¡Paliza en las alturas!

La altura ( 2.700 metros) no debe servir de atenuante. Porque Quito siempre ha estado allí, ni un centímetro más arriba ni más abajo, e incluso perdiendo en otros tiempos los nuestros, se la han jugado en ese escenario. 

Sorprendentemente la selección chilena de fútbol logra éxitos en la altura de La Paz, pero nunca en la de la capital ecuatoriana. Las estadísticas dirán que rumbo al Mundial Rusia 2018 los locales nos apabullaron hoy 3-0, con goles muy tempraneros de Antonio Valencia y de Ramírez y, apenas empezado el segundo tiempo,  de Caicedo. Fue un lapidario marcador contra los rojos, pero nos podemos dar por objeto del mal menor, porque Ecuador perfectamente nos podría haber marcado unos dos goles más.

Lo peor es que Chile estuvo pésimo al defender, errático en el medio campo y nulo en poder ofensivo.Además pareciera que a nuestros futbolistas se les olvidó algo elemental y es que en caso de igualdad de puntaje al final, se definirán por diferencia de goles los países que viajarán a Moscú. De modo que ante una masacre deportiva como la vivida en el Estadio Atahualpa,  al menos cabía esperar de parte de un equipo formado por jugadores que militan en importantes equipos de Europa y de otras latitudes, mayor entrega, eso que llaman garra.

Tanto ecuatorianos como chilenos llegaban con problemas a este partido. Los dueños de casa tras un comienzo espectacular que le dejaban con 12 puntos de 12 posibles, ganando incluso a Argentina de visita, se desinflaron acto seguido sucumbiendo, salvo un empate, en los siguientes cuatro cotejos. Además tenían, tal como Chile, notorias ausencias por  lesiones y suspensiones. En esas condiciones de igualdad de necesidades de superación, los ecuatorianos supieron hacer su trabajo, mientras que Chile pareció haber perdido sus grandes características que hace tan poco le llevaron a ser campeón de la Copa América Centenario, en que entre otros logros apabulló a México 7 por 0.

Luego de las magras jornadas en los 2 partidos anteriores, con derrota en Paraguay y un impensado empate en casa ante Bolivia, tras el triste balance de hoy habrá que convenir que existen brotes de soberbia inadmisible entre los componentes de la roja, que ya es hora de erradicar. La habitual de Arturo Vidal, debería dar paso a un poco de mayor humildad. Sus constantes exteriorizaciones públicas de supuesta superioridad, basado en que "somos los bicampeones de América", debieran hacerle reflexionar que esos galardones hay que demostrarlos en cada fecha de las clasificatorias. En caso contrario, no valen.

Agreguemos que en lugar de preocuparse con alma y corazón de los encuentros con Ecuador de hoy y con Perú el martes próximo, nuestro capitán Claudio Bravo se enfrascó en los últimos días en una discusión  estéril por la prensa con sus supuestos críticos, sacando en cara que él tiene 100 partidos jugados por Chile y que por tanto contaría con  mayor autoridad para opinar que aquellos que han defendido la camiseta nacional solamente 40 o tal vez 45 veces. Entre quienes han jugado esa cantidad de cotejos por Chile, hay futbolistas de la alcurnia de Elías Figueroa, astro nacional de otros tiempos, quién difícilmente podría haber aspirado a más presencias en el llamado "equipo de todos", porque para ir a los mundiales todo se definía en grupos sorteados de únicamente 4 equipos.

En suma, no queda más que pensar en la obligación de ganar como local a Perú dentro de pocos días, porque de lo contrario esta generación de supuestamente nuestros mejores futbolistas de todos los tiempos, podría decirle adiós al anhelo mundialista, muchísimo antes de la recta final de las eliminatorias.