lunes, abril 22, 2013

Ricardo García


Ricardo García, de nombre real Juan Osvaldo Larrea, fallecido en 1990, a los 60 años de edad


A propósito de mi post anterior y del comentario de Jorge Atarama desde el Perú, en que señala la supervivencia de los locutores en vivo en las narraciones deportivas actuales, recordé una anécdota ya contada en este blog en sus comienzos, en tiempos en que casi nadie de mis amables lectores de hoy marcaba presencia, por lo que la creo digna de ser expuesta una vez más.

En las transmisiones deportivas de Radio Minería, muchos años antes que yo llegara a esa emisora, enfermó de súbito, minutos previos a un partido trascendental el locutor comercial, por lo que se envió de urgencia al estadio a Ricardo García, uno de los más famosos animadores de la época y de la historia de la radiodifusión chilena, pero de nulo interés por el fútbol.

El buen Ricardo llevó un libro para entretenerse por mientras no le cedieran el uso del micrófono. En un momento, el relator dijo "y ahora Ricardo García indica la hora", en referencia por cierto a los minutos que iban del encuentro, a lo que el aludido miró su reloj de pulsera y replico: "Son las 5 y cuarto". El afamado locutor no comprendió en ese momento, en absoluto, el jolgorio y el estupor que su respuesta significó.

16 comentarios:

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Claro, Esteban, le dijeron que indicara la hora, no el tiempo de juego... Tenía razón el señor Larrea.


Un abrazo.

esteban lob dijo...

Rafael:
Cierto.Pero es como una norma, al menos en Chile, hablar de la hora del partido.
Retribuyo el abrazo.

Francisco Méndez S. dijo...

Esteban:
Muy divertida anécdota, como otras que has contado en este blog.

Se nota que Ricardo García no tenia mucho interés por el fútbol.

Saludos

AleMamá dijo...

Pobre Ricardo, jejejeje cualquiera hubiera hecho lo mismo en su lugar.

Simpática la anécdota.

esteban lob dijo...

Francisco:
Ninguno. Pero chita que es difícil concentrase en un libro en medio de miles de hinchas apasionados y relatores idem.

esteban lob dijo...

AleMamá:
Así es, pero dudo que haya muchos libres de vivir en un limbo ajeno al fútbol.

Gabriela dijo...

Eso es no estar "contaminado" por el fútbol.
Si alguna vez encuentras un librito En Sisicaya están matando a los de Conchucos, del peruano Alberto Musso, no lo dejes pasar.

esteban lob dijo...

Gabriela:
Tendré presente lo de Sisicaya.Ya me suena atractivo el nombre, amiga.

LAO dijo...

Muy divertida tu anécdota, posiblemente no estaba muy motivado para intervenir.....¡muchos saludos!

esteban lob dijo...

Lao:
En absoluto. Además, el libro debe haber sido muy bueno.

Rud dijo...

Estimado Esteban
Me encantan tus anécdotas; esta ha tenido un toque único de buen humor :)
Un gran abrazo
Feliz fin de semana

esteban lob dijo...

Rud:
Gracias amiga. También para ti, otro feliz fin de semana.

Chela dijo...

Ja,ja,ja...
Con ese "despiste" supongo que ese día dio "un salto a la fama" pues luego sería muy comentado en todos los círculos y en los medios.

Un afectuoso saludo.

esteban lob dijo...

Chela:
Así fue, en tiempos pre televisión en que todo lo que se decía por las radioemisoras llamadas grandes, tenía repercusión ultra masiva.

Jorge Atarama dijo...

Que buena anécdota!!! No me imagino estar en el estadio o en un set de tv e ignorar el partido, puesto que me gusta mucho el fútbol, increíble ponerse a leer en pleno partido. Esto me ha hecho recordar un encuentro entre Universitario vs Municipal del torneo peruano, voy con mi señora al estadio, estaba muy emocionante y un jugador estrella la pelota en el parante casi todos en el estadio nos paramos gritando el clásico ¡uy! al voltear para comentar la jugada con mi señora ésta estaba dormida en el asiento, un anciano cerca a nosotros rompió en risa diciéndome "¿qué pasó se te durmió?" A partir de allí voy al estadio sólo con amigos que les guste el fútbol. Saludos Esteban un gran abrazo desde Lima.

esteban lob dijo...

Jorge:
Jajajaja.
Mi señora tal vez no se quedase dormida, pero me diría en el segundo de un lanzamiento penal que a uno de los equipos no le ajustan los colores de su camiseta.