A uno de mis cuñados lo apodan desde pequeño Pepepe porque su hermano Sebastián, al querer colocarle el chupete en la primera infancia de ambos, le decía en su media lengua pepepe, pepepe.
El hecho es que al cabo de tantos años desde entonces, Pepepe es un destacado abogado y en ese círculo como en otros, solamente se le conoce con su nombre real, Alberto.
Cuando pequeño y durante su juventud, Alberto o Pepepe en el ámbito familiar y de amigos cercanos, gustaba de la música, principalmente el rock de entonces, el que ejecutaba a su manera de modo muy estruendoso para los tímpanos de los vecinos. Le acompañaban otros muchachos del barrio.
De pronto la banda rockera encabezada por Pepepe incursionó en recitales y festivales con algún grado de éxito.Ello lo envalentonó y entonces empezaron a actuar en diferentes sitios de mayor rango. Cierta vez se presentaron en una carpa situada a un costado de la plaza Pedro de Valdivia, en el límite de las comunas de Providencia y Ñuñoa en la capital chilena.
El hecho es que don Jorge, todo un caballero a la antigua y la señora Carmen, ambos fallecidos no hace mucho, concurrieron luciendo sus mejores galas a la exhibición rockera de su hijo Pepepe y sus amigos.El recinto lleno hasta las banderas, como dicen en España, derrochaba algarabía y entusiasmo juveniles.En medio del frenesí ambiente tocaron Pepepe y su grupo.Antes, durante y después de la exhibición de los muchachos, la carpa se estremecía con gritos, vítores, aplausos y silbidos, prevaleciendo estos últimos, que eran emitidos en señal de adulación para con los músicos, como se estila hoy en todo el mundo.
Pepepe quedó feliz pero mi suegro estaba desencajado. Al abandonar el recinto mientras el director de la banda, su querido retoño, se acercaba a despedir a sus padres, orgulloso y satisfecho, don Jorge le dijo a modo de consuelo:
“Lamento hijo que lo hayan chiflado tan fuerte. Yo creo que le salió bien. No les haga caso”.
21 comentarios:
Una gran anécdota que me ha echo reír de imaginarme el rostro de los protagonistas.
Recibe un abrazo desde Japón.
Javier:
Si te ha arrancado una sonrisa me alegro, dada tu situación post tsunami en Japón. Espero que las cosas vayan mejorando allá para ti y para todos.
Las noticias acerca del trabajo demoledor de los sobrevivientes en zona de radiación conmueven.
Imagino la cara con que Alberto/Pepepe habrá mirado a su padre luego de ese comentario.
¿Todavía sigue tocando la banda?
Saludos.
Gabriela:
Nooo. No sigue tocando. Fueron "pecados" de juventud.
Aqellos tiempos donde las bandas hacian sus conciertos,y los muchachos iban no solo a escuchar y divertirse sino a ver con que chica ligabas.Yo tambien tuve una banda era el encargado de cargar con los instrumentos...
Para Javier
Fuerza Javier.Cuidate mucho.cualquier cosa que necesites aqui estamos para apoyarte.
Cyrano:
Bueno...alguien debía cargar los instrumentos,¿no?.
Cyrano:
Me alegra tu solidaridad para con tu compatriota peruano "anclado" no en París como en el tango, sino en el sufriente japón.
Jajaja las diferencias en los estilos de vitorear se dejaron ver con los años! Qué risa!
Un abrazote
¡Qué amor don Jorge! Él "por si las moscas", defendía a su hijo, es que las diferencias generacionales siempre fueron de desconcertar a nuestros mayores de aquella época, como ahora los más chicos nos desconciertan a nosotros.
La historia de tu cuñado es casi un calco de la historia rockera del mío, que además, también se llama Alberto aunque de segundo nombre. Me has hecho acordar de aquellas épocas en que tocaba en una banda y el resto de los amigos los acompañábamos gustosos a repartir estruendos aquí y allá. Jajajaja
Gracias, Esteban, leerte es un placer, tus recuerdos casi siempre me traen los míos.
Besos.
Muy divertido Esteban. Con muchísimo respeto, el sobrenombre lo identifico lo que se llama aquí Carnaval Carioca, es un baile muy divertido que se hace en fila, con mucho ruido, globos, cornetas y otras tantas, donde todos empiezan cantando "pepepepe...." UN ABRAZO
Lao:
Bueno saberlo, amigo.Haremos la ficción y le quitaremos una pe.
Enriquecedora anecdota mi querido Esteban.
Fuerte abrazo..
Tocayo, soy yo pero desblogueado (era hora de que aparezca). Para el carnaval... y ya paso no (digo, el pepepepe (!). Menos mal que no lo tomaron nunca para la joda con lo del carnaval.
Saludos
No sabía que Pepepe era artista..raro en un abogado. Un abrazo.
Herman:
jajajaja. Bueno...artista, artista ¿quién sabe?.Pero lo pasaba muy bien con la música. Pecados de juventud.
Ricardo:
Las anécdotas "amenizan" nuestras vidas.
Tocayo:
En todo caso "las jodas" en buena onda suelen ser gratas.
Otra para tocayo Esteban:
En 2 ocasiones te comenté en tu blog en la interesante nota sobre el desaparecido Huracán de Colombia...pero parece que no pude llegar a destino.
Buenísimo! Me lo imagino live!
Un abrazo!
Hmm, la moderación de comentarios, probablemente. Yo no eliminé nada, la verdad, no se por qué no salieron. Desgraciadamente, hace tiempo tuve que poner la moderación por la cantidad de insultos que dejaban, y me canse de aquello.
Abrazo.
Tocayo:
Siendo así se justifica la moderación, pero no me había pasado en otros blog moderados. Algo raro sucede.
Publicar un comentario