Volvemos a la rutina y a la esperanza que este fin de semana no tenga que ver con el irregular cuadro que nos dejó el del anterior "finde".
Estuvimos inundados en Santiago y otros sectores de Chile. Desde cualquier tribuna como esta, nadie se puede sustraer a los problemas de otros, por mucho que en lo personal no se haya padecido más que la entrada de agua por resquicios de una ventana. Es que dolía ver en las calles y en reportajes periodísticos, la impotencia de quienes perdieron a sus tres seres queridos, (hasta ahora), las historias en torno a los 9 desaparecidos y los vaivenes que acometen a 359 damnificados.
Un temporal enmarcado en lluvia interminable, a ratos muy violenta, frío con atemorizantes rayos y truenos, rutas cortadas, el río Mapocho cambiando su cauce normal por el de avenidas ciudadanas, pequeños comerciantes que sufrían el embate de las aguas en sus bodegas y locales y las responsabilidades diluidas culpando "al otro". En esas condiciones los cortes amplios de agua potable y también en algunos sectores de energía eléctrica, pusieron una nota de espanto en lo que debería haber sido normalmente un apacible fin de semana de otoño.
En uno de los casos más impresionantes, como fue el "paseo" que se dio el Mapocho por una de las avenidas más importantes de la capital, se practicó el uso de la frase que nos acompaña desde la época de la más tierna infancia. La del "yo no fui".
El Gobierno culpando a la concesionaria de la Autopista Costanera Norte, porque los trabajos que se estaban realizando en su interior, habrían provocado "la locura" del río; la Autopista reconociendo solo en parte su culpa y otros sectores señalando que el Ejecutivo debería haber practicado un mayor control de las obras.
Pero estos días de tanta conmoción por fenómenos de la naturaleza, nos hacen pensar que pasó lo mínimo en nuestro país en comparación con el terremoto en Ecuador, de inquietantes 7.8 grados y que afectó esencialmente a la provincia de Manabí, con 525 fallecidos y cuantiosos daños, aparte de los desaparecidos, heridos y desplazados, o de la tragedia de Dolores en Uruguay, en que un sorprendente tornado mató a 7 personas por las súbitas inclemencias del tiempo, aparte de los consiguientes destrozos y daños.
Nuestra llamada América Morena, víctima habitual de los embates de la naturaleza, no sabe de tregua larga en la materia.
Lunes 25 de abril:
El terremoto en Ecuador ya marca 654 muertes.
18 comentarios:
Hay veces en que parece que la naturaleza decide ponernos a prueba. Espero que sea este un fin de semana más tranquilo para todos, que la cifra de muertos ya no aumente. Tres, nueve o 525 son cifras demasiado duras de leer y de entender.
También Argentina no se está salvando, tengo amigos bajo el agua. Lo que mas admiro es la dignidad que emerge de la tristeza.... amigo Esteban.....
No conocía lo de las inundaciones debidas al Mapocho, no he leído prensa estos días pasados ni visto tv. Lo de Ecuador en cambio ha llegado a todos sitios, sobre todo aquí, donde tantos ecuatorianos viven y trabajan. He conocido su desesperación por no poder ayudar desde tan lejos. Es lo peor de las catástrafes, el sufrimiento de la gente.
La naturaleza tiene sus caprichos los cuales son duros de aceptar, lamento estas inundaciones que han producido victimas y siniestrados.
Que sea mejor este fin de semana.
Cuando la naturaleza se descontrola nadie queda a salvo. Valencia y Murcia son zonas con posibilidad de terremotos e inundaciones, Cuando vemos estos fenomenos, ya demasiado habituales en vuestros paisdes, se nos encoge el corazon. Contad con nuestras oraciones.
Vejo que cheias e inundações, não são só problema nosso. Por cá devido a chuvas intensas uma autoestrada que passava sobre um curso de água abriu uma cratera enorme, por abatimento do solo. Graças a Deus que foi de noite e não apanhou nenhum automóvel senão a tragédia seria maior. Vai ter obras durante mais de dois meses.
Abraço e bom fim de semana
Efectivamente Gabriela. Cantidad más, cantidad menos, nade calma el dolor de los familiares y amigos.
Cierto poeta Lao.Ustedes también han padecido de estas calamidades.
Acá en Chile también hay tragedias "complementarias". Hace pocos días se quemó el histórico Mercado de nuestra sureña ciudad de Temuco y ahí, al través de los medios de comunicación, vimos elocuentes demostraciones de la dignidad que mencionas, en medio del drama de haberlo perdido todo.
Gracias por los buenos deseos Mari-Pi-R, pero las inundaciones se han trasladado a la zona de Tomé, a unos 500 Km. de Santiago, mientras que en la zona central, Santiago incluido, llueve que te llueve, ojalá con pronto final.
Gracias Marcos por vuestro apoyo y oraciones.En verdad la naturaleza generalmente admirable, a veces se ensaña en múltiples puntos del mundo.
Definitivamente Elvira, en este mundo, que como en el caso de Portugal y Chile nos separa por miles de kilómetros, suele haber factores comunes que nos afectan por igual, en tragedias de diversas índole.
Así es Maluca. Las tragedias, en este caso por imperio de desastres por terremoto o inundaciones, entre otros, dejan cada vez el rostro visible de la desesperanza, más algún perro heroico y lo que Lao decía más arriba, de impresionante dignidad en medio de haberlo perdido todo.
Esteban, venho convidá-lo a dar um saltinho ao Sexta e juntar-se à festa.
Abraço
En Chile, lo que sucede muchas ocasiones, que: uno por otro la casa sin barrer. Mi solidaridad con los tres países, independientemente del número de fallecidos, aunque me ha afectado mucho lo del terremoto de Ecuador, ya que tengo muchos amigos ecuatorianos aquí en Sevilla, y uno de ellos ha perdido a dos de sus seres queridos.
Un fuerte abrazo, y esperemos que no se vuelva a repetir.
Pasaré enseguida amiga Elvira, con todo gusto.
Vaya Manuel qué de cerca te afectó el terremoto de Ecuador.Debe ser tremendo, como en el caso de tu amigo, perder a seres queridos sobre todo estando tan lejos.
Lo de Ecuador pone los pelos de punta. Lo que no sabía es que también Chile y Colombia han sido afectados por el desastre. La verdad es que actualmente son muchos los países que están padeciendo calimidades debidas a fenómenos meteorológicos, terremotos,etc. Pienso si la Madre Tierra estará muy enfadada con nosotros, porque no siempre hacemos lo correcto respetándola.
Ante el desastre nos queda la solidaridad y ante el futuro la cordura.
Un fuerte abrazo.
Hago mía tu frase, Chela, buscando solidaridad y cordura.Muchas veces nos faltan ambas.
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