Hace tres años el paraíso que es siempre Santiago "sin público" en verano, me hizo reflexionar sobre las ventajas de moverse en la gran ciudad, cuasi abandonada por quienes encuentran en otros lugares los tumultos del tránsito que desaparecen por arte de magia de la capital.
Como la historia se repite agradablemente, adapto aquel post a la realidad de hoy y con la satisfacciòn de poder gozar, aunque queda poco, de un febrero encantador en la principal ciudad de Chile.
Recuerdo mi infancia, en la década de los años 40.
Mi padre me llevaba en su Ford, ya muy añoso, por calles con poco movimiento de vehículos, salvo en la zona céntrica de la capital de Chile.
No había por cierto problemas de estacionamiento y las distancias se hacían cortas.
En este mes de febrero de 2015, Santiago me parece encantador. Una ciudad en que centenares de miles de sus habitantes están ausentes por vacaciones de verano. Entonces sus avenidas carecen del tormento del paso lento que produce el tumultuoso peregrinar de coches, con conductores y pasajeros ansiosos y apurados que nos inquietan el resto del año, sin querer reconocer que nosotros mismos formamos parte de ese ejército de exaltados, impacientes y ultra nerviosos.
Veo en televisión a gente que se queja debido a que por motivos diversos no puede ir de vacaciones.
Por mi parte esta condición de Santiago en este mes, me hace considerarme un afortunado, al tener a mi disposición una ciudad grata, cómoda y tranquila, con un plus inmenso:
Debido a que las habituales tensiones al conducir se reducen a su mínima expresión, hay tiempo para admirar el entorno, la vegetación y las construcciones mismas, con un espíritu positivo y optimista.
¡Qué lastima que dentro de algunos días, nada más, se acabe este fantástico período y volvamos en forma inexorable a la locura que es vivir constantemente...contra el tiempo!
Mi padre me llevaba en su Ford, ya muy añoso, por calles con poco movimiento de vehículos, salvo en la zona céntrica de la capital de Chile.
No había por cierto problemas de estacionamiento y las distancias se hacían cortas.
En este mes de febrero de 2015, Santiago me parece encantador. Una ciudad en que centenares de miles de sus habitantes están ausentes por vacaciones de verano. Entonces sus avenidas carecen del tormento del paso lento que produce el tumultuoso peregrinar de coches, con conductores y pasajeros ansiosos y apurados que nos inquietan el resto del año, sin querer reconocer que nosotros mismos formamos parte de ese ejército de exaltados, impacientes y ultra nerviosos.
Veo en televisión a gente que se queja debido a que por motivos diversos no puede ir de vacaciones.
Por mi parte esta condición de Santiago en este mes, me hace considerarme un afortunado, al tener a mi disposición una ciudad grata, cómoda y tranquila, con un plus inmenso:
Debido a que las habituales tensiones al conducir se reducen a su mínima expresión, hay tiempo para admirar el entorno, la vegetación y las construcciones mismas, con un espíritu positivo y optimista.
¡Qué lastima que dentro de algunos días, nada más, se acabe este fantástico período y volvamos en forma inexorable a la locura que es vivir constantemente...contra el tiempo!
20 comentarios:
En estos tiempos en que vivimos, lo más preciado es la tranquilidad.
Un abrazo.
Así es Armando. Si siempre la tranquilidad suele ser nuestra meta, en tiempos tan convulsionados como los actuales, ello es particularmente válido.
Abrazo.
Acá también tenemos esa ventaja de "ciudad vacía", pero dada la cercanía con la playa, no se siente a lo largo de semanas sino básicamente los fines de semana. Por momentos, parece que el caos se ordena.
Esa es, Gabriela, la ventaja nuestra. No tenemos playas tan cercanas ( al menos son 100 Km. de distancia de Santiago).
Como não vivo numa cidade muito grande, a diferença não se sente muito, embora seja notada pelos estabelecimentos fechados, no mês de Agosto que é o mês de excelência dos portugueses.
Fevereiro por aqui costuma ser um mês de extremos. Tanto pode ter temperaturas a rondar os 0º como pode chegar aos vinte e tais. Um dia
pode estar sol com a temperatura acima dos 20, no outro pode estar chuvoso e frio.
Daí que temos um ditado popular que diz: "Fevereiro matou a mãe ao soalheiro".
Um abraço e uma boa semana
Qué distinta es la realidad meteorológica de Santiago y de Barreiro, Elvira.
Nosotros ya estamos viviendo el fin del verano, pero con 30 grados de temperatura todavía.Como estás en una ciudad no tan grande y tal cual lo explicas, claro que no debes experimentar las calamidades que genera un movimiento interminable de vehículos, en nuestro caso a contar nuevamente del próximo lunes.¡Horror!
Retribuyo el abrazo y que también tengas una excelente semana.
Un ayer de tranquilidad del que ya no respiramos ya que todos queremos estar movilizados y no podemos dar un paso sin usar el vehículo.
Las vacaciones para unos tienen lo dicho para otros.
Un abrazo.
Sería ideal Mari-Pi-r dejar el auto, pero en una ciudad tan extensa como Santiago de Chile, dependemos de un sistema de locomoción colectiva que pese a los intenntos y cuantiosos gastos efectuados en él, sigue siendo deficitario.
Otro abrazo para ti.
Me suena muy raro lo de vacaciones de verano en febrero. He estado de vacaciones hace una semana en Tenerife y pasar de nuestros tres grados a los veinte de allí ha sido una bendición. Saludos
Piensa, Felipe, que en una zona de los EE.UU. estuvieron cerca de los 40 grados de calor hace días, ufff.
Saludos amigo.
Que preciosa vista. Viví en Santiago de nino en 1956. Tengo lindos recuerdos.
Un abrazo, mi querido Esteban.
Saludos, querido Esteban. Solo comento para decirte ¡Amén!
Este año no he salido por un tema de trabajo de mi marido pero -aparte del calor del cemento- no tengo nada de qué quejarme. Santiago es una bella ciudad, pero los autos no dejan ver los árboles, parafraseando el dicho de los árboles que no dejan ver el bosque.
Cariños
Celebro, apreciado Ricardo, que gustes de ese Santiago, que en todo caso ha cambiado mucho de la que fue, según cuentas, tu ciudad de residencia hace 59 años.Eras niño y yo en ese entonces tenía 20 años. "Juventud divino tesoro, que te vas para no volver...
Qué alegría volver a leerte Ale.
Es muy cierto que los autos no dejsn ver los árboles en Santiago y se explican los constantes llamados a que se prefiera la locomoción colectiva, pero ello no es siempre posible debido a que nuestro Transantiago, a un costo económico gigantesco, sigue siendo deficitario en servicio y poco confiable.Todavía tiene sectores y horarios muy abandonados. Yo tenía la esperanza que una vez consolidado sería como en los países en que te paras en una esquina y un letrero te indica la hora del paso del próximo bus.
"Soñar no cuesta nada".Después de todos estos años, te puedes convertir en estatua esperando, tal como en los tiempos de las antiguas micros amarillas.
Cariños.
Santiago es una ciudad muy bonita, me la imagino aún más bella en medio de la tranquilidad que nos brinda la ausencia del bullicio automotor.
Disfrútala mientras puedas.
Un abrazo.
O sea, la disfrutaré hasta el domingo, Rafael.
En verdad es una exageración lo que digo, porque en honor a la verdad, pese al caos vehicular al que uno se termina acostumbrando, sus virtudes superan los defectos, creo.
La paz del verano en las grandes ciudades. eso es así. Buena entrada, maestro.
Echamos de menos algún artículo de opinión futbolera. ¿Está enfadado con el fútbol?
Un abrazo desde España.
José Ramón - El Seis Doble.
Muchas gracias por la visita, estimado José Ramón.
En verdad si me dejara llevar por mi pasión futbolera, escribiría de estos temas artículo por medio, pero me he convencido que la gran mayoría de mis amables lectores no son mayormente aficionados a los vaivenes de la pelota.
Mi último post deportivo se refirió a fines de diciembre de 2014 al increíble caso del futbolista chileno Nicolás Castillo, quién jugando en el Brujas de Bélgica hizo declaraciones en el sentido que la ciudad donde estaba era muy aburrida y que quisiera irse.¿Qué te parece? Brujas, una de las ciudades más lindas, aburrida.
Ahora milita en el Mainz de la Bundesliga y presumo que si no le gustaba Brujas tampoco le va a gustar Mainz.
Abrazo.
Pues sí, ya están volviendo también por aquí y con el comienzo de las clases la tranquilidad se acaba, entre transportes escolares y los coches de los padres estacionados de cualquier forma...¿Será esta la normalidad? Abrazos
A Santiago también volvió ya "la normalidad" y todos lo lamentan, estimada RosaMaria.
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