Hemos llegado a extremos en esto de la automatización. Para mis estimados lectores de Europa pienso que no es novedad, pero aquí en Chile estamos recién en la etapa en que acaban de despedir a mi "colega" de la tercera edad que pesaba las frutas en el supermercado y a otros funcionarios humanos, para instalar no robots, pero si máquinas destinadas a ser usadas por los propios compradores del local. De este modo en vez de que nos pesen el pan, las cebollas o los duraznos, somos los clientes quienes debemos asumir la tarea de los infortunados ciudadanos despedidos por "necesidades de la empresa".
Como si fuera poco, por supuesto que no nos podemos equivocar al expresar el tipo de tomates que hemos seleccionado, porque hay varias categorías de ese producto y no debemos errar ni a favor ni en contra.
Estoy consciente que el progreso del mundo resulta estremecedor. Mis padres Q.E.P.D. si resucitaran en ésta época no entenderían como se puede conversar con algún familiar o amigo que está en Alaska o en la China usando el sistema Skype y que ni siquiera se deba pagar por el servicio, aunque la plática llegase a durar una hora. Recuerdo en mi adolescencia cuando al tratar de contactar por teléfono con alguien que estaba aunque no fuera más que en el sur de mi propio país, me decían amablemente desde la compañía telefónica que había una espera de tres horas.
Sin duda que el mundo en términos de tecnología y en muchos otros aspectos ha tenido un desarrollo explosivo y notable en pocas décadas, pero a la vez ese progreso admite situaciones como las que expongo que me parecen abusivas. En el caso que menciono, aparte de pesar y etiquetar, de a poco están acostumbrando a los clientes a pagar haciendo uno tanto de comprador como de cajero si usa tarjeta de crédito. Me dice mi hija que no debo extrañarme, porque en su barrio ya es así desde hace mucho tiempo.
Me digo que es la actual realidad mundial y que me conviene acostumbrarme a los nuevos ciclos, dándome por contento por ser cliente y no empleado del lugar, porque a medida que llegan estos adelantos, aumenta la opción de cesantía.
Además me asombra que sin ninguna ganancia para mí, el supermercado elimine costos y que los compradores debamos hacer las labores de pesadores, etiquetadores, cajeros y dentro de poco capaz que también de aseadores del local. Vendré de otras épocas, pero esta realidad tan ultramoderna no me calza.
Como si fuera poco, por supuesto que no nos podemos equivocar al expresar el tipo de tomates que hemos seleccionado, porque hay varias categorías de ese producto y no debemos errar ni a favor ni en contra.
Estoy consciente que el progreso del mundo resulta estremecedor. Mis padres Q.E.P.D. si resucitaran en ésta época no entenderían como se puede conversar con algún familiar o amigo que está en Alaska o en la China usando el sistema Skype y que ni siquiera se deba pagar por el servicio, aunque la plática llegase a durar una hora. Recuerdo en mi adolescencia cuando al tratar de contactar por teléfono con alguien que estaba aunque no fuera más que en el sur de mi propio país, me decían amablemente desde la compañía telefónica que había una espera de tres horas.
Sin duda que el mundo en términos de tecnología y en muchos otros aspectos ha tenido un desarrollo explosivo y notable en pocas décadas, pero a la vez ese progreso admite situaciones como las que expongo que me parecen abusivas. En el caso que menciono, aparte de pesar y etiquetar, de a poco están acostumbrando a los clientes a pagar haciendo uno tanto de comprador como de cajero si usa tarjeta de crédito. Me dice mi hija que no debo extrañarme, porque en su barrio ya es así desde hace mucho tiempo.
Me digo que es la actual realidad mundial y que me conviene acostumbrarme a los nuevos ciclos, dándome por contento por ser cliente y no empleado del lugar, porque a medida que llegan estos adelantos, aumenta la opción de cesantía.
Además me asombra que sin ninguna ganancia para mí, el supermercado elimine costos y que los compradores debamos hacer las labores de pesadores, etiquetadores, cajeros y dentro de poco capaz que también de aseadores del local. Vendré de otras épocas, pero esta realidad tan ultramoderna no me calza.
23 comentarios:
Por cá há muito que é assim. É o progresso. E o progresso tem tanto de bom como de mau. Se por um lado simplifica tudo, por outro por cada máquina usada, são vários trabalhadores sem emprego. E máquinas não pagam impostos, logo como ter no futuro dinheiro para reformas e saúde? A coisa vai de tal modo que já se discute, a obrigatoriedade dos robôs passarem a descontar para a Segurança Social.
Penso que o homem começou por inventar as máquinas para lhe aliviar a carga de trabalho, e vai acabar por morrer de fome, quando as máquinas ocuparem todos os lugares de trabalho. Graças a Deus que já por cá não andarei nessa altura.
Um abraço e bom Carnaval
En estos días se celebra en Barcelona el Congreso Mundial de Móviles 2017 y la variedad de programas, artilugios y robots que ya están aquí para sustituir al hombre podrían maravillar, pero asustan. Lo que he visto me ha dejado un interrogante, ¿De dónde sacarán los impuestos que paguen nuestras pensiones, prestaciones, etc?
Interesante reflexión, Elvira. Claro que específicamente en el caso que expongo, la modernización no alivia el trabajo de los funcionarios del supermercado, sino que quedan a las puertas del despido, mientras que son los clientes quienes empezamos a hacer una labor que con toda certeza no nos corresponde.Ni siquiera hay alguna rebaja, en compensación al ahorro que logra la empresa.
Amigo Esteban, inicio com os meus cumprimentos pela excelente crônica sobre o que está mudando nos supermercados, no Chile, com o desenvolvimento da tecnologia. Sem dúvida, seus pais, se vivos fossem, ficariam surpresos com tais mudanças, que acabaram, em parte com o convívio, que sempre houve, de fregueses e de fornecedores. Aqui em Porto Alegre também começou a mudança, mas não em supermercados. Vemos isso nos bancos, que hoje contam com menos da metade de funcionários de cinco anos atrás. Em supermercado ainda não, mas como o Chile está aqui ao lado, logo teremos de nos conformar em pesarmos o tomate que compramos. Ganha-se muito com a tecnologia, mas também muito se perde. São coisas da vida. No Futebol, o meu Internacional está lutando para subir para a primeira divisão, depois de ter caído, pela primeira vez. E os gremistas não nos deixam em paz...
Grande abraço.
Pedro.
Gracias por el cumplido, apreciado Pedro.
Acá también se ha producido el fenómeno descrito en Bancos, Grandes Tiendas, etc. No sería nada pesar el tomate nomás u otro producto. Hay que hacer el servicio completo, esto es tras pesarlo, etiquetarlo con toda justeza porque hay diferentes tipos y como dije si llegas, además, a pagar con crédito o débito, tú mismo debes realizar la operación.
Admitiendo que el progreso es ineludible, sigo creyendo que los supermercados debieran al menos, aunque fuese casi algo simbólico, ofrecer un buen descuento a los clientes que se ven obligados a hacer las labores de pesadores-etiquetadores y pagadores-cajeros. Un poco más y vamos a tener también que sacarle las cabezas a los pescados.Pero...hacía allá vamos.
Te cuento que acá, hace años que en la caja pesan los productos. Tú metes lo que quieres en una bolsa y la cajera se conoce el código del tipo de papa que llevas. Si no lo sabe, lo consulta rapidito en una lista. Eso sí, hay que estar atento a lo que indique la pantalla de la caja, no vaya a ser que te marquen el precio de algo más caro.
Todo se compra así, fruta, verduras, pan. La carne ya viene pesada y separada en paquetitos.
Me parece mucho mejor, Gabriela. Iré a comprar a un supermercado de Lima la próxima vez.
Pues así va la cosa Esteban, hay que irse acostumbrando.
Saludos
"Ahorita"no queda otra, Liliana. (Me encanta el "ahorita" de tu país).
Jejeje ahorita Esteban, ahorita eso es la vida en el futuro que uno nunca se imaginó!!
=))))
Pues aquí en Montréal te pesan los productos al pasar en la caja, pero es cierto que en Europa en muchos grandes supermercados se los pesa uno eligiendo el buen dibujo del producto.
Por eso siempre hay que estar abiertos al progreso y no digamos ya con la informática que uno no deja de ponerse al día con ella.
Un abrazo.
Otro abrazo para ti, estimada Mari.
Muy cierta tu protesta. Por aquí todavía no llegó, pero desde el 2015 que están despidiendo en los supermercados, mi hija trabajaba en uno importante y fue despedida en ese año. Angustia, incertidumbre e incansable entrega de curriculums hasta que consiguió los primeros días de febrero. Afortunadamente estudió varias cosas y nada que ver con lo anterior, pero está trabajando.En fin, a mí también me molestaría tener que andar perdiendo tiempo y esfuerzo en pesarme las cosas que al fin ya son bastante caras por aquí.Un abrazo amigo, nos toca un esfuercito más a esta altura de la vida para adaptarnos a las nuevas modalidades.
Me alegro por tu hija tras ese largo peregrinar, Rosa María.
Vale lo del "esfuercito" más...pero en este caso "bajo protesta".
Es verdad, aquí ya hay sitios en donde tú mismo pasas las cosas por caja, te las empaquetas y pasas tu tarjeta. También máquinas donde te puedes hacer tú mismo el zumo y llenarte las botellas que te vayas a llevar. A mí también me cuesta. Me pasa igual en la gasolinera, donde, además, te llevas el olor a casa. ¡Es la edad, amigo Esteban!
Jaja, Maluda. Sacas una buena conclusión.
Perdón MALUCA:
Te cambié el nombre.
Olá, Esteban, pois é, amigo, cada vez mais o homem distante do próprio homem! Mais lucros e menos oferta de trabalho. Aqui já está acontecendo isso em serviços bancários, como sempre os banqueiros estão com tudo! Na verdade, estamos começando a dialogar com as máquinas! Coitados de nós todos.
Beijo, querido amigo.
Aquí también se ha producido que las máquinas modernas reemplacen de a poco a las personas en los Bancos, estimada Tais. Sin embargo a mi juicio en los supermercados sucede algo peor y es que como las máquinas no se manejan solas, somos los clientes quienes usándolas, reemplazamos a los antiguos pesadores, etiquetadores y cajeros.
Retribuyo beso.
Pues ya verás, Esteban, en que poco tiempo terminan implantándolo en casi todo tipo de negocios, y como tu bien dices, sin beneficio alguno para el cliente, todo lo contrario, empezaréis a escuchar que si fulanito que llevaba 40 años en la empresa, del día a la noche, lo han dejado sin trabajo, etc. etc. Las consecuencias son terribles, la clase media, desaparecerá, los más necesitados no podrán cubrir sus necesidades más básicas, ahora, eso sí, el rico cada vez más rico.
Ayer escuché, en TV, dos noticias que me echaron a temblar, una fue de un restaurante chino que los camareros habían sido sustituidos por robot; y la otra decía que debido al avance en tecnología y robótica, se iban a perder más de 7 millones de puestos de trabajos, en Europa, de aquí al 2020 -vamos, en tres años-.
Pensando en las nuevas generaciones, no paro de preguntarme ¿HACIA DONDE VAMOS? ¿que va a ser de nuestros hijos, nietos? si por muy preparado que estén, no va a haber trabajo para todos.
Perdona que sea tan negativo pero, es un tema que me quita el sueño; de hecho ya tengo a uno de mis hijos, un técnico muy preparado, trabajando en Baviera a 2400 kilómetros de distancia de nosotros, porque aquí le ha sido imposible encontrar un trabajo digno.
Un fuerte abrazo.
Más y más utilidades quieren los grandes supermercados, quitan servicio y aumentan precios. Por aquí nos toca llevar bolsa y, además, empacar uno mismo lo adquirido.
Abrazos.
Acá, Rafael, el empaque lo puedes hacer tu mismo o estudiantes autorizados por la empresa, pero que reciben por su trabajo solamente TUS monedas o billetes.Esa parte de la trama no es nueva.La de pesar, etiquetar y hacer de pagador y cajero simultáneamente, sí lo es.
Es impactante tu visión, apreciado Manuel,pero muy realista y documentada.Y lo vives en carne propia. Al menos- que sea un consuelo-tu hijo está a un par de horas en avión, en el marco de la Comunidad Europea que tiene sus ventajas.Acá en el continente, estamos lejos de concordar un acuerdo tan amplio, por más que en el caso de ustedes los ingleses se estén saliendo.
Agradezco tu mini exposición de sentimientos,desalientos y legítimos peligros.
Abrazo austral.
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