El delito de Soledad Onetto

Cuando alguien desempeña durante su carrera varias actividades, cuesta que se reconozca que todas ellas esa persona las puede hacer con distinción.
Desconozco si en otros países tienen un concepto tan cerrado de estas cosas, pero ello en Chile resulta irritante, al menos en los medios de comunicación.

El caso más reciente es el de la periodista Soledad Onetto, quién se retira de Canal 13 porque tras años de brillante labor como conductora del noticiario central de esa estación, se le pretendía cambiar a programas de entretención, con el argumento de que al animar ella el Festival de la Canción de Viña del Mar en años consecutivos, se había desperfilado en su imagen original.
Ese extraño concepto de los ejecutivos del canal, no admite la opción lógica en el sentido que él o la protagonista de la condena a la guillotina, haga todas las funciones encomendadas por la misma empresa en forma eficiente y altamente profesional, en el caso de Soledad con el plus de su belleza y simpatía.

Con el perdón de mis lectores, y no por afán ególatra sino de comparaciones, recuerdo mis tiempos en que simultáneamente yo relataba y comentaba deportes, leía noticiarios en radio y TV y animaba programas matinales de gran sintonía comprobada, en que hacía personajes y contaba chistes. Recibía el reconocimiento del público, pero a nivel de ejecutivos de los medios me salían con la misma cantinela aquella de "si Esteban hace un personaje, quién le va a creer una noticia"...o bien "cuando grita un gol, más de alguien va a creer que es un chiste".Todo ello, claro, partiendo de la base que los espectadores o auditores eran interdictos o incapaces de diferenciar.

Por aquello comprendo planemente la injusticia que se comete con Soledad.