino los nervios por esa transmisión que seguramente salió bien a pesar de todo. Abrazo grandote.
El ciclismo en tu país de origen, amigo Ricardo, siempre ha sido grande.En transmisiones de esa especialidad también, todo un ejemplo de ritmo en la narración.
Abrazo.
Creo que salimos del paso en esa ocasión, estimada RosaMaría. En medio de "la refriega" no te dabas cuenta si estabas nervioso o no. Simplemente había que, como decimos en Chile, "apechugar" .
Querido Esteban. Cuando yo era niña había un comentario que se aplicaba a quien tenía buenos reflejos para resolver un imprevisto o sabía hacer algo mejor que nadie:
"El que sabe, sabe. Y el que no, a Alemania"
En referencia a que los muy capaces sabían salir adelante en cualquier entorno y ante cualquier dificultad, sin tener que partir hacia lugares más cómodos donde sólo se exigía cumplir con lo mandado, sin pensar mucho. Era algo coloquial dicho con humor, sin más profundidades.
Pero en el caso que nos cuentas, tú sí que das la medida de que el que sabe, sabe salir de las situaciones comprometidas por difíciles que sean.
Saludos.
Gracias Ana María por tus conceptos. Ese comentario de tu infancia se conoce aquí en Chile con una pequeña diferencia."El que sabe sabe. Y el que no, aprende".Suena muy simple y rutinario, sin la imprevisible invitación a un país, al menos en mi caso, del que provengo por nacimiento. En suma, querida escritora, una vez más vale ese dicho más antiguo todavía, acerca de que "nunca se termina de aprender".
Saludos.
Jajajajaja.¡Qué buena anécdota! Hablando de ciclismo, si bien nunca narré nada, mi hijo que es ciclista participó en una competencia aquí en Lima llamada "Subida al cerro San Cristóbal". Antes de la prueba, los que habíamos ido con auto teníamos que subir primero, la policía jefe del operativo de seguridad me dice: "suba con tiempo, pues la vía tiene que estar despejada". En el momento que me apresto a subir, viene una señora gordita y me pide un "aventón" hacia la meta, no pude negarme pero lo cierto que mi carcochita se quedó a media vía, los ciclistas me pasaron manifestando su fastidio golpeando mi auto, buscando la falla, el problema se solucionó bajando a la señora quien tuvo que subir caminando. Saludos Esteban desde Lima.
Vaya Jorge, que lío te armó la señora aquella, pero "todo sea por el deporte", jajaja.
Saludos santiaguinos, amigo.
(Contesto tarde porque las antiguas alertas ya no me funcionan).
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