Ñublense, engordar para morir flaco

Este es Sport Ancash, el cuadro peruano entrenado por el uruguayo Antonio Alzamendi, que en Huancayo eliminó a Ñublense de Chillán por Copa Sudamericana.

El sino de los llamados equipos chicos suele ser frustrante. Al menos en el medio chileno.

Ñublense, de la ciudad sureña de Chillán, tuvo un vertiginoso avance desde la tercera división del fútbol nuestro, llegando rápidamente a segunda y luego a primera, para hacer un torneo de apertura 2008 de ensueño, alcanzando semifinales y quedando en el camino solamente ante Colo Colo.

Por haber ganado la fase regular de ese torneo inicial del año, los chillanejos obtuvieron el honor de defender los prestigios del fútbol chileno en la actual Copa Sudamericana, resultando el sorteo de su rival supuestamente favorable, porque se trataba de Sport Ancash, del balompié peruano, otro equipo de los llamados pequeños en el concierto continental.

Pero hasta aquí llegó Ñublense no más. Con respecto a su notable campeonato de apertura, en el actual de clausura ha andado muy débil y en el partido de ida por la Sudamericana despilfarró, pese a dominar durante los 90 minutos, la ocasión de haber estirado las cifras a su favor más allá del magro 1-0 final, obtenido además recién al filo del último pitazo, con aquel gol de Alejandro Osorio, que fue al menos ilusionante.

Esta tarde en Huancayo, Ñublense no dio pie en bola. Los más de 3 mil metros de altura, las increibles fallas defensivas, la impotencia ofensiva absoluta y -claro- el mérito de Ancash para sacar partido a esto, más su capacidad de finiquito, terminaron por sepultar las esperanzas de los llamados "diablos rojos" con un contundente y para nosotros doloroso 4-0.

Cuando el marcador estaba favorable a los peruanos por la cuenta mínima, el delantero de Ñublense Luis Flores enfrentó en un contragolpe sólo al arquero Vegas de Ancash. Habría sido el tanto del empate, que obligaba a los locales a ganar al menos 3-1 para clasificar. Fue, entonces, una jugada clave. Pero Flores no supo definir, permitiendo que el portero se la quitara en el momento en que el chileno trataba de eludirlo. Como contrapartida, en una jugada calcada, su homónimo, el peruano Carlos Flores al término del partido arrancó igualmente sólo pero definió excelentemente, para rubricar la goleada.

Generalmente nos alegramos cuando un "outsider" de nuestro fútbol como lo es Ñublense gana honores y derechos internacionales, pero llama a la decepción absoluta cuando esos mismos equipos caen con mucha pena y nada de gloria, a la primera de cambio.