Cuando no hay nada mejor que escribir, es bueno recurrir a alguna vieja entrada.
DICIEMBRE 22, 2010
En defensa de mis amigas vacas
En tiempos de mi niñez, mi padre tenía un establo.
Así se denominaba a lugares en que se vendía "leche al pie de la vaca". Pero como los establos estaban situados en zonas residenciales y los animales no podían pernoctar allí, las vacas hacían cada día una larga caminata junto a su arriero, desde un sitio rural ubicado a unas 70 cuadras de distancia hasta el establo, donde se procedía a ordeñarlas.
Luego de un no muy largo descanso, eran llevadas nuevamente a su mini parcela. Sucede que muchas de nuestras vacas tenían su domingo siete y luego daban a luz simpáticos terneritos que permanecían en el establo, mientras ellas iban y venían en cada jornada.Pero lo que me hizo admirar desde muy pequeño a mis amigas vacas, era su notable instinto maternal y su fantástico poder de ubicación.
Fue común, en esos lejanos tiempos de mi infancia, sentir desde mi casa, situada al lado del establo, la forma en que a medianoche o de madrugada las vacas-madres retornaban solitarias a ver y proteger a sus terneritos, cruzando la larga distancia existente entre la parcela y el establo, por caminos entonces polvorientos y abandonados, que no iban en línea recta ni mucho menos. Antes, superaban en la inmensidad de la noche para salir al camino, vallas y alambradas.
Que a las 4 de la madrugada una vaca hiciera muuuuuuuuu frente a mi ventana era de lo más natural, como también que mi padre se levantara a abrirle el portón de entrada.
Hoy, al cabo de los tiempos, la proeza de las vacas-madres se me agiganta y me hace pensar que son más creativas y abnegadas que la mayoría de quienes menosprecian su...intelecto.
La foto pertenece a:
los animalesysuentorno.blogspot.com
Fue una vivencia infantil, pero debido a que hace algunos días escuché un comentario en que alguien dijo muy agresivamente y con total falta de sutileza que fulana es más tonta que una vaca, renació mi añoso cariño por aquel generalmente vilipendiado animal.
En tiempos de mi niñez, mi padre tenía un establo.
Así se denominaba a lugares en que se vendía "leche al pie de la vaca". Pero como los establos estaban situados en zonas residenciales y los animales no podían pernoctar allí, las vacas hacían cada día una larga caminata junto a su arriero, desde un sitio rural ubicado a unas 70 cuadras de distancia hasta el establo, donde se procedía a ordeñarlas.
Luego de un no muy largo descanso, eran llevadas nuevamente a su mini parcela. Sucede que muchas de nuestras vacas tenían su domingo siete y luego daban a luz simpáticos terneritos que permanecían en el establo, mientras ellas iban y venían en cada jornada.Pero lo que me hizo admirar desde muy pequeño a mis amigas vacas, era su notable instinto maternal y su fantástico poder de ubicación.
Fue común, en esos lejanos tiempos de mi infancia, sentir desde mi casa, situada al lado del establo, la forma en que a medianoche o de madrugada las vacas-madres retornaban solitarias a ver y proteger a sus terneritos, cruzando la larga distancia existente entre la parcela y el establo, por caminos entonces polvorientos y abandonados, que no iban en línea recta ni mucho menos. Antes, superaban en la inmensidad de la noche para salir al camino, vallas y alambradas.
Que a las 4 de la madrugada una vaca hiciera muuuuuuuuu frente a mi ventana era de lo más natural, como también que mi padre se levantara a abrirle el portón de entrada.
Hoy, al cabo de los tiempos, la proeza de las vacas-madres se me agiganta y me hace pensar que son más creativas y abnegadas que la mayoría de quienes menosprecian su...intelecto.
La foto pertenece a:
los animalesysuentorno.blogspot.com
34 comentarios:
HAY INSTINTOS QUE SUPERAN AL RACIONALISMO. GRACIAS POR TRAER ESTA FORMIDABLE ENTRADA.
ABRAZOS
Gracias Relti. Aquellas vivencias me demostraron a temprana edad, la fuerza sobrecogedora del instinto maternal.
Abrazo austral.
gracias por visitarme^^
Lo mismo digo Kristalle.
Que lindos recuerdos de tu niñez.
Me encanta leer tus recuerdos, me llevan a tiempos y lugares que de otra manera no conocería.
Pese, tocayo, a que en ese entonces no me hacía gracia la despertada con mugidos a las 2 de la mañana.
Gracias Gabriela. Es la magia de los blog, amiga.El mismo efecto genera el tuyo.
Cuando se vive cerca de los animales se les conoce y uno se sorprende de la capacidad que tienen en llegar a funcionar por si mismo y sobre todo lo que llegan a proteger a los suyos, como a sus becerros.
Buenos recuerdos nos has traido de tu infancia.
Una feliz Pascua.
Efectivamente Mari. La cercanía con los animales permite conocerlos mucho mejor, lo que por mi experiencia desde los albores de mi vida, alcanza más allá de los tradicionales perros y gatos.Enhorabuena.
Feliz Pascua también para ti, amiga.
Esteban, sou uma apaixonada pelos animais, brigo para defendê-los! São inteligentes, carinhosos e têm sentimentos. E aprendemos muito com eles.
Dizem, os especialistas, que toda a criança precisaria ter um animal de estimação. Eu fui criada com animais: cachorros, cavalos, papagaio...
Beijo, meu amigo, uma feliz Páscoa pra você e sua família!
También para ti Tais, esposo y familia, los mejores deseos.
¡Qué lindo haber crecido entre cachorros, caballos y hasta los hermosos papagayos!
El instinto maternal abarca a todos los animales. Pensamos que somos nosotros los llamados seres pensantes que somos extraordinarios y dueños de todas las facultades. Gran error, nuestros hermanos menores nos podrían dictar cátedras de amor universal.
Un gran abrazo Esteban.
Y con creces, Taty.
Un beso.
El instinto, eso que hemos perdido los humanos, podríamos muy bien equipararlo a otro tipo de inteligencia, otro sentido. Algo que esa eminencia de la que hablas ni tiene ni tendrá jamás.
Saludos, Esteban
Y pese a ello, apreciada Ana María, nos puede dar esas lecciones inolvidables.
Abrazo.
Recuerdo la espera, a la puerta de la casa de mis abuelos, a la "vaquera" (así le decíamos al regreso de las vacas del pueblo) Muchos niños salieron adelante gracias a la generosa leche de las vacas que criaban sus padres. Amo las vacas, además, ¡mi madre fue lechera!
Me ha gustado mucho pasar por tu casa. Saludos.
¡Muy bienvenida Mara a este blog!
Me alegra que el post te haya llevado al recuerdo de tu niñez y a la linda actividad de tu madre.
Saludos.
Muy tierna tu entrada, Esteban. Mi abuelo también vendía leche, pero ordeñaba las vacas en la finca y llevaba la leche hasta el pueblo en un desvencijado camión del año cuarenta y ocho.
Es este caso, mis vaquitas, no tenían que hacer la caminata de las tuyas.
Un abrazo.
Y observado en el tiempo, amigo Rafael, la caminata de "las mías" a diario y en medio de invierno pleno, sobre todo, me parece muy cruel, por más que las circunstancias y las costumbres de entonces no lo permitieras de otro modo.
Fe de errata:
NO LO PERMITIERAN.
Qué entrañable recuerdo! No imaginé que las vacas también tendrían ese férreo instinto maternal, gracias por hacérmelo conocer. Beso
Ciertamente RosaMaría, es para mí un recuerdo agradable, por más que las abnegadas vaquitas me despertaran en mitad de la noche.
Un beso.
S
i
Unos bellísima recuerdos mi querido Esteban.
Precisamente me estaba acordando en estos días cuando en mi niñez mis padres compraban y nos daban a beber leche fría envasadas en botellas de vidrio.
Inolvidables!!
Y yo, Ricardo, recuerdo que las botellitas de vidrio eran de la competencia, que venía en camionetas de las marcas Central de Leche o Delicias a vender a domicilio. Se intercambiaban botellas llenas de un litro por botellas vacías de la respectiva marca. Pero "nosotros" vendíamos "al pie de la vaca" y los compradores traían su envase, el cual era llenado.Fueron
también tiempos en que el hielo lo llevaban en barras a las casas porque no existían todavía refrigeradores en ellas.
Caro amigo Esteban, gostei muitíssimo desta sua excelente crônica, que faz uma justa defesa das vacas, esse extraordinário animal. a quem tanto devemos. Também aprendi a gostar e a respeitar as vacas, e, por consequência os demais animais. Meu pai também reunia seu gado numa "invernada", no município de São Joaquim, Santa Catarina, e com ele aprendi a fazer ordenha, bem como tratar as vacas com as rações apropriadas, levá-las para o campo para pastarem e, à tarde as reunia para levá-las de volta ao estábulo, onde dormiam. Eu não tinha mais que oito anos. Por isso esta bela crônica mexeu com esse passado tão bom e saudoso. Parabéns.
Um grande abraço.
Pedro
Muchas gracias amigo Pedro. Compruebo que tenemos algo en común desde hace mucho tiempo, que es nuestro pasado junto a las vacas brasileñas y chilenas, a las que aprendimos a querer en nuestra lejana infancia. Más lejana en mi caso, naturalmente.
Abrazo austral.
de pequeño y a la vera de los campos mims abuelos las tenian y siempre me daban un talante conciliador verlas comer y rumiar la hierba , desde mi blog de horas rotas Esteban cordiales saludos.. j.r.
¡Bienvenido José Ramón! Iré a conocer "horas rotas".
Apreciado Esteban
¡Qué relato tan conmovedor! Al parecer las vacas son mejores madres que algunas mujeres modernas. Las vacas también son mis amigas, aunque no coma carne, consumo diariamente leche y sus derivados, además ellas adornan el paisaje.
*
Me disculpo por hacerte preocupar, estuve con exceso de trabajo y creo que he terminado con síndrome de fatiga, pero poco a poco me he repuesto. Un abrazo con afecto.
Cordiales saludos
Excelente noticia, apreciada Rud, la de tu vuelta "al ruedo".
Eres más amiga de las vaquitas que lo que crees, de momento que no comes carne.
Abrazo austral.
Hola, Esteban
Olvidé decirte: ¿a qué te refieres con el “domingo siete”?
Cordiales saludos
Es, amiga Rud, un dicho popular que-veo en Internet-no solamente se emplea en Chile. Te reproduzco una de sus explicaciones, plausible tomando en cuenta la significación que se le da aquí en Chile.
"¡Salió con su domingo siete!, es un dicho longevo y popular en varios países, pues se trata de una frase en la cual se relaciona a una mujer, soltera y joven, que ha quedado embarazada, aunque también se ha ligado una persona que realiza alguna tontería o comentario inapropiado.
El arqueólogo mexicano Eduardo Merlo Juárez, ha señalado a varios medios de comunicación, que la pegajosa frase tiene su origen en una leyenda del Norte de Europa. Más precisamente en Dinamarca y Noruega, donde unos pequeños duendes son los responsables de aquel dicho."
Que tengas un buen resto de fin de semana.
Mi querido Esteban :
Nuevamente rescataste un recuerdo cuando siendo yo adolescente mi padre me pidió le ayudara a administrar una finca adonde había sembrados de café y vacas de leche.
Bellos recuerdos!!!
Un abrazo grande.
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