Para quienes estuvimos envueltos en el llamado Holocausto, aunque en mi caso "muy protegido" por cuestión de edad y de suerte, resulta asombroso e irritante comprobar como cada cierto tiempo se levantan voces que niegan la existencia de esa atrocidad. Por tanto me permito reproducir una entrada publicada en este blog en el año 2013, en respuesta esa vez a la petición de una lectora.
Mis raíces trágicas
La amiga bloguera AleMamá me ha pedido que narre mi nacimiento alemán y el traslado poco después a Chile, en medio del fragor de la segunda gran guerra.
Pese a que en varias ocasiones he deslizado matices de esa experiencia temprana con sus consiguientes consecuencias, trataré de hacer un recuento de tiempos de aflicción para gran parte del mundo.
Nací en enero de 1936 en la ciudad bávara de Neu-Ulm, pese a que mis padres residían al otro lado del Danubio, en Ulm, (a secas) del estado de Baden-Württemberg, pero dada la persecución ya empezada en 1933 a los judíos, junto con el advenimiento del nazismo, no fue posible que mi madre encontrara en su ciudad de residencia algún establecimiento clínico que quisiera atenderla.
Así y todo, recién venido al mundo, una auxiliar del hospital en que vi la luz, quiso llevarme lejos del ámbito de mi mamá, seguramente con malévolas intenciones, todo sea para cumplir con los designios del tirano de bigote, en el sentido que los judíos merecían la muerte.
Claro, habría sido muy fácil exterminar a un bebé recién nacido. Afortunadamente el médico a cargo le “paró los carros” a la fanatizada mujer y esa fue mi primera sobrevivencia.
Mi padre fue llevado un año después al campo de concentración de Dachau, también por el solo delito de ser judío, mientras mis abuelos por padre y madre pugnaban junto con el resto de la familia para poder conseguir visa a los Estados Unidos, donde meses después partieron con algunos de mis tíos y primos.
El resto de la familia trataba de encontrar algún país de acogida, incluyendo las gestiones de mi madre, que abría alguna opción para nosotros tres en lugares tan disímiles como Australia, Bolivia, Argentina, el propio Estados Unidos, Perú y Chile.
El resto de la familia trataba de encontrar algún país de acogida, incluyendo las gestiones de mi madre, que abría alguna opción para nosotros tres en lugares tan disímiles como Australia, Bolivia, Argentina, el propio Estados Unidos, Perú y Chile.
Era un “recreo” pre-guerra en que a los judíos en campos de concentración se les permitía salir del país, por cierto con entrega total de bienes. En esas condiciones “lo que saliera primero”.
De modo que por esas cosas del destino, hoy soy chileno a mucha honra, como pude haber sido boliviano, australiano, estadounidense, peruano o argentino. Comprenderán mis amables lectores el por qué de mi aversión a todo nacionalismo extremo y a cualquier descalificación de toda nacionalidad, religión o raza.
Junto con el nacimiento del mes de septiembre de 1939, el puerto de Hamburgo fue escenario de la partida de mi madre, mi padre y yo-entonces de 3 años de edad- rumbo a lo desconocido, pero estábamos salvando la vida, porque horas después estalló la Segunda Guerra Mundial y junto con ello ya nadie podría salir del país, salvo para combatir.
Los campos de concentración se convirtieron en campos de exterminio. Personeros de la GESTAPO subieron a nuestro barco para hacer bajar a todos los pasajeros de origen judío, pero en una actitud valiente y elogiable el capitán chileno del Copiapó, de la Compañía Sudamericana de Vapores, se negó y los individuos armados, sorprendentemente se bajaron. Fue mi segunda sobrevivencia.
Tras un mes de viaje en un barco de carga, adaptado especialmente para trasladar a los últimos chilenos que querían escapar del infierno, a sacerdotes católicos también perseguidos por Hitler y una treintena de judíos, el Copiapó llegó a “la tierra prometida”, sin que mis padres supieran una palabra de español y con oscuridad total acerca de su futuro en tierra extraña, pero lo principal era que los tres estábamos bien y juntos.
Horas después del viaje en tren desde Valparaíso a la capital, mi padre empezó a tirar líneas acerca de su trabajo futuro, con vinculaciones a la agricultura, sector donde se desempeñaba en su nación natal. Estaba por llegar la ayuda económica de un familiar residente en Portugal, que fue la palanca para nuestra inserción en tierra chilena.
No. No se trata de la foto de ningún equipo deportivo, sino de niños usados como conejillos de indias en campos de experimentación "médica" y de exterminio. Y pensar que hay quienes dicen que el holocausto es mentira. Varios de mis antepasados no tuvieron la suerte de mis padres y mía de poder salir a tiempo de esa Alemania de horror.
Cuando tiempo después empecé a ir al colegio, mis compañeros de curso se reían de mi incipiente español, agravado por el hecho que yo mencionaba lugares como la localidad de Colina, como Cólina, tal como se referían a ella mis padres en relación a que allá vivían unos amigos, también venidos en el barco.
Cuando tiempo después empecé a ir al colegio, mis compañeros de curso se reían de mi incipiente español, agravado por el hecho que yo mencionaba lugares como la localidad de Colina, como Cólina, tal como se referían a ella mis padres en relación a que allá vivían unos amigos, también venidos en el barco.
Vivíamos cerca de una calle de la comuna de Providencia llamada Mar del Plata, a la que mis papás decían así en adaptación a la pronunciación de alemanes, Ma del Plata (sin ere) lo que también provocaba risotadas en mis condiscípulos al repetir yo esa expresión.
Pero no quiero prolongar eternamente este recuento. Solamente sintetizo expresando que a mis 19 años, tras malas experiencias comerciales mis padres decidieron volver a Alemania, apenas 10 años después de terminada la conflagración mundial, al recibir la restitución de pertenencias y derechos comerciales que nos fueron quitados en 1939 . Pero yo decidí quedarme en Chile.
En el curso de mi carrera profesional, ya felizmente casado con chilena y católica, pude visitar a mis padres, previo a un accidente automovilístico que en 1973 costó la vida de mi papá, tras un mes en el hospital.
A sus 80 años de edad mi mamá sufrió hemiplejia, por lo cual la trajimos a Chile donde pasó los últimos 8 años de su vida en precarias condiciones físicas y mentales, pero atendida maravillosamente por mi esposa en calidad de autentica hija.
En suma, reconozco que en perspectiva, mi vida tiene aspectos que parecen en algunos de sus trazos sacados de una novela, pero que obedecen a una secuencia de luces y sombras, al final de cuentas. Creo verdaderamente que, pese a todo, más de las primeras.
En lo religioso, mi esposa es ferviente católica y yo no practico la religión judía aunque me siento absolutamente vinculado a su historia, mientras que de mis tres hijos, la mayor es copia de su madre y los dos restantes son más bien librepensadores, aunque mis nietos son educados en la fe cristiana.
Cumplo contigo, apreciada AleMamá, y reconozco que esta historia de vida, resumida al máximo y con notorios saltos en el tiempo, al exponerla públicamente, me ha costado menos plasmarla en forma escrita que lo que hubiera imaginado.
26 comentarios:
Vaya historia, Esteban, que me sorprende ahora tanto como la primera vez que la leí.
No entiendo cómo puede alguien negar un hecho histórico que está documentado y más documentado. Algo terrible que, lamentablemente, sigue ocurriendo con otros nombres y otros lugares.
PD: ojalá que con esto la muy querida AleMamá se anime a regresar al mundo de los blogs.
Pensé lo mismo sobre AleMamá, Gabriela. En lo demás por supuesto que también suscribo tus palabras.
Finalmente, agradezco tu fidelidad a este blog porque me leías antes de la publicación del post por primera vez...y lo sigues haciendo por más de una década.
Lo que realmente cuenta, Esteban, es tu historia real, vivida, y salvada. Lo que ello les pueda parecer a otros, minoría ignorante o interesada, ¿qué relevancia puede tener?
Fuerte abrazo.
Por un pelo te hubiese podido cambiar tu vida, afortunadamente que vuestra familia consiguió salir de Alemania antes que empezase la segunda guerra mundial.
Fue una guerra atroz y una crueldad por parte de los nariz de querer exterminar a todos los judíos de la tierra, idealismo que luego han reconocido con mucha vergüenza y el pueblo alemán ha ido corrigiendo.
Me alegro que tus padres volviesen a su país y que tu encontrases una buena esposa y madre.
Un abrazo con una triste y bonita historia.
No me quejo por mi, apreciado Ernesto, porque no tengo motivos para ello, sino por el contexto general del desconocimiento interesado, que efectivamente (menos mal) corresponde a una minoría.
Abrazo.
Es cierto Mari. Por un pelo. Ni más ni menos.Otros no tuvieron la misma suerte, como en el caso de barcos que llegaron a algunos países y sus pasajeros no fueron admitidos, lo que obligó al viaje de vuelta...a la muerte.
Em 2013, eu já frequentava o seu blogue, mas não me lembro de ter lido este texto. Nós tivemos um homem, Aristides de Sousa Mendes, cônsul português em Bordéus, que salvou milhares de judeus franceses, dando-lhes vistos de entrada em Portugal.
Foi uma época histórica que devia envergonhar toda a humanidade. Infelizmente, o atual conflito Israel- Palestina tem criado nas gerações mais novas, uma revolta contra os judeus, e, pelo menos eu acredito que seja essa a origem, da negação do holocausto pelos mais novos.
Abraço
Efectivamente, Elvira: hubo personas como de Sousa Mendes que en su caso pudo salvar a ´muchas víctimas judías de las consecuencias de la toma nazi de Francia.
En otro tema, amiga, espero que tus problemas de salud estén en franca etapa de superación.
Abrazo.
Pasa de ellos, porque son unos ignorantes los que piensan eso. ¿Te quieres creer, que aquí en España, algunos de esa calaña, quieren santificar a Franco?......
De tu historia -que me ha dejado sin palabras-, imagino, lo que debieron sufrir tu padres, para salvar a su bebé; no les importaba perder todo lo material, despegarse de la familia, porque en esos momento -estoy segurísimo- que lo único importante para ellos, eras tu, que tenías que sobrevivir como fuera, incluso, a costa de sus vidas, cosa, que felizmente no sucedió. Fue una gran victoria de tu papá y de tu mamá, sobre el tirano del bigote.
Un fuerte abrazo, amigo Esteban.
Uma história de vida que poderia ser, de facto, o enredo de uma novela.
Foi um assunto que sempre me interessou imenso, e nos anos 60/70 li tudo o que se escreveu acerca da Segunda Guerra mundial.
Por coincidência estou lendo um livro passado no campo de concentração de Auschwitz - "O tatuador de Auschwitz".
Infelizmente está crescendo o número de pessoas que negam o holocausto, o que pode ser muito perigoso...
Obrigada por partilhares a tua história.
Desejo bom Fim-de-semana
Beijinhos
MARIAZITA / A CASA DA MARIQUINHAS
Yo he leído mucho y escrito sobre el Holocausto y lo he hecho por su carga de realidad y dramatismo que tiene y cada vez que leo más, más me entristece y a la vez me indigna. Ya lo dijo Eisenhower: ”Que se tenga la máxima documentación, hagan películas, graben testimonios porque en algún momento a lo largo de la historia, algún idiota va a erguirse y dirá que esto nunca sucedió.”
Gran historia, mi querido Esteban.
El Holocausto fue algo real que aun permanece en nuestras mentes.
Un abrazo grande, querido maestro y amigo.
Boa tarde caro amigo Esteban!
Por ter tido grande influência do meu pai sobre os fatos que envolveram a Segunda Guerra Mundial e, em especial a perseguição aos judeus alemães, poloneses, entre outros (meu pai dizia que por sermos ‘Carvalho’ somos judeus, cristãos novos), desde a minha infância passei a me interessar por esse período da história da humanidade, o mais trágico e desumano de todos. Esse estímulo para esses estudos sobre o Holocausto teve como reforço o fato de ter vindo morar, no tempo da Universidade no bairro Bonfim, em Porto Alegre, que foi fundado pelos judeus vindos da Europa, onde tive amigos judeus da minha idade, com quem convivi juntamente com seus pais, que mal falavam português (alemães, poloneses e húngaros), alguns pais desses meus amigos foram salvos pelos americanos no final da Guerra de alguns campos de Concentração.
Disse tudo isso, amigo Esteban, para demonstrar um pouco do que senti ao ler o que você escreveu sobre a sua vida, a vida dos seus pais e, inclusive sobre a sua posição de não aceitar ‘os nacionalismos’, justamente por ser um estudioso da Segunda Guerra Mundial e da perseguição de Hitler e de seus comparsas (incluindo Stalin), pois aos judeus praticamente todos os países das Américas abriram seus braços para recebê-los.
Até hoje, Esteban, moro no bairro Bonfim, no convívio entre meus amigos judeus (meu pai dizia que sou um deles).
Parabéns por ter contado essa história de luta e de vitória.
Uma ótima semana
Grande abraço
Pedro
Querido amigo Esteban, na verdade ouvimos tantas coisas estapafúrdicas e por mais que se apresentem todas as provas, sem fazer esforço, continuaremos a ouvir esse tipo de coisa. Negam: ou por somente serem 'do contra' ou por enorme ignorância. Bestificados. Ouve-se tantas bobagens, além de alguém ter mostrado tanta ignorância sobre o Holocausto, há uma outra muito repetida: o homem nunca pisou na Lua! É mais uma.
O Holocausto foi a maior vergonha, a maior crueldade na história da humanidade!
Moro no bairro chamado Bonfim, um bairro de Porto Alegre fundado pelos judeus na sua chegada ao Brasil. Um bairro adorável, alegre, com características culturais próprias. Aqui que conheci Pedro e casamos e continuamos a morar na mesma rua; rua em que meus avós moraram, meus pais também moravam e vim morar logo ao nascer, ao sair da maternidade.
Gostei muito de ler sua história - comovente! História de força, garra e luta.
Uma ótima semana pra você, amigo.
Beijo!
MANUEL:
Gracias por tus conceptos, amigo. Fue tal como lo dices, por más que en medio de la odisea de mis padres yo difícilmente me daba cuenta a esa edad de lo que acontecía.
MARIAZITA: Creo que cada protagonista de los dramáticos sucesos de entonces vivió una película, para muy pocos con final feliz entre los que me incluyo.Lamentablemente las situaciones de muerte se repetían a diario.
RICARDO: Gracias por tu extremada gentileza.
PEDRO y TAIS: Me siento privilegiado, amigos, por haber enlazado comentarios con ustedes y sus multifacéticos blog. Muchas gracias por hacerme partícipe de historias, encuentros y opiniones vinculados con este tema.Me alegro que se hayan conocido en ese barrio y que la historia personal de Pedro y Tais, al paso del tiempo, tenga tanto que ver con Bonfim.
MARÍA:
Justamente por la gran cantidad de lectores y comentaristas que me apoyan desde España, celebro cada nueva incorporación como la tuya. Iré ahora con mucho gusto a conocer tu página.
MANUELA:
Descubro que les contesté a mis gentiles comentaristas, menos a ti. Es una lamentable e involuntaria omisión que corrijo en el acto. Las palabras del general Eisenhower que reproduces, pasaron a la historia y fueron una premonición de lo que ocurriría con el paso del tiempo.
Afectuosos saludos amiga, desde el otro lado del charco.
No puedo imaginarme los padecimientos, sobre todo de tus padres ante la impotencia. En mi vida, que yo sepa, he tenido contactos con tres personas judías, y en los tres he admirado su constancia profesional,y éxito. Vivir en ese estado de supervivencia os ha fraguado en acero.
Siento lo que tan injustamente debisteis padecer. Un abrazo.
En verdad, en lo personal, amigo Marcos no padecí tanto porque al llegar a Sudamérica yo era poco más que un bebé. Resulta que por la acción de la Agencia de Viajes Tercer Reich terminé siendo chileno, encontré esposa e hijos chilenos y realicé toda mi carrera profesional también en Chile en un marco de gran complacencia.
Si la historia hubiera sido distinta, habría sido un alemán que de haber visto en el mapa un lejano país llamado Chile, tal vez lo hubiera confundido con ese producto picante así llamado en México y que nosotros conocemos como ají. En todo caso gracias por tu solidaridad.
Abrazo.
Gracias María. Es triste lo que cuentas, independiente del origen de las malas causas.En mi caso no creo ser particularmente valiente al exponer vivencias propias.Retribuyo saludos.
Mi querido amigo y maestro Esteban.
Que crónica tan especial , escrita con tu floreciente y amena pluma.
Un fuerte abrazo, estimado amigo Austral.
Amigo ¿nórdico? Ricardo, creo que te excedes en tus elogios, pero cuentas con mi agradecimiento. Retribuyo abrazo.
Dejando aparte el felicitarte por la entereza con que cuentas el periplo de tu niñez, luchando con tu familia por lograr una vida estable y la pena y el recuerdo emocionado para quienes no lograron escapar a tiempo del horror.
Resulta sanador y ejemplar leerte. Y comprobar que aunque pasen los años que pasen, por muy bien que te haya tratado después la vida, en un último rincón de tu pecho siempre guardarás la realidad de tu biografía, que emerge a intérvalos para recordártela. Como ahora. Un abrazo, Esteban.
Amigo Esteban, eu e Taís te desejamos uma ótima semana, com muita paz e alegria.
Grande abraço dos amigos do sul do Brasil.
Pedro e Taís
Agradezco como cada vez la forma y el estilo de tu visión humana, Ana María, al servicio de causas indiscutibles, pienso.
Abrazo.
Gracias a mis amigos del sur de Brasil, Pedro y Tais.Una de las maravillas de nuestros tiempos es que exista este grato contacto habitual aunque solo cibernético, a la vez profundo y alentador por sobre diferencias incluso idiomáticas. Que también para ustedes sea una semana igualmente próspera con la misma alegría y paz.
Esteban.
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