España con justicia

Plaza de Cibeles, lugar habitual de celebraciones en Madrid

Y se terminó la fiesta máxima del fútbol mundial.
El gol agónico de Iniesta en tiempo extra, cuando ya creíamos en una definición por penales, puso justicia, porque España fue más que Holanda en el partido decisivo.
Me alegro principalmente por el DT de los rojos, hoy azules. Vicente del Bosque siempre y especialmente en este Mundial, ha dado demostraciones aparte de su calidad como gran conductor de grupo, de ponderación y sencillez. Nunca una descalificación a algún adversario, nunca un agravio, siempre en sus cabales lo que parece normal, pero no lo es tanto si tomamos el caso del técnico serbio de Ghana quién ha tenido la audacia de pedir que la FIFA determine que en caso de una mano como la del uruguayo Suárez, que privó del gol del triunfo a los africanos ante los charrúas, se determine gol en el futuro en lugar de sancionar penal. Además fustigó al propio delantero celeste poniendo su acción a la altura de otras claras trampas que adquirieron fama en el fútbol mundial, lo que por cierto no corresponde. La de Suárez fue una acción desesperada e instintiva, castigada con su expulsión y con aquel penal en contra. Suárez no tiene la culpa que Ghana haya desperdiciado el penal.

Al final de cuentas España se llevó con honores la corona y Holanda fue un digno subcampeón, más por los partidos anteriores que por lo que hizo en el cotejo decisivo. Alemania merece la medalla de bronce especialmente por su notable producción ante Inglaterra y Argentina. Desplazó a Uruguay en un partido que debió ganar el equipo sudamericano, si no hubiera sido por tres fallas gigantescas del arquero Muslera que significaron nada menos que tres goles. Ello demuestra lo delicado que es ser portero. El mismo guardavallas que juega en la Lazio de Italia, había sido alto valor en los otros partidos, hasta que frente a los germanos mostrara tan gruesos errores.

Para Sudamérica este fue un Mundial con sabor agridulce, en verdad más agri que dulce. Como nunca llegamos con 5 equipos a octavos y ahí quedamos necesariamente con 4 tras el choque Brasil-Chile. Cuando soñábamos hasta con final sudamericana, destiñeron Brasil y Argentina, Paraguay no pudo contra España y Uruguay, gran sobreviviente, sucumbió con Holanda y con Alemania, pero llegando más lejos que los otros sudamericanos, quienes todos le habían aventajado en las eliminatorias en nuestro sub-continente.

En definitiva hemos vivido intensamente otro Mundial, con todas sus vaivenes, alegrías y tristezas. Por cierto las alegrías de unos suelen ser las tristezas de otros. Ello está inserto en la génesis y el ADN del fútbol.