viernes, marzo 20, 2009

Los tranvías de mi infancia


El Santiago de mi infancia contaba con tranvías.
Recuerdo aquellos en que uno se subía por el costado, entre filas de asientos, directamente.

O los otros, como la línea 36, largos y gruesos, tipo tanque.

Qué lejano me parece haber ido desde el centro de la capital hasta la Plaza Chacabuco, la del Estadio Santa Laura, en tranvía. Era en épocas en que los hinchas del fútbol se subían con las banderas de sus clubes tranquilamente, sin que por ese “delito” fuesen agredidos por los de otros colores.

La ciudad estaba conectada por una red de araña de sus tranvías. Claro, la capital era más chica, pero cuan útiles y prácticos fueron “los carros” como se les llamaba popularmente.

Hasta que en los años 50 a los ilustres pensadores políticos de la época, se les ocurrió que había llegado el momento de importar trolleys, por cierto conectados por arriba a la electricidad. Y para ello qué mejor que dar por terminada la vida útil de los tranvías.
Los trolleys por lentos y complicados duraron poco, pero los genios ya habían terminado hace años con los tranvías en vez de modernizar el servicio.
Hoy en Europa y en las grandes ciudades de todo el mundo, la red de tranvías es amplia, moderna y cómoda. Pero en Santiago solamente quedan restos de los rieles que los cobijaba, por sobre el cemento de las avenidas y calles por las cuales se movían.

Veo esos trozos de línea tranviaria y en medio de la calamidad que constituye todavía el sistema Transantiago con sus dificultades para que la población pueda trasladarse, añoro los viejos tranvías a los que con una ligereza y precipitación inexcusable se dio de baja hace ya más de 50 años, en lugar de proyectarlos al futuro aprovechando lo básico: la existencia de rieles cuya instalación costó en las primeras décadas del siglo 20 sangre, sudor y lágrimas y que no merecía un desuso tan precipitado y absurdo.

Recuerdo, a propósito de tranvías, una anécdota que me repetía mi padre, refugiado de la segunda guerra mundial y quién llegó a Chile desde Alemania con lo puesto junto a mi madre y yo, entonces de 3 años.
Decía que otros inmigrantes, venidos también de urgencia y sin saber el idioma, se movían por la ciudad a duras penas por allá en 1939. Uno de ellos abordó con diccionario en mano a un trabajador de los tranvías que salían desde la Estación Mapocho hacia el sector alto de la ciudad, preguntándole: “Usted Pedro Faldifia”, queriendo saber si acaso el aparato lo trasladaría hacia la avenida Pedro de Valdivia.
El tipo sin ninguna consideración por los problemas del pobre extranjero para expresarse, le contesto: “No caballero... yo soy el cobrador”.¡¡¡¡¡¡

Juraría que mi papá atribuía la anécdota a otro "gringo" pero que le pasó a él.

31 comentarios:

Francisco Méndez S. dijo...

la ciudad era mucho mas pequeña y mucho mas amable con los peatones. Los expertos de la locomoción colectiva parece que han andado en auto toda la vida. Hacen muchas cosas sin pensar en las consecuencias sobre los usuarios de la locomoción publica

Saludos

Gabriela dijo...

En Lima también hubo tranvías, pero mucho antes de mi tiempo. También se puede ver lo que queda de sus rieles. Mi mamá llegó a Lima a mediados de los años 50 y los recuerda, y coincide contigo en que era una excelente manera de transportarse.
Lo del TranSantiago lo he oído mucho, siempre con críticas. Espero que puedan llegar a una solución que sea conveniente para todos los santiaguinos.
Y hablando de otra cosa, qué difícil debió ser para tus padres la decisión de salir de su país "con lo puesto" más un niño de 3 años. Eran personas ordinarias pasando situaciones extraordinarias, sin duda.
Saludos y respetos por esa valentía paterna.

Anónimo dijo...

Qué bella forma de regresar al pasado y porqué no, hacernos retroceder al tiempo. EN Medellín hubo tren también, ahora es un Metro que atraviesa la ciudad y sus zonas cercanas. Lamento que ese tren que atravesaba ciudades lo hayan dejado acabar.

Un abrazo y besitos amistosos!

Isabel Estercita Lew dijo...

Por decreto del Poder Ejecutivo del mes de octubre de 1961, se decidió suprimir el servicio de tranvías bajo el pretexto de obsolescencia y enorme déficit. Todo camelo, no contaminaba y era super económico. Yo viajé en tranvía, dicen mis viejos que me llevaron al zoológico en él y aunque no recuerdo lo recuerdo en sus palabras como el más bello viaje que tuve. Por aquí sigue habiendo algunos para turismo, mi hija viajó en uno de ellos alquilados para despedidas de solteros y otras farritas… pero vendrían tan bien para el cotidiano de los que trabajamos y paseamos por la ciudad… Tu relato me llenó de nostalgias y un poco de bronca, pues siempre nos quitan las cosas gratas y las que no hacen daño, en cambio y por aquí me callo.

Besotes

esteban lob dijo...

Gabriela:
Parece que la ausencia de tranvías en nuestras ciudades y países nos hace ser compañeros del mismo dolor.
Es una muy buena definición-me parece-Gabriela, la de las personas ordinarias pasando situaciones extraordinarias.
Lo que pasa es que por su origen judío, si mis padres no hubieran salido "con lo puesto" a otros mundos, no habrían sobrevivido.Mejor dicho,no habríamos.

Lully:
Nosotros también tenemos un Metro muy útil en Santiago, pero pese a sus paulatinas extensiones todavía insuficiente.Sin embargo es existoso.
Me alegro volver a saber de ti.

Isabel Estercita:
Mira como coincide en el tiempo el fin de los tranvías en tu tierra y en la nuestra.
Seguramente los argumentos eran similares. Total, lo de "enorme déficit" es plenamente aplicable a la realidad de nuestro "moderno" Transantiago... y eso que no cuenta con tranvías.

esteban lob dijo...

Ulysses:
Es verdad. Cambian los tiempos pero "los expertos" como se dice en forma gráfica "siguen dando bote".

Nelson Alvarez dijo...

Hola Esteban, ojalá no pase lo mismo con los trenes que ya veo que los dan de baja y terminan con ese servicio... : (

Gabriela dijo...

Debo decir, estimado Esteban, que la definición de las personas ordinarias no es mía. La oí en la película El informante (The insider) y me parece que es la manera perfecta de definir cierto tipo de situaciones.
Reitero mis respetos por la valentía paterna.
Saludos sabatinos.

Makeka Barría dijo...

Recuerdo al Santiago de cuando era chica, alcancé a andar en esos tranvías con las dos antenitas conectadas a los cables, como provinciana me llamaba la atención y de a poco víví el cambio al transporte tradicional, y de a poco los tranvias fueron desapareciendo.
Lindo recuerdo, gracias.
Un abrazo y cuidate.

esteban lob dijo...

Nelson:
Es un temor válido. Al menos atenuado por los Metrotrenes, que ofrecen un servicio excepcional, conforme a mi experiencia.

Gabriela:
Se agradece, en nombre de mi papá ya fallecido hace 36 años.

María Angélica:
Además está claro que con el paso del tiempo solemos magnificar las bondades del ayer. Por supuesto me incluyo.

MNB dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MNB dijo...

Esteban:
Muy entretenida tu historia de esos carros.
A nosotros nos pasaban a buscar unas micros para llevarnos al colegio. Los hombres al Liceo Alemán y las niñitas a las Ursulinas.
Esas micros eran del mismo color que el uniforme del colegio. Mientras esperábamos en la puerta de la casa, mis hermanos se agarraban a piedrazos con unos niños del Hispanoamericano, del San Ignacio y Padres Franceses. Era divertido.
De más grandes nos íbamos caminando o en bicicleta, pero conocíamos los trolleys.
Eran ricos para ir a Misa con las tías, suavecitos y calentitos y siempre se les caían los "tirantes". El chofer se bajaba a arreglarlos y así se hacía muy entretenido el viaje al centro. Siempre vivimos en Vitacura, lejos de todo.
Es rico recordar tiempos de juventud.

Abrazos.

esteban lob dijo...

María de las Nieves:
Bonita historia la tuya del Santiago antiguo, sector Vitacura.
Yo pasé mi infancia en Nuñoa.
Veo que tus hermanos y los niños de los otros colegios fueron precursores de las "barras bravas".
(ja,ja,ja). ¿Nunca hubo un ojo en tinta?

Zulm@ dijo...

Bonita historia la suya y bonito Santiago, me encanta chile.
Saludos :)

Daniel. Te invito a visitar http://eldeportero.wordpress.com dijo...

Lastima que no se haya tenido el ojo de los "expertos" para haber desarrollado más el transporte por esta vía.
Saludos

esteban lob dijo...

Zulma:
¡Bienvenida!
No es por devolver flores, pero la verdad... la verdad... es que a mi me encanta Punta del Este y Uruguay en general...(excepción del 1 de abril en que jugaremos por eliminatorias del mundial. Al día siguiente seré otra vez admirador de todo lo uruguayo incluída la gloriosa celeste)

Daniel:
Así nomás es amigo.

Pablo:
¡Bienvenido!
Te agradezco tus palabras joven amigo.
Las anécdotas las he estado entregando en este blog y lo seguiré haciendo.
También te deseo éxito en tus estudios de sociología.

Unknown dijo...

En Sevilla también había tranvía hace muchos años, yo no lo conocí. Y aún se ven los railes ya incrustados en la calzada, por alguans calles. En la actualidad, han puesto un tranvía que va desde el Prado de San Sebastián hasta la Plaza Nueva (la plaza donde está el Ayuntamiento), un trayecto (casi ridículo diría yo) de 7 ú 8 minutos. Pero a mi me desespera montarme en él.. qué lentooooooooooooo, por dios!Yo creo que se tarda 2 minutos más en hacer el trayecto a pie.

Besos. Angie.

Por cierto, entonces yo no eres chileno (bueno, al menos, no de nacimiento, que imagino que por supuesto te sentirás chileno, claro)? no sabía, ejeje..

juan quintero dijo...

Aca en el pais hubo una epoca en el que el tranvia se utilizaba solo para transportar carga hacia uno de los puertos maritimos. Hoy en dia funcionan dos locomotoras que viajan al norte de la capital,por la mañana y por la tarde, mas que un servicio creo que se ha vuelto un pequeño impulso turistico, ya que son pocas las personas que lo utilizan. Saludos Esteban.

esteban lob dijo...

Angie:
Ja,ja,ja. O sea, es un buen ejercicio trotar junto al tranvía sevillano...y ganarle.

Por cierto, amiga, soy y me siento chileno.

Juan:
Pienso que los tranvías para carga son distintos. Los de pasajeros tenían su encanto...como los tienen los que subsisten en muchas ciudades sobretodo europeas.

Cheluca dijo...

Ahhh mi mamá me contaba de esos carros... yo siempre me los imaginaba por los rieles que todavía quedaban en la calle huérfanos (donde vivían unas tías de mi papá) debe haber sido muy lindo.

Oye... pero qué pesado ese cobrador... no parece chileno jaja qué buena anécdota... y lo de "faldivia" claro porque en alemán la v se pronuncia como f (volkswagen) jeje GENIAL!

Anónimo dijo...

Nada menos hoy le estaba comentando a mi madre de tu pos y me contó varias anécdotas del ferrocarril de aquí, que diferencia al metro moderno de ahora.

Besitos!

Luis dijo...

Yo también recuerdo los tranvias de Barcelona, incluso íbamos a la playa en ellos y se les llamaba "jardineras".
Entro a saludarte a través de otro blog, soy nuevo "bloggero".
Un abrazo

esteban lob dijo...

Cheluca:
Efectivamente. En Huérfanos y otras calles de ese sector, hacía el poniente, existen todavía "las huellas" tranviarias.Mis suegros también viven por allí, en una de esas casonas cuyo techo queda como a un kilómetro del suelo.

Lully:
Me alegra que el tema sea motivo de conversación en la bella Colombia y con tu mamá. Cariños a ella.

Quidquid:
¡Bienvenido!
Ya he pasado por tu blog que no parece recién estrenado. Como te lo digo allí, te deseo mucho éxito.

Cheluca dijo...

Sí!!! El techo era altísimo!!! Wow... es cierto! Y las puertas altísimas también. El piso era de madera y crujía cada vez que uno daba un paso... Uf...

Hada Isol ♥ dijo...

De seguro le pasó a tu padre!
Yo no conocí el tranvía pero cerca de donde crecí pasaba este ,cuando de niña cruzabamos esas vías mi madre siempre me decía "por aquí iba el tranvía,el mejor medio de transporte del mundo" y me contaba con cuanto gusto ella y sus primas paseaban en tranvía!
De las otras épocas en las que se poedía llevar una bandera o camiseta de tu equipo de futbol sin morir en el intento dejan en claro algo y es que el fútbol en si no es violento,es la sociedad,el mundo que cada día está más violento y eso se vé en las canchas,en las calles,en todos lados,muchas veces señalan al fútbol como un mal deporte por ello,y la verdad es que no es así,este mal se debe al mundo en general claro el sintoma se reconoce en lugares donde se junta mucha gente,este deporte es popular entonces se nota mucho más que antes el hecho de que la brecha social se abre cada día más,se nota la falta de educación,y hasta la desnutrición porque fijate Esteban que se comprobó que los niños que están mal alimentados durante la primera infancia pierden nueronas en las areas del conocimiento y en las afectivas por lo que se vuelven violentos e ignorantes y eso no solo es irreversible tambien se transmite como herencia!
En las viejas épocas siempre hubo pobres pero estos accedían a una buena alimentación no como ahora.Tambien se descubrió que la falta de cariño,y estress por violencia en los primeros años de vida genera un mecanismo de defensa que disuelve la vaina de mielina afectando el sistema nervioso asi que razones sobran para que el futbol hoy en día parezca un deporte de alto riesgo.
Me fuí por las ramas,me encantó tu post Esteban te deseo que tengas un buen día!

Fernando Rocchia dijo...

Yo no llegue a ver el tranvia en Buenos Aires...ahora hay uno que hace un recorrido corto sobre el barrio de "Caballito" y es solo para turismo.
Pèro sugún cuenta la gente mayor era hermoso.
Saludos y gracias por la visita.

esteban lob dijo...

Cheluca:
Todavía cruje en esas casonas, como si fuera parte de una película de terror.


Isol:
Excelente punto de vista, amiga.
Por cierto el fútbol no es culpable del descriterio y violencia de muchos de sus hinchas.

Fernando:
Gracias a ti.

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

Quizas debieran existir más filosofos en vez de ingenieros en el área de la organización de las grandes ciudades.

Recordemos la formación de las primeras polis.

Quizas sea eso lo que falte, el pensar bien, después el como ejecutar, y luego implantar.

Aca todo está en el ámbito de lo experimental.

Muy Buena la anécdota del Pedro de Faldifia.

esteban lob dijo...

Camino del Sur:
Te agradezco el tour que estás haciendo por mis diferentes post.

Sí...filósofos y(o) poetas. Creo que para ellos el tranvía es más querible que para nadie.

Cariños.

Lasinverso dijo...

Lindos recuerdos Esteban. Doy fé de lo que contó Angie sobre el tranvía de Sevilla.Si andando ya lo ganas aunque tengas que darle caña a los pies, lo mejor es competir con él montado en bicicleta, entonces sientes casi que vas en una nave espacial. jejeje!!!AAYY!! Muchos besitos para todos.

esteban lob dijo...

Versosoy:
Claro que la bici sería una nave espacial con ventajas, en términos de ejercicio y salud.
Caríños.