Una notable demostración de ponderación, calma y autocrítica expresó el joven arquero de Universidad Católica Rainer Wirth, tras el partido en que su equipo perdiera con Colo Colo, en el Estadio Nacional. Tras un fallo errado del árbitro Rubén Selman, Wirth fue batido por única vez en la tarde, con el gol de Humberto Suazo.
Al ser consultado una vez terminado el encuentro, Wirth no hizo pasar la derrota por el árbitro, sino que ponderó "la gran actuación de Colo Colo", juzgando que por ese motivo la UC fue derrotada. Estimó con razón que el penal que se le sancionó no fue tal, pero dijo comprender que el juez, en décimas de segundo debe resolver y se puede equivocar.
También expresó una frase para el bronce, muy válida: "a los hinchas de Católica no debemos darles explicaciones, sino triunfos".
El hijo de quién fuese otrora excelente arquero de la propia UC, de la "U", de Cobreloa, de Colo Colo, de Everton y de la selección nacional, tuvo tranquilidad de espíritu, la que no acompañó a varios de su corral.
El propio Presidente de Católica, Jorge O' Ryan, olvidando que los dirigentes deben ser cautos y verdaderos guías espirituales de sus huestes, arremetió contra el desempeño de Selman, atribuyéndole intenciones malévolas contra su club.
Lo mismo hizo el capitán del equipo, Francisco Arrué, quién también descalificó a Selman, juzgando que siempre quiere "perjudicar" a Católica.
La actitud del Presidente de los cruzados y del capitán del primer equipo rayan en la tozudez más absoluta. Si Selman, quién por cierto tuvo una mala tarde, hubiese querido perjudicar a Universidad Católica, no habría expulsado al colocolino Ormeño ni sancionado el penal a favor de los de San Carlos de Apoquindo, por lo demás dilapidado por Luis Nuñez.
El contraste evidente entre las declaraciones del mejor hombre de la UC en la tarde de Ñuñoa, Rainer Wirth,
y el destemplado decir de O'Ryan y Arrué, son una demostración palpable en el sentido que quienes por su rango deben tener mayor tolerancia, tendrían que aplacar sus ímpetus y buscar las razones del contraste, en los propios errores del equipo.
Bien dijo Selman que él no tira los penales, en alusión al lanzamiento de pena máxima que fue desperdiciado por Católica.
Ahora es verdad que al menos se debió sancionar un penal más, a favor de la UC, porque en el centro de Eros Pérez la pelota da en la mano desproporcionadamente extendida por parte del defensa de Colo Colo, el colombiano González.
En cuánto a reacciones destempladas también las hubo en el bando ganador. Alvaro Ormeño fue expulsado con toda razón tras una acción brusca reiterada. Pero sin ninguna autocrítica el jugador culpó al árbitro, igualmente, por su prematura salida. Que Ormeño no cuente hasta 10 antes de accionar y luego comentar, no es extraño, porque su padre, el ex defensor de Colo Colo, Raúl Ormeño, fue protagonista de una de las escenas menos recordables en la historia del fútbol chileno.
Chile jugaba contra Brasil en Santiago, en las eliminatorias para el mundial de 1990, que desembocaron en el famoso "Maracanazo" de Roberto Rojas, en el partido de vuelta. Pues bien; a los pocos minutos de comenzado el encuentro en el Estadio Nacional, resultó expulsado Romario, lo que abría extraordinarias opciones para nuestro equipo.
Estábamos en casa, con nuestro público y con el astro mayor de los amarillos ya expulsado.
Sin embargo, asombrosamente, Raúl Ormeño en mitad de cancha (lo que grafica la inutilidad absoluta de la acción) embistió con violencia extrema al brasileño Branco, por lo que también dejó a los chilenos con un jugador menos, lo que a la larga posibilitó un magro resultado de uno a uno, que condicionó la actuación de Chile en el resto de los cotejos.
En suma, ni Raúl Ormeño entonces, ni Alvaro Ormeño, Jorge OR'yan y Pancho Arrué ayer, tuvieron la templanza de contar hasta 10, antes de actuar o declarar, cosa que sí hace y muy bien Rainer Wirth.
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