En mi reciente viaje a la República Dominicana, me llamó la atención que la altura máxima de las instalaciones hoteleras que por centenares circundan esas maravillosas playas, se base en un parámetro singular:
Ninguna de ellas puede superar la altura de...LA PALMERA MÁS ALTA del lugar.
Esto vale, naturalmente, para todas las construcciones hoteleras, ya sean de capitales y propietarios españoles (la gran mayoría), estadounidenses, alemanes y no sé que otros.
Se me ocurre que no hay propietarios propiamente dominicanos, salvo el diseñador Oscar de la Renta quién hace sociedad con Julio Iglesias, ambos dueños de un resort.
Hay sectores de la RD, como la famosa Punta Cana, cuya playa llamada Bávaro tiene una extensión cercana a los 35 kilómetros, de aguas cálidas y arenas blancas, rodeada de enormes palmeras y vegetación tropical.
Su historia como factor turístico es muy reciente:
en 1985 un hispano de apellido Barceló, propietario de la cadena mundial de hoteles de esa denominación, sobrevoló el sector vírgen y descubrió de nuevo América, como lo había hecho Colón antaño en la misma zona.
Barceló logró instalar en ese sector paradisíaco, un complejo hotelero que fue el primer resort, atrayendo a turistas norteamericanos y europeos, inicialmente.
El ejemplo cundió y hoy en la hasta mediados de los 80 zona vírgen, se extienden unos 50 hoteles, con connotación tres, cuatro o cinco estrellas. Algunos son de tanto esplendor que más pareciera que fuesen de unas siete estrellas y medio, más o menos.
Lo acontecido con Playa Bávaro se hizo extensivo a otras zonas turísticas en República Dominicana, como Puerto Plata, que al igual que Punta Cana está en el Atlántico, o Bayahibe que se encuentra en el Mar Caribe.
En las cercanías de la capital, Santo Domingo, también existen esos increíbles resort, lo mismo que en los alrededores de la antigua ciudad La Romana, en los dos casos también junto al Caribe.
La situación creó miles de empleos y convirtió el turismo en una de las principales industrias del país centroamericano, generando la construcción de aeropuertos internacionales como el de la propia Punta Cana.
Lo próximo es la construcción de una carretera de primer nivel que reemplace a la actual entre Punta Cana y Santo Domingo, que ha quedado lenta y fuera de época, con enormes baches en el pavimento, que me recordaba los de nuestra avenida La Paz.
Claro que en eso le ganamos a los dominicanos, pese a todo, porque nuestros "eventos" en Avenida La Paz son insuperables todavía. No hay "mejores" ni más indignantes.
Pero, sigo:
la nueva autopista dominicana será con pago de peaje, toda una novedad en el país, pero tendrá cuatro pistas, otra novedad absoluta.
Cuando contaba entre amigos, a mi regreso, lo de la altura de la palmera más alta como indicador oficial para la medición de las construcciones hoteleras al borde de playa, me decían que menos mal que los actuales dueños son españoles, alemanes y yankees, porque de ser chilenos ya se les habría ocurrido alguna fórmula ingeniosa para subir de altura alguna de esas palmeras.
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