Qué pena por el fútbol chileno

Justamente por saber que este blog se lee en gran medida en el extranjero, me cuesta explicarles la auto-masacre institucional que vive el fútbol chileno.

Parto recordando que durante años en estas páginas manifesté mi total adhesión a la labor tanto del presidente de nuestro fútbol, Harold Mayne-Nicholls, como del DT Marcelo Bielsa.
Sin embargo, me pareció fuera de lugar la amenaza exteriorizada por Bielsa la noche anterior a la reciente elección del nuevo directorio de esta actividad, en el sentido que si Harold perdiese, él se iría por no gustar de algunas declaraciones del entonces candidato a la testera, Jorge Segovia.
Ya sabemos que ganó Segovia y que millones de chilenos lo culparon de inmediato de la anunciada partida de Bielsa, sin razonar que Bielsa decidió irse porque así lo quiso, pese a la intención de Segovia de retenerlo como seleccionador nacional.

Para hacer el cuento corto, sucede que se le empezaron a atribuir a Segovia inhabilidades derivadas de su condición de empresario, al vincularsele con negocios supuestamente incompatibles con el fútbol, siendo que la condición de sociedades anónimas deportivas prevalece en la actual estructura de esta actividad y que las atribuidas situaciones incompatibles de Segovia, alcanzan a muchos de sus dirigentes. El " pecado" de Segovia es haber colocado capitales provenientes de la Universidad SEK de la que es propietario, al servicio del club Unión Española, del cual es presidente.
Sin embargo, en una reacción que parece tener mucho de xenofobia-Segovia es español- se cargó toda la artillería exclusivamente en contra del presidente electo de la ANFP.

El directorio saliente encargó entonces a su Comisión Jurídica dilucidar si Segovia estaba habilitado para asumir y ese Comité decidió que sí. No satisfecho con ello, los actuales dirigentes convertidos en juez y parte a la vez, desconocieron el informe de aquellos especialistas y, anoche, determinaron por su cuenta que Segovia estaba inhabilitado para ser presidente.
En todas estas indecisiones y "decisiones " del directorio saliente, no intervino el presidente en ejercicio, Mayne-Nicholls, lo que para sus partidarios es un acto de no interferencia y para sus detractores una inacción impropia.

Personalmente me parece insostenible la tardía y cerrada reacción de la mesa "supuestamente" saliente. Y que no se diga que de admirador de la labor de Mayne-Nicholls y de Bielsa me pasé para el otro bando por algún tipo de interés. No conozco personalmente a Segovia y, se me ocurre, que nadie pudiera pensar que "me vendí" al otro bando. Partamos de la base que sería muy aventurado y sin sentido comprar la opinión de un simple bloguero.
Solamente quiero exteriorizar mi asombro al ver como las ambiciones desmedidas, la ceguera intelectual y el desdén por posiciones de tolerancia y respeto, están generando que el fútbol chileno esté a centímetros del precipicio.
¡Y tanto que le había costado subir!