martes, diciembre 26, 2017

Con ustedes, señoras y señores, ...¡el 2018!


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Como "muchacho" de los años 30, poder vivir el 2018 me parece en su proximidad todo un acontecimiento.
Soy de los que escuché por radio la muerte de Hitler a los 9 años de edad, cuando interrumpieron la transmisión de un partido de fútbol para dar la noticia y también me conmoví dentro de las sensaciones que puede experimentar un niño, con las terribles bombas atómicas que cayeron en Japón en 1945. En calidad de hijo de refugiados y habiendo alcanzado a nacer yo mismo en Alemania, era particularmente sensible a ese tipo de informaciones. Fueron tiempos en que la radio significaba lo máximo en comunicaciones, lejos todavía de la llegada de la televisión.

A mis 15 años, corría el ya tan lejano 1949 y pensar en este mundo globalizado, con posibilidades de hablar vía Skype con personas a miles de kilómetros de distancia era utopía. Ya me asombraba que tras horas de espera desde el pedido de contacto a la telefónica, mis padres se pudieran comunicar con alguien que contestaba desde, supongamos Concepción, situada a 500 kilómetros de Santiago.

En 1950, tengo fresca la buena actuación del entonces poderoso básquetbol chileno en los Juegos Olímpicos de Londres y la voz por onda corta llena de interferencias de un relator trasandino, quién refiriéndose a Delfor Cabrera, gritaba lleno de júbilo muy justificado que "un argeeentiiinooo va a ganaaaar la maratón".

¡Cómo ha cambiado el mundo! Nuestros antepasados no podrían creer, si resucitasen, todos los adelantos en que estamos, pero tampoco que algunos fanáticos fuesen capaces en un supuesto apoyo a su Dios, de tomar un vehículo y atropellar de muerte con él a quién encuentren en el camino, sin importar malograrse ellos mismos, debido a que "serán recompensados" en la otra vida con mujeres vírgenes.

No pretendo hacer un recuento de cientos de hechos vividos de cuerpo presente en casi 82 años de existencia, porque sería latoso. Simplemente tomo unos pocos que se me vienen a la mente, para reflejar que en el recuerdo de familiares, amigos y conocidos que ya no están, es verdaderamente un privilegio entrar a 2018 en buenas condiciones físicas y psíquicas. 

A todos mis fieles lectores de tan diversas latitudes, les envío un fuerte abrazo con los mejores deseos de salud, amor y estabilidad, junto a sus seres queridos. 


lunes, diciembre 11, 2017

Ejercicios físicos que permiten comer lo que uno quiera


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En Chile se ve mucho por el sistema  de cable una excelente televisora colombiana, que aparece como NTN 24. Hace un tiempo, en un programa que esa estación transmite desde Miami en que dialogan cuatro periodistas acerca de la actualidad mundial, se hizo referencia a que uno de ellos venía saliendo de ausencia en su labor profesional, tras haber quedado lastimado de consideración practicando deportes.

En ese punto, sus colegas dijeron que ellos no corrían ese riesgo, porque no practican la actividad física mayormente, a lo que el afectado expresó su realidad, con la que me identifico plenamente.
Dijo que por supuesto hay riesgo en el desarrollo de la actividad física, pero "prefiero correrlo, mantenerme en forma y de ese modo puedo comer lo que quiera, las veces que lo desee".

Sin pretender igualarme al colega en su vocación deportiva en cuerpo propio, no me caben dudas acerca de la conveniencia de movernos adecuadamente a medida que se nos van los años. Personalmente no me perdono un solo día, incluyendo los fines de semana y los festivos, en que no realice ya sea un mini-trote (suave sin apuro), o bien la acción durante también 30 minutos sobre una bicicleta fija.

Esta costumbre la empecé a cultivar ya en edad avanzada y lo que más lamento es no haber empezado antes. Desde entonces los tradicionales problemas de salud en la vejez, no solamente se  fueron atenuando, sino que por el contrario empecé a disfrutar de un ostensible "segundo aire",  el que expongo aquí no por autobombo, sino en el afán  de reconocer las enormes ventajas que da la actividad física habitual.

En suma, los excelentes integrantes del Club de Prensa de NTN 24, y particularmente uno de sus miembros, quebrado pero no obstante contento por "comer lo que yo quiera", me hizo recordar tiempos anteriores a mis impulsos de movimiento físico de lunes a domingo, en que descuidaba los ejercicios, por lo cual no estaba también en  condiciones como hoy de anciano, de "comer lo que yo quiera".

viernes, diciembre 01, 2017

Pizzi, depositario de nuestras frustraciones y envidias

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Juan Antonio Pizzi

El sorteo realizado en Moscú de los partidos para el próximo mundial de fútbol, dejó en millones de aficionados chilenos un sabor muy amargo, mezcla de impotencia y decepción.
Tan acostumbrados estábamos a asistir con cierta holgura a la magna cita, que el quedar al margen es una frustración general no superable en poco tiempo. El problema es que en ese marco de pensamientos negativos se nos pasa la mano.

Juan Antonio Pizzi fue el entrenador de los nuestros tras la dejación del cargo de Jorge Sampaoli, quién logró junto a la mejor selección chilena de la historia un trofeo anhelado por 100 años, la Copa América, entre otras de sus conquistas, pero de súbito, ante la trascendencia de su éxito y encandilado por las luces de ofertas europeas, buscó todo tipo de subterfugios para irse, aunque sin renunciar a la indemnización millonaria que le correspondería en caso de ser despedido. Al final y tras declararse rehén porque "al pobrecito" lo obligaban a renunciar, se llegó a un acuerdo monetario de muchos ceros a la derecha, inmensamente favorable para el actual DT de la selección de su país, Argentina.

Su sucesor, también de origen trasandino, mantuvo el alto vuelo de Alexis Sánchez y compañía, ganando Chile la Copa Centenario en los Estados Unidos y una de tono menor, la China Cup, fuera del destacable segundo lugar tras Alemania, en la Copa de las Confederaciones en Rusia.
En las disputas mensuales con las otras naciones sudamericanas por un cupo al Mundial 2018 hubo altibajos, pero nada hacía presagiar que Chile no iba a clasificar al menos quinto entre diez, para poder jugar una definición a dos partidos con el representante de Oceanía.

El resto de la historia es muy conocido. Nuestros gloriosos jugadores minimizaron absolutamente sus partidos en la penúltima fecha clasificatoria ante Paraguay en casa y ante Bolivia de visita y perdieron los dos, el primero con un bochornoso 0-3 en casa. 
Como explicación lastimosa pero cierta está la que dio el mediocampista de la roja Charles Aránguiz: "Estábamos desconcentrados. No nos enfocamos como correspondía en esos rivales".

Tras esos actos de imperdonable desidia, vino algo lógico, que Brasil, sobre todo ESTE Brasil, renacido con Tite a su cargo, nos eliminara en Sao Paulo. Cuando aconteció, Juan Antonio Pizzi, sin el escándalo que armó Sampaoli en su momento, dejó tranquilamente su puesto y no hizo más noticia hasta ahora, en que apareció como entrenador de Arabia Saudita para el Mundial en suelo ruso.

Ardió Troya. Hinchas, comunicadores y jugadores nacionales no lo podían creer:" Claro, como no es chileno, aceptó el cargo", "¡Caradura! que se cree!", "¿Acaso no sintió el dolor de la eliminación de Chile?"
En fin, disparen contra el pianista.

¿Qué querían? ¿Que Pizzi se declarara en duelo y rechazara tal vez la mejor oferta económica de su vida? ¿Que declinara ir a un Mundial como protagonista? 
Creo que la reacción destemplada generada en Chile al respecto, nos pone en condición de envidiosos y rencorosos crónicos. Pero analicemos la responsabilidad de Pizzi en la eliminación de Chile:

Aceptemos la veracidad de muchas de las críticas en su contra, entre ellas las de haber usufructuado del alto vuelo con que venía el equipo, no haber impuesto un estilo propio de juego para no correr riesgos y aceptar la indisciplina  dentro del plantel. En este punto se le reprocha a Pizzi su permisividad ante reiteradas conductas de poca responsabilidad de sus astros, como la trasnochada de Arturo Vidal junto a amigos, a tres días del entonces decisivo partido ante Paraguay.

En mi opínión, Juan Antonio Pizzi flaqueó en este punto, pero los principales culpables de la eliminación del mejor equipo de la historia en el fútbol chileno, fueron los propios deportistas.
Vidal, por su indolencia disciplinaria habitual; Marcelo Díaz, quién tras errores por falta de concentración ante Alemania en la Copa Confederaciones y frente a Bolivia en las clasificatorias, se dio el lujo en conferencia de prensa de objetar la forma en que su entrenador había enfocado un partido (¿pretendía acaso que luego de ese exabrupto lo volvieran a convocar?), Aránguiz desenfocado, pese a que tuvo la hidalguía de reconocerlo y Alexis con la mente "en otra"pensando en su probable transferencia a Manchester City, mientras se estaba quedando sin Mundial. 

No es primera vez por cierto que Chile se queda fuera del máximo torneo, pero nunca dolió como ahora, justamente por la calidad de esta generación de futbolistas y por la convicción de que con un pequeño esfuerzo adicional habríamos obtenido el punto que faltaba e incluso que con algo menos de indolencia, Paraguay nos podría haber vencido por un solo gol de diferencia, lo que también nos habría bastado.

Entonces, dejemos tranquilo a Pizzi y que goce del Mundial en la banca de Arabia Saudita.