lunes, marzo 12, 2012

El Poddle



Cuando murió Athos, el viejo samoyedo que le fue regalado de niño a mi hijo, decidí que nunca más albergaría un perro en mi hogar. El fiel can dejó este mundo, muchos años después que el propio Mauricio ya casado había abandonado nuestra casa.
Por cierto uno se encariña con los animales, agradece su amistad y su inteligencia, pero a la vez padece como propias sus aflicciones y enfermedades. Entonces para qué complicarse de nuevo la existencia.
En el otoño de mi propia vida, por comodidad, no me hace gracia la idea de ver de nuevo destruido el pasto de mi jardín o no encontrar mis zapatillas de levantarse, especialidad de los perritos nuevos, ávidos de trasladar a “aposentos privados” ese tipo de calzado.
Y en caso de algún viaje de mi señora y yo, un nuevo ser entre nuestras paredes requeriría lógicamente de la natural preocupación por su subsistencia física y emocional durante nuestra ausencia.
Recordaba otros perros. Desde el lejano Lux de mi infancia, el cual a los 10 años mientras lo acariciaba no encontró nada mejor que morderme la mano, disgustado por algún dolor que involuntariamente yo le habría producido, hasta la tierna Blanqui de tiempos anteriores a Athos, muerta trágicamente en una de sus incontrolables escapadas por el vecindario, bajo las ruedas de un vehículo.
Decididamente no más mascotas en casa, era mi lema.
Hasta que mis nietos Natalia y Esteban, fanáticos de los perros y a quienes su mamá por comprensibles razones no les permite tener alguno, convencieron a mi señora de lo felices que serían si les consiguiéramos un perrito, aunque fuese “chiquitito”. Claro que criado en mi casa.
Entre la opción de ver la cara de felicidad de aquellos nietos, hijos de mi hijo, y la certeza de la angustia que la llegada del nuevo habitante le produciría a otro de ellos, Francisco José, el más pequeño de una de mis hijas, quién no puede ver un perro desde que cuando todavía más pequeño unos canes hicieron el amago de atacarlo, estimé que el “mal menor” era no reincidir con uno.
Mi esposa, por el contrario, sostenía que Francisco José se acostumbraría a un perrito en nuestro hogar y que no por ello nos dejaría de visitar. Como mi negativa se mantenía incólume, mi señora al más puro estilo de mi suegra ya fallecida quién en situaciones de choque de opiniones con mi suegro simplemente no le preguntaba más, si no que actuaba de acuerdo a sus ideas, hizo lo de su madre y es así como anoche apareció con un poddle de un mes.
Reconozco que la simpatía de Cachupín, nombre en nada original pero que se le ocurrió a mi media naranja para llegar por lo menos con un problema solucionado, me ha cautivado y me ha hecho olvidar rápidamente mis aprensiones.
Ahora falta por solucionar “el caso” Francisco José.

22 comentarios:

Gabriela dijo...

Yo nunca he tenido perro en casa. Lo más cercano fue el labrador de mi sobrino Gonzalo. Fiel acompañante desde sus tiempos infantiles, era natural verlo detrás de Gonzalo siempre.
Odie, que así se llamaba, murió muy enfermito a los 10 años y debo confesar que hasta ahora lo extraño.
Saludos a Cachupín y que el caso Francisco José se resuelva de la mejor manera posible.

Anónimo dijo...

Opa:
Yo no incistí por el perro. La Natalia fue la que decía que quería un perro.
Pero el perro no está mal y es muy bonito.
Saludos Esteban

Esteban dL dijo...

Igual igual a mi caso. A fines de los 80's habían comprado un Dogo Argentino que murió en el 93' o 94'... maso, de ahí en más jamás un animal acá.
Así que bueh... eso.

esteban lob dijo...

Gabriela:
Así lo espero yo también, amiga.

Nieto Esteban:
Me parece bien que hayas usado tu "derecho a réplica". Creí que también habías inSistido.
Saludos,
Opa.

Esteban dL:
¿Cómo son los Dogo Argentino? Imagino que le pondrías la camiseta de Central.

Cyrano dijo...

Yo tuve a Leo y a Chani, macho el primero, hembra la segunda. Un par de maravillosos pastores alemanes. Entraron a mi casa cuando yo tenía 4
años y murieron cuando tuve 20.

LAO dijo...

Te va a hacer bien si tiene lugar, ya que los perros tienen que tener su propio territorio y, para llevarse bien, no mezclarse con el propio. Ellos se dan perfecta cuenta, aunque según el tipo de can, que no quiere decir raza, porque los mezcla suelen dar satisfacciones por su fortaleza. A vos que te gusta leer, consultá si te parece algún manualcito sobre la convivencia con los perros. El tema mas complejo es que las personas que te rodeen asimilen tus pautas, que, si no las estableces a tiempo, habrá problemas mas adelante. Soy positivo no quiero darte un mal mensaje, pero se mucho sobre el tema y tengo real experiencia.Hay que tener en cuenta que, no es un juguete y que se lo debe respetar, al mismo tiempo que ponerle límites firmes. A tus órdenes amigo Esteban.

esteban lob dijo...

Lao:

Gracias por tu preocupación y consejos, amigo poeta, pero leo todo lo que se puede sobre la materia, por mucho que en algunas casos la realidad no se acomoda con la teoría.
Ten la seguridad que a Cachupín se le respetará,a la vez de ponerle límites.

esteban lob dijo...

Cyrano:

Caramba, hasta para morir tus perros fueron solidarios.
Un abrazo.

Elvira Carvalho dijo...

Quando eu era menina, meu pai teve um cão de guarda. Estava preso com uma corrente num cabo de aço e corria a toda a volta da casa e quintal. Não seria decerto para guardar a casa, já que naquele barracão só havia miséria e isso não faz cobiça a ninguém. Mas meu pai, matava-se a trabalhar nos terrenos à volta e não raras vezes desapareciam os legumes. O cão todo negro foi batizado de Matateu, em homenagem a um futebolista famoso da época. Acontece que o cão não conhecia ninguém e em menos de uma semana tinha-nos mordido a todos excepto ao meu pai.
Então um dia mordeu mesmo o meu pai e no dia seguinte ele mandou abatê-lo. Foi um risco muito grande já que não tinha qalquer vacina e nos mordeu a todos.
Além dessa vez, fui aos 4 anos atacada por um cão que aquase me pôs as tripas ao sol, o que me levou a ser internada no hospital.
Então cães eu gosto muito de ver...ao longe.
Um abraço. Peço desculpa pela ausência que se deu por motivos de saúde como expliquei no Sexta.

esteban lob dijo...

Elvira:
Espero que hayas superado tus problemas de salud, estimada amiga portuguesa.
¡Vaya historia de perro la que nos cuentas!
Era como para tomarle pavor. Espero tener menos problemas con Cachupín.

angélica beatriz dijo...

Una delicia tu relato, querido Esteban.

Primero, la mejor medicina para el temor de tu nieto Francisco José, es precisamente Cachupín. De las manos amorosas de sus abuelos sabrá que no tiene por qué temerle a los perritos. Día a día se convencerá de ello, ya verás.

Lo otro, lo de que te volverás a acostumbrar al perrito, y con ello volverán las risas pero también las preocupaciones, pues es un hecho, pero vale la pena vivirlo.

Los French Poodle son perros muy inteligentes y longevos! Hace un año se nos fue Puppy, nuestro primer perrito Poodle, a la edad de 17 años.

Y solo una cosa más, querido Esteban. Creo que le van a terminar diciendo a tu bello perrito por el diminituvo "Cachu", porque el nombre de los perros debe ser de dos sílabas, según los expertos.

Un beso enorme y arriba los Rayados y Suazo! :-)

esteban lob dijo...

Angélica Beatriz:

Por comodidad yo ya le he empezado a decir Cachu. No sabía lo de las dos sílabas pero suena lógico.
Lo de la longevidad lo había leído y por ello estoy al tanto que pueden vivir inclusive hasta los...¡25 años!.
Te agradezco, amiga, tu interés por el caso y, en el otro tema, seguiremos haciendo causa común por los goles del artillero y los triunfos de Monterrey.
Cariños.

angélica beatriz dijo...

Muchas gracias por tu visita y comentario tan lindo, mi querido Esteban.

Con este nuevo "look" del blog, he tenido problemas para que mis amigos encuentren dónde comentar, incluso yo misma, no entiendo muy bien algunos detalles del mismo.

Esteban querido, creo que te tienes que posicionar en la entrada que deseas comentar y te sale la manita, das clic y dentro, ya viene la opción de dejar tus palabras, vale?

Un beso muy grande para ti.

esteban lob dijo...

Angélica Beatriz:
Ya aprenderé entonces, simultáneamente con acomodarme a Cachupín, amiga. Jajaja.

Cheluca dijo...

Qué lindo cachupín, me encantan los perros.
Lo malo es que tienes que atenderlos pues ellos son seres indefensos, y que para programar unas vacaciones debes pensar en el perro y todo lo que ello conlleva, pero la alegría de tus nietos seguro te dará las fuerzas necesarias, además que los perritos son muy amorosos y simpáticos, te encantará tener de vuelta uno en casa.
Y lo de tu nuera es un poco fresquita, y me disculpas la intromisión, porque si ella quería perritos para sus hijos lo lógico es que lo tuviera en su casa no? Pero en fin, bien por las mujeres... (como tu esposa) así es que se debe actuar cuando ustedes barajan mucho. jiji
Besotes Esteban y un cariñito grande para Cachupín, el nuevo rey de la casa!

esteban lob dijo...

Cheluca:
Jaja, disculpo a mi nuera, porque ella nunca pretendió que el perrito "lo criáramos" nosotros. Fue un ofrecimiento de mi señora. Estoy claro que se trata de seres indefensos...pero muy cariñosos, amiga.

Liliana G. dijo...

¡¡Es bellísimo!! ¿Cómo no te iba a encandilar ese pequeño peluche? Menos mal que las madres-esposas-abuelas-hermanas sabemos cuándo debemos obrar y que nuestra obra traerá alegría.
Estoy segura de que Francisco José, comenzará a amar a los perros cuando comparta sus mejores horas con Cachupín.
Felicitaciones, porque se ha agrandado la familia, y además, ha entrado la ternura.

Un beso grande, Esteban.

esteban lob dijo...

Liliana:

Esa es la palabra exacta,amiga. Cachupín nos ha traido un sinfin de ternura.

RosaMaría dijo...

Qué buen relato para terminar presentándonos a Cachupín... Todos tenemos historias parecidas pero tú cambiaste el final. Seguro que Francisco José se acostumbrará y terminará siendo gran amigo de Cachupin. No dejes de contarnos. Beso.
P.D.: Dónde vives en Chile, viajo el 16 a Viña y Valparaíso, sería bueno conocerlos personalmente. Abrazos.

esteban lob dijo...

Rosa María:

Afortunadamente Francisco José se acostumbró rápido a Cachupín y ya lo regalonea al igual que los demás nietos.

(Nos agradaría conocerte personalmente en tu estada en Chile.
Me gustaría comunicarme contigo vía alguna dirección electrónica).

Jorge Atarama dijo...

Igual nos pasó con mi gato "Napoleón III" mi papá no quería que tengamos mascotas, llegó a la cuadra un gatito blanco callejero al cual se les notaba las costillas. Un amigo estudiante de medicina veterinaria decretó "máximo este gatito vivirá 2 meses más" a lo cual pregunté "¿y si lo alimento?" "igual -respondió tajante- esa desnutrición es irreversible" le hablé a mi papá diciéndole "¿Por qué no hacemos que el gatito pase feliz sus últimos días?" a lo que mi papá contestó "está bien pero solo esté en el patio de afuera" Así que lo alimentamos y llevamos al veterinario el gato vivió como 5 años más y con el tiempo mi papá hacía su siesta abrazado del gato. Al final murió con la llegada del "Circo Norteamericano" que para alimentar a los leones desapareció a cuanta mascota suelta viera por la calle. Saludos desde Lima.

esteban lob dijo...

Jorge:
No me habían "alertado" amigo acerca de tu comentario. Casualmente lo acabo de ver. Me parece espeluznante el posible fin "circense" de tu gato.

Abrazo.